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Carta del Editor

Las fundamentales listas electorales

A las puertas de la entrada del Nuevo Año 2019, que va a ser fundamental para Melilla, me parece de justicia empezar esta Carta deseando lo mejor a los melillenses y, a continuación, recordando y agradeciendo el Saluda de Juan José Imbroda, longevo presidente de la Ciudad, tan criticado y alabado por muchos, en el Especial Navidad de nuestro periódico del 23 de diciembre. Empezaba así su Saluda: “Queridos lectores del diario ‘Melilla Hoy’, antes de nada quisiera felicitar a este medio por su labor periodística y profesional a lo largo de este año, donde ha vuelto a demostrar su capacidad para informar de todo lo acontecido -que ha sido mucho- y hacerlo con un discurso sensato y crítico”. A las puertas de la entrada del Nuevo Año 2019, que va a ser fundamental para Melilla, me parece de justicia empezar esta Carta deseando lo mejor a los melillenses y, a continuación, recordando y agradeciendo el Saluda de Juan José Imbroda, longevo presidente de la Ciudad, tan criticado y alabado por muchos, en el Especial Navidad de nuestro periódico del 23 de diciembre. Empezaba así su Saluda: “Queridos lectores del diario ‘Melilla Hoy’, antes de nada quisiera felicitar a este medio por su labor periodística y profesional a lo largo de este año, donde ha vuelto a demostrar su capacidad para informar de todo lo acontecido -que ha sido mucho- y hacerlo con un discurso sensato y crítico”.

Deberían aprender de él muchos de los que habitualmente le rodean y de manera inmisericorde le adulan, incluyendo en sus adulaciones las críticas a nuestro periódico, además de a mí, por supuesto. Creen que criticándonos ganan puntos con su, presuntamente como el tiempo dirá, adorado presidente. No le conocen lo suficiente y, para empezar a entender lo que pasa, les recomiendo que vuelvan a leer su ‘Saluda’ a este periódico melillense que pronto, aunque pueda parecer un milagro (y probablemente lo sea) cumplirá 37 años en nuestra ciudad y al que el Partido Popular, aunque los pelotaris y los nuevos en el partido no lo sepan (¡saben tan poco¡), le debe mucho, muchísimo, porque durante muchos años hemos considerado y defendido, contra viento y marea, jugándonos la vida, que el PP era lo mejor (versión optimista) o lo menos malo (pesimista) de lo que políticamente había en nuestra ciudad.

Cambia, todo cambia. Así empieza una de las grandes canciones de Mercedes Sosa. De la España invertebrada, como la definió Ortega en 1921 en uno de sus libros, hemos pasado ahora a la España arrodillada y despreciada, a la que nos está llevando el socialista Pedro Sánchez por razones únicas de su personal y miserable conveniencia político-partidista.

Ortega entendía España como una nación que no acababa de lograr una unidad sólida que tuviera una garantía de perdurabilidad y que, con el paréntesis de la dictadura franquista (1936-1975) durante todo el siglo XX y lo que llevamos de XXI, ha estado acosada por movimientos políticos fracturadores de una unidad que, curiosamente, es, junta a la rusa, la más antigua entre las naciones europeas, además de la más inalterada en sus fronteras. Sánchez, sin embargo, la considera como un lugar desde el que él y su esposa pueden viajar gratis en Falcons pagados por los tontos de los españoles, mientras sus compadres y sustentadores políticos golpistas y separatistas insisten en acabar con España y sus convencionalismos progres han logrado que se interprete como valor intelectual el desprecio al patriotismo español y a quien, como los militares, por ejemplo, escogen servirlo.

Afortunadamente, cambia, todo cambia y, por fin, el cambio ha llegado a la cercana Andalucía. Ha llegado, esperemos, el desmontaje de un régimen, un verdadero régimen corrupto de más de 36 años, con más de 35.000 personas colocadas en la administración pública y nombradas a dedo por los políticos socialistas, que han conseguido que una de las regiones de España con mayor potencial y más recursos humanos y físicos esté a la cola del desarrollo nacional. PP, Ciudadanos y Vox, a los que la nuevamente derrotada (antes la derrotó Pedro Sánchez) Susana Díaz califica como miembros del pacto de la vergüenza, han llegado por fin a una serie de acuerdos que, esperemos, va a ser “el regalo de Reyes para los andaluces”. Marta Bosquet, de Cs, ya es presidenta de la Mesa del Parlamento andaluz y Juanma Moreno será, más que previsiblemente, presidente de la Junta. Y Vox consigue lo que, dicen, Abascal quería, un puesto en la Mesa, una plataforma andaluza que, como aseguraba el jueves el diario La Razón, “será la base sobre la que Vox prepare su asalto a otros feudos conservadores”.

Muy interesante lo que, pensando ya en elecciones, publicó el jueves el diario ABC, una estimación electoral para las municipales de mayo. PP, Cs y Vox superarán por cuatro puntos a la izquierda en las municipales, según la encuesta de GAD3, y la ventaja del centro-derecha “se dispara a doce puntos en el conjunto de las capitales de provincia”. La suma de tal centro-derecha podría obtener mayoría absoluta en 32 capitales, incluidas Ceuta y Melilla, aunque -y eso es muy importante, aún teniendo en cuenta que las encuestas acostumbran equivocarse mucho últimamente y en todas partes- “ningún partido tendrá mayoría absoluta para gobernar en solitario en las capitales de provincia y los pactos serán imprescindibles” o, dicho de otra manera, ninguna capital -y previsiblemente ninguna Ciudad Autónoma- “tendrá alcalde por mayoría absoluta”.

Dado el peculiar sistema imperante de elección de alcalde, o de presidente de las Comunidades Autónomas de Melilla y Ceuta, que obliga, de no haber una mayoría absoluta en la primera y única votación, a que gobierne el más votado, el hecho, más que probable, de que no se produzca una mayoría absoluta forzará a un pacto previo de distintos partidos si se quiere evitar que el partido más votado -previsiblemente PP, Vox o CPM- sea el que presida el Gobierno local, en condiciones difíciles, sin duda, pero con un presidente de ese partido y sin la posibilidad de que se vuelvan a celebrar elecciones. Ese es el panorama en el que, si no hay novedades antes de mayo, nos encontraremos en nuestra ciudad, en la que, siempre según las predicciones de la encuesta de ABC, en Melilla existen “muy altas posibilidades” de una mayoría de “PP+Ciudadanos+Vox”.

En cualquier caso, Melilla, con un partido local tan peculiar como CPM, es un caso muy especial, así que, como vengo diciendo en mis últimas Cartas y habré de repetir más de una vez, habrá que estar atentos a los acontecimientos y, sobre todo, a los nombramientos de los candidatos, las fundamentales listas electorales de los distintos partidos, conscientes de que las elecciones generales son una cosa y las locales -muy concretamente las melillenses- otra. En España nos jugamos mucho en mayo de 2019, en Melilla muchísimo.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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