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Fernando Belmonte y sus proyectos de futuro

Fernando Belmonte

Hace tres años te marchaste súbitamente, sin previo aviso ni indicios de tu partida definitiva. A mí, me privaste de ti que, en gran medida, era como privarme de casi todo. A tus amigos y a cuantos te conocieron, les privaste de tu ingenio, tu sabiduría y tu perspectiva visionaria que tanto bueno aportó a esta rica y compleja ciudad. Pero me niego a darte por muerto, y confío en que tu legado siga vivo, a pesar de las dificultades de los grandes proyectos que impulsaste o en los que participaste de manera tan preeminente.
Confío en que el Gobierno local y la actual Consejera de Cultura cumplan su palabra de engrandecer el Archivo Audiovisual de Melilla hasta convertirlo en la Filmoteca que merece la ciudad. Nutriste con grandes aportaciones de imágenes y la colaboración del gran Manuel Carmona Mir, una videoteca valiosa que se fue enriqueciendo con las aportaciones particulares de muchos melillenses y el archivo de Inmusa.

No soy ajena a la digitalización actual del archivo de Televisión Melilla –que hará bien en sistematizarlo para su uso propio- ni a la obligación que tiene la Ciudad Autónoma de preservar las imágenes con más de cinco años de antigüedad. Tampoco a las posibilidades del actual Archivo y de una futura Filmoteca que, por encima de ambiciones o cuitas personales, es un tesoro para el conjunto de Melilla, un patrimonio que debe engrandecerse y que, con tu sustituta al frente de mismo, Isabel Migallón, y la experiencia y conocimiento de Miguel Pérez, espero avance hasta el lugar que le corresponde.

A pesar de la situación de tránsito que mantiene actualmente cerrada su sede en el edificio de la Biblioteca Municipal de Melilla, repito que confío en que los compromisos públicos adquiridos por el Presidente de la Ciudad y la Consejera de Cultura se fragüen en lo que un día fue tu sueño y hoy es un reto en beneficio del patrimonio cultural de Melilla y del legado que merecen las actuales y futuras generaciones.

Para mí no hay duda de que el Archivo Audiovisual crecerá y terminará siendo una seña más de la identidad de esta nuestra tierra, tan plural y diversa y tan compleja y difícil a la vez. Dejarlo morir, como algunos temen que pueda pasar, sería de una irresponsabilidad incalculable y un mazazo para nuestro patrimonio cultural que espero nunca suceda.

Al hilo de ello, aprovecho para rescatar otro proyecto en el que también participaste de manera preeminente, en el que involucraste a amplios sectores de nuestra tierra y que, lamentablemente, se mantiene dormido, en gran medida pienso –sin temor a pecar de presunción- por causa de tu ausencia.

En estos tiempos que, por desgracia, ya no puedo compartir, analizar mi comentar contigo (mi antropólogo y politólogo particular, que tanto me enseñó y ayudó a prosperar profesionalmente en mi condición de periodista), en estos tiempos digo, no hay mejor Arma frente a los extremismos, la desesperanza y los peligrosos populismos, que el Conocimiento y el Respeto al Otro. Y entiendo y hago referencia al Otro como puedo hacerlo a Uno Mismo porque todos, según desde la perspectiva con que nos miren o nos miremos, podemos ser los Unos o los Otros.

Pero, en conjunto, siempre seremos un Todo, el todo que representa una humanidad global que debe anteponer a cualquier otro principio el obligado respeto a los Derechos Humanos y el compromiso con la construcción de un mundo más igualitario y más justo.

Lo anterior no son meras y hermosas palabras que todos suscribamos y luego embarremos cuando pensemos en cómo materializarlas. Hablamos de principios básicos que deberían imperar en todos los rincones de nuestro planeta y que aquí, en nuestra tierra, se agruparon sabiamente en un documento que redactaste y aprobó la mayoría de la Asamblea melillense bajo el nombre de Pacto por la Interculturalidad en la Ciudad Autónoma de Melilla.

Recuerdo el empeño y la ilusión con que lo elaboraste, las muchas negociaciones para que obtuviese el respaldo de PP y de CpM, únicos dos grupos parlamentarios que lo aprobaron con su amplia mayoría en sesión plenaria de la Excma. Asamblea de Melilla del 21 de julio de 2014.

Sabemos que nuestra tierra es más interesante y más rica por su extraordinario patrimonio material e histórico pero también por su patrimonio inmaterial, expresión de nuestra pluralidad, diversidad y riqueza multicultural que, día a día, gracias a la interacción en armonía de los melillenses, nos permite ir revirtiéndola en una identidad propia, cada vez más presente y, cada vez, más Intercultural de forma palpable.

Como melillense, a punto de cumplir ya 55 años, puedo afirmar lo anterior convencida de que no es ninguna falacia ni ninguna declaración grandilocuente. Aunque me críe en el Mantelete y estudie en el Buen Consejo, a caballo entre ambientes muy diferentes e incluso distantes, fui privilegiada al vivir en la Calle Santiago, donde una sinagoga se situaba al otro lado de la pared de mi dormitorio y la Mezquita, aún existente, hacia los llamamientos al rezo, envolviendo en tonalidades diferentes la brisa marina del cercano puerto pesquero y del bullicioso comercio de ultramarinos y bazares que tanto trajo y llevó en los tiempos dulces del estraperlo y que, en mi infancia, ya de forma postrera, aún sobrevivía de algún modo.

Me crié con toda naturalidad entre cristianos, musulmanes y hebreos y la piel y el espíritu se me impregnaron para siempre de esa mezcolanza.

Recuperar el Pacto Intercultural aprobado por el Pleno de la Asamblea, hacer del diálogo entre culturas una fortaleza más de Melilla frente a las amenazas de un mundo hostil que en la falta de respuestas desbarra torpemente hacia los extremismos, las intransigencias y los enfrentamientos, es un reto obligado para la clase política actual y para la sociedad melillense, porque en ello nos va el futuro tanto o más que en los retos económicos que tenemos por delante. Y porque sin estabilidad, igualdad real y compromiso social con nuestra propia tierra, poco conseguiremos en cualquier otra meta que nos propongamos.

Por ti, Fernando, por tu legado y tu compromiso con Melilla. Aunque yo siga aquí, fuerte y alegre pero con la pena eterna de haberte perdido, ten por seguro que somos muchos los que estamos comprometidos con una Melilla de progreso social, de entusiasmo y respeto a nuestra riqueza plural y nuestra identidad intercultural, a nuestras posibilidades únicas para seguir construyendo una gran ciudad.

Por siempre, mi Amor. Nunca dejaré de quererte.

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