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Ventana abierta

Las escorias de la incineradora…

… se están vertiendo sin control y se van a mezclar con amianto, lodos de depuración y más escorias. La incineradora, además de olores y humos, produce otros tipos de residuos, las cenizas volantes que son residuos peligrosos y las escorias de fondo que son residuos no peligrosos. Pero la normativa ambiental establece diferencias entre estos tipos de residuos y los vertidos inertes, como los escombros.
Cada tipo de residuo necesita por normativa un tratamiento diferenciado. No hay en Melilla ningún vertedero de residuos peligrosos. Las industrias que los producen tienen que llevarlos a la incineradora, que los transforma en residuos peligrosos en forma de cenizas volantes que son llevadas a la peninsula. Pero las escorias se consideran residuos no peligrosos y se llevan a un vertedero de esa categoría, como el que se construyó en Melilla y se colmató a los 3 años debido a que nadie recicla las escorias.

Desde que la actual legislación de residuos entró en vigor, 2011, hasta que se abrió el vertedero de residuos no peligrosos en Melilla pasaron 3 años, pues comenzó a verterse en él en 2014. Y en 2018 ya está colmatado. ¿Dónde han ido a parar desde 2011 las escorias de la incineradora?¿Y antes?
Guelaya discrepa de que las escorias sean residuos no peligrosos precisamente porque proceden de quemar residuos que sí lo son. La Consejería ha presentado unos análisis que hemos rebatido solicitando que se aporten los análisis trimestrales, que nunca han aparecido por ninguna parte. El vertedero debe controlar lo que se vierte, y en Melilla al parecer no existe control alguno.

En este debate la propuesta de Guelaya es que si no hay sitio para disponer de un vertedero de residuos no peligrosos en Melilla hay que llevárselos a la península, utilizando la disposición que establece que el Estado se encarga de financiarlo. Pero la decisión que ha tomado la Consejería ha sido verter las escorias como si fueran inertes, manteniendo lo que denomina “almacenamiento temporal” durante no sabemos cuántos años más.

Lo que debería ser un almacenamiento temporal para valorizar los residuos inertes en forma de áridos para la construcción se convierte en un vertedero sin uso alguno, con el riesgo de que ahora se colmate también. El vertedero de inertes de esta forma se va llenando de residuos de construcción que nadie utiliza, y que creemos que se pensaban utilizar como relleno en la ampliación del puerto, y ante la previsible negativa de la resolución ambiental del proyecto va a provocar un caos en el vertedero de inertes y en los terrenos que han venido utilizándose como almacén de tierras de relleno. El vertido de las escorias no hace sino engordar el problema.

A las escorias de la incineradora que no deben estar en el vertedero de inertes se añaden los lodos de depuradora, que se dejaron de incinerar en algunos momentos y se depositaron igualmente en el vertedero de inertes, a pesar de que estos lodos son también residuos no peligrosos. Y finalmente, el descontrol ha llegado al amianto tras el verano, porque restos de uralita que se dejaron en el mes de septiembre en la zona donde están vertiendo las escorias siguen allí 2 meses después.

Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta que hay uralita si está a la vista en la zona donde se vierten las escorias. Es por no pagar a la empresa que tendría que recogerlo y llevarlo a un vertedero de seguridad para la uralita. Si el verano que viene se utilizan los áridos del vertedero de inertes para recuperar playas, podríamos acabar tumbándonos encima de una mezcla de lodos, áridos y escorias, aderezado con un toque de amianto.

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