La madrugada del 3 de abril de 2010 se produjo una agresión sexual en la calle General Polavieja. Un grupo de 4 marroquíes abordó a una mujer en plena calle, y los hombres comenzaron a golpearla, insultarla y realizarle tocamientos. Un grupo de agentes de la Policía se percató de los gritos de la víctima y acudió en su auxilio, deteniendo al acusado, quien durante el juicio negó su implicación en los hechos y aseguró que había presenciado la agresión de lejos. La Fiscalía pide para él un total de 3 años de prisión, más 5 años de alejamiento. El juez dictó su ingreso en prisión preventiva a la espera del dictamen de la sentencia, por el riesgo evidente de que el acusado huya a su Marruecos natal para huir de una posible condena. Sobre las 4 de la madrugada del 3 de abril de 2010, en las inmediaciones del Supersol, en la calle General Polavieja, se produjo una agresión sexual a una joven melillense, agresión que no acabó peor gracias a la intervención de un grupo de agentes de Policía que se encontraba tomando un café en un establecimiento cercano.
El acusado, un ciudadano marroquí que requirió de la asistencia del intérprete de los juzgados para declarar, en compañía de otros tres amigos también marroquíes, supuestamente abordó a la joven con ánimo de abusar de ella. Los hombres la rodearon y comenzaron a empujarla e insultarla, diciendo cosas como “puta, ahora vas a ver lo que son hombres de verdad” o “todas las de Melilla sois putas, y los hombres maricones”. Los hombres, entre ellos el acusado, comenzaron entonces a realizarle tocamientos de tipo sexual, tratando de desabrocharle el pantalón y llegando a agarrarle un pecho. Durante la agresión, le propinaron varios puñetazos e incluso la golpearon con una guitarra que llevaban, Cuando el acusado y sus acompañantes se disponían a introducir a la víctima en un callejón, aparecieron cuatro agentes que se habían percatado de los gritos.
Los agentes, que declararon en el acto de la vista oral, afirmaron haber sido testigos de la agresión, si bien no fueron capaces de precisar con exactitud el papel de cada de uno de los agresores en la misma, habida cuenta que han pasado más de 8 años desde que tuvieran lugar los hechos.
El acusado, por su parte, afirmó que no tenía nada que ver con la agresión, sino que fue testigo de cómo un grupo rodeaba a una chica al otro lado de la calle para agredirla. El acusado afirma que se encontraba solo, de camino a la frontera para volver a su casa, y que salió huyendo del lugar al ver a la Policía porque se “asustó” y porque vio cómo todo el mundo huía a la carrera de allí.
El Ministerio Fiscal, pese a no poder contar con la declaración de la víctima (que no fue localizada), valoró el testimonio de los agentes como prueba de cargo para imputar al acusado un delito de agresión sexual, interesando para él la imposición de una pena de 3 años de prisión, más la imposición de una orden de alejamiento de 500 metros de la víctima por un plazo de 5 años, además del pago de una indemnización de 160 euros.
La defensa pidió la libre absolución del acusado.
El juez, ante el riesgo de una posible fuga del acusado a Marruecos, dictó su ingreso en prisión preventiva a la espera del dictamen de la sentencia.
