He empezado el año con buen pie, que me encargaron para mi pequeña nieta un roscón de Reyes pequeño y mira por donde tenía que haber dicho "individual", de cualquier manera el hecho en sí fue que a la hora de pagar quise quitarme la "chatarra" de encima y como mi ojo izquierdoso lo magnifica todo y el derecho lo mengua, pues donde yo veía cuarenta eran veinte céntimos, los que me faltaban para completar los diez euros, así que muy paciente la dueña de La Royal me informaba de mi "tacachez" y dado que no había más en mi usurera bolsita del dinero me dispuse a ¡cambiar!; de pronto siento una voz que dice, yo se los pongo, me vuelvo y una señora me pone en el mostrador los 20 ctmos, la doy las gracias más expresivas y la deseo Felices Reyes, al darme cuenta que es ella rifeña, la deseo próspero año lleno de salud, y así de contento con un Salam Malikum marcho a llevar a mi nieta su roscón el que en parte ha sido con la contribución entre la bondad de dos religiones. Luego pensé, que me había comportado, en el fondo, como un pedigüeño escatimando los céntimos. Nunca te acostarás sin haber aprendido algo nuevo, y recordé aquella frase de Jesús "Haz el bien y no mires a quién". Y es que en los pequeños detalles, es como nos damos cuenta de que el ¡melillense!, es diferente.
