Todo parece indicar que con Sánchez volverán los años perdidos de Zapatero, en los que este proyecto importante para nuestro futuro se quedó guardado en un cajón hasta que Rajoy llegó a Moncloa y lo rescató del olvido del Gobierno. La historia se repite, una vez más, para desgracia de esta ciudad Muchas son las veces que se ha hablado de la importancia que el proyecto de la ampliación del puerto tiene para el futuro de Melilla, una ciudad cuyo desarrollo viene lastrado por numerosos factores que vienen dados, fundamentalmente, por su ubicación y limitaciones geográficas. A pesar de ello, no ha conseguido un consenso político ni social, impidiendo que sea considerado por todo el mundo como el proyecto de ciudad que es. Y por esa falta de acuerdo unánime, de la que son culpables tanto quienes no han querido hacer suyo el proyecto como aquellos que lo abanderaron y no han conseguido que toda Melilla lo haga suyo, hoy la ampliación del puerto está en riesgo.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Melilla, Miguel Marín, advirtió hace unos días que la ampliación del puerto no aparecía en el borrador de los Presupuestos Generales del Estado de 2019 que elaboró el Gobierno de Pedro Sánchez tras un acuerdo con Podemos, y que debido a la previsible falta de apoyos, no se atreve a presentar en las Cortes para ahorrarse el mal trago. De ser cierto lo que dice Marín, el hecho de que el PSOE no haya dado continuidad sobre los Presupuestos de 2019 a un proyecto que sí aparecía comprometido en 2018 con los primeros fondos necesarios para iniciar la obra, deja muy a las claras que el PSOE no está por la labor de que la ampliación del puerto sea una realidad en nuestra ciudad.
Y es preocupante, teniendo en cuenta que el PSOE nunca ha dado una alternativa a dicho proyecto para lograr el objetivo que persigue, y es dar respuesta al revulsivo que Melilla necesita en su modelo económico para hacer frente a los numerosos hándicaps a los que se enfrenta, entre ellos, como hemos dicho, las limitaciones geográficas que sufre esta ciudad por su idiosincrasia de tener fronteras físicas por todos lados, unida a su ubicación «aislada» en el norte de África y el enorme y endémico problema del paro que le amenaza cual espada de Damocles.
El proyecto de ampliación del puerto comercial puede ayudar a lograr ese objetivo de alcanzar un modelo económico alternativo. La magnitud de la obra invita a creerlo: casi 300 millones de euros de inversión pública en varios años y cerca de 3.000 puestos de trabajo que se podrían crear entre directos e indirectos. Hasta ahora es el único proyecto que se ha puesto sobre la mesa para intentar resolver la falta de expectativas que sufre Melilla desde hace ya demasiados años, porque el PSOE, más allá de su escuela de cruceros o de entrar en la Unión Aduanera, no ha propuesto nada más. Lejos de ello, arrebata a esta ciudad una de las pocas esperanzas que tenía con la ampliación del puerto justo cuando, después de años de superar obstáculos burocráticos, estaba más cerca de hacerse realidad. Todo parece indicar que con Sánchez volverán los años perdidos de Zapatero, en los que este proyecto importante para nuestro futuro se quedó guardado en un cajón hasta que Rajoy llegó a Moncloa y lo rescató del olvido del Gobierno. La historia se repite, una vez más, para desgracia de esta ciudad.
