Una docena de trabajadores de la Granja Gloria Fuertes y el Centro de Día de San Francisco acudieron ayer al curso de utilización de desfibriladores que ha impartido en instalaciones municipales el profesor de la UGR, Antonio Liñán, sobre el uso de este aparato que contribuye a salvar vidas. La proliferación de este tipo de dispositivos de urgencia en los espacios públicos puede contribuir a reducir los casos de muerte por paradas cardiorrespiratorias. El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, explicó que han adquirido al grupo G8 un desfibrilador para instalar en espacios públicos, con un coste de 1.800 euros. Para su utilización, se ha impartido un curso de ocho horas de duración, homologado por la Consejería de Presidencia y Salud Pública y que ha impartido el profesor de la UGR, Antonio Liñán, fruto del convenio entre la Universidad y la Ciudad Autónoma.
Formación
El curso, impartido en la Granja Escuela, contó con la participación de una docena de trabajadores del centro de día del comedor San Francisco y de la granja Felipe VI, al objeto de que sepan manejar estos aparatos con los que salvar vidas. Con la colocación de estos instrumentos en espacios públicos se crean "espacios cardio-seguros en la ciudad".
Con esta formación tenemos la garantía de que estos trabajadores, en el caso de encontrarse con alguna persona que pueda tener un problema cardiorrespiratorio, puedan intervenir y utilizar este desfibrilador.
Por su parte la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, Mª del Mar Alfaya, indicó que para ellos, impartir este curso es "una oportunidad de hacer un servicio a la ciudadanía melillense, dentro del convenio de patrocinio que tenemos con la Consejería de Presidencia, y aportamos los profesionales y los conocimientos que tenemos para este tipo de formación abierta a cualquier otro colectivo".
Antonio Liñán, profesor del campus melillense, agradeció a la Consejería de Presidencia y a la UGR su implicación en este proyecto de "llevar a los trabajadores de la Ciudad Autónoma esta formación" que considera debe hacerse extensible a la población en general porque "tenemos un problema de primera magnitud como es la parada cardiorrespiratoria y que de manera fácil, al menos desde el punto de vista formativo, podemos combatir sus efectos con el desfibrilador".
Afirma que esta máquina es "hoy en día una de las armas más potentes con las que luchar contra la gran incidencia" que actualmente tiene la parada cardiorrespiratoria, porque según las estadísticas "cada veinte minutos fallece una persona en Europa por este tipo de situaciones, y por eso es importante el fomento del uso del desfibrilador".
Se ofrece a seguir impartiendo cursos de formación sobre el uso de este sencillo aparato para "romper estas cifras que nos acucian".
