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El Centro de Historia militar celebra Santa Bárbara recordando a dos héroes artilleros

Los artilleros Joaquín Arespacochaga (izquierda) y Alfredo Marquerie (derecha)

El Centro de Historia y Cultura Militar de Melilla, con motivo de la celebración de la Patrona de Artillería, Santa Bárbara, ha querido recordar la figura de dos héroes artilleros que perecieron al servicio de España durante distintas campañas en el marco de las guerras de África, y que se encuentran enterrados en el Panteón de los Héroes de nuestra ciudad. Ambas figuras, Joaquín Arespacochaga y Alfredo Marquerie, demostraron ser fieles estandartes de los más nobles valores militares. El primero falleció en 1909, víctima de una enfermedad, tras ignorar sus cuidados, hasta la extenuación, en aras del deber; el otro pereció con honor, acribillado tras la rendición de una posición sitiada, habiéndose negado a correr una suerte diferente a la de sus hombres. En la proximidad de la Patrona del Arma de Artillería, la célebre Santa Bárbara, el Centro de Historia y Cultura Militar de Melilla ha querido recordar la figura de dos artilleros ejemplares, fallecidos en diferentes campañas militares y que reposan en el camposanto melillense.
Estos hombres fueron ejemplo de los valores militares que siempre llevaron a gala y practicaron, como la disciplina, el espíritu de sacrificio y de servicio, el valor o el compañerismo, y por defender el honor de España entregaron lo más preciado que tenían, su vida.
Estos hombres fueron Joaquín Arespacochaga y Montoro, Coronel de Artillería y Jefe de la Comandancia de Artillería de la Plaza, en 1909, y Alfredo Marqueríe y Ruiz Delgado, Comandante del Regimiento Mixto de Artillería de Melilla.
Joaquín Arespacochaga nació el 20 de noviembre de 1850, en Madrid, y su pródiga vida militar lo llevó a Melilla en 1908, siendo designado Coronel en Jefe de la Comandancia de Artillería de Melilla. En esta plaza, participó en la campaña militar de 1909, al mando de 11.723 hombres y un apoyo de fuegos con 93 cañones de diferentes calibres.
Pese a que hubo unas 700 bajas, entre muertos y heridos, a raíz de los combates, Arespacochaga no falleció directamente por causa de dichos combates, sino por no guardar el debido reposo pese a encontrarse gravemente enfermo: se puso al frente de sus tropas, muriendo en Melilla, días después de iniciadas las hostilidades.
Arespacochaga recorrió una por una las posiciones para inspeccionar y tener perfectamente asegurado el funcionamiento de las baterías de cañones, y participó en varias acciones de campaña hasta el 21 de julio, día en que se retiró enfermo como consecuencia de las fatigas que le produjo el servicio, falleciendo el día 24 de julio de 1909 en Melilla, a la edad de 59 años.
Alfredo Marqueríe y Ruiz Delgado, nació en la Manila española (Filipinas) el 1 de septiembre de 1873, y también tuvo una pródiga vida militar, participando en la campaña de Filipinas y desempeñando empleos en diversos destinos hasta llegar a Melilla.
Hombre muy culto y afable, se le nombró académico de la Historia, y fue también autor de varios libros.
Marquerie, quien tenía un hijo de 14 años en Melilla, partió hacia el frente, en Dar Driouch, en agosto de 1921. Al despedirse de él le dijo: “Hijo mío, ya no nos volveremos a ver”.
En Dar Driouch, se hizo cargo del mando de las baterías de cañones, ya que se encontraban sin jefes y protegió, con ellos, la retirada de la columna del general Navarro desde Dar Driouch a Monte Arruit. Marquerie mandó quitar los cierres a los cañones, para que el enemigo no pudiera hacer fuego contra ellos. Ya en Monte Arruit, estuvo al mando de una zona defensiva con los oficiales de artillería que quedaban y un grupo de artilleros y soldados, y dio la orden de que, en caso de faltar agua, se la dieran a los soldados en vez de a los oficiales.
En el momento de rendirse la posición, el 9 de agosto de 1921, se negó a acompañar al general Navarro y a su estado mayor, a una salvación segura y salió de la posición al frente de sus soldados en formación de a cuatro. Antes, les dijo:”Hijos míos, si sois creyentes, rezad, porque este es el último momento de nuestra vida. Vamos a morir por Dios y por España”. Cuando se recuperó la posición, al mes siguiente, encontraron los cuerpos momificados y en el orden de la formación en que cayeron abatidos.
Aunque fallecido el 9 de agosto de 1921 en Monte Arruit, fue enterrado el 27 de octubre de 1921 en el Panteón de Héroes de Melilla.

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Redacción

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