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Atril ciudadano

Duelo de “patriotas”

Frente a otros y entre sí mismos. Mientras el módulo de alunizaje chino comenzaba a descubrir la cara oculta de la Luna, la derecha tradicional; la que un día gustó e impuso a ser llamada el centroderecha, descubría su cara oculta en forma de partido que le aboca a tirar para los bordes por la competencia del espacio. Patria y, por ende su ejercicio, el patriotismo condicionaran, como condicionan buena parte del debate hasta llegar al día del escrutinio, último domingo de mayo.
Es loable ser un patriota, a quien no gusta serlo y además se debe ser; el amor y la defensa de la tierra que acoge, que da sentido de pertenencia y de los valores y principios que la establecen y rigen. Pero el patriotismo es, más que nada y especialmente, para quienes tienen responsabilidad institucional, justicia social, espacios para lo común, protección de los más débiles aunque piensen y sean diferentes, huir de la confusión entre lo público y lo privado y por ello combatir la corrupción…Patria es un concepto que comienza por calentar el corazón y acaba por incendiar la mente, por eso debe ser usado con racionalidad.

Se hablará, como ya se habla, mucho de elecciones en estos meses, pero es de temer que se hable poco de política, de esa noble e imprescindible tarea de acordar con los otros, con los distintos para establecer objetivos comunes. Algo que, singularmente, en esta tierra, urge. Siempre será más fácil hablar de elecciones que de política, hace falta algo más de conciencia e inteligencia para lo segundo.

Se hablará de obras, de muchas obras, fruto como es lógico del dinero público a disposición y aún con poco orden y concierto, más buscando la proyección mediática y el “haber” de la gestión, mientras el “debe” se resiente en la estructura social local. Se hablará de infraestructuras, alguna que no se sabe si realmente existió alguna vez y otra que dormita, no es que duerma, fruto de la indolencia, incompetencia y casi iniquidad partidaria como es el que será, esperemos, Hospital Universitario. Esto estará dentro del “saco de los aporreos y reproches” para la contienda.

Se negará mucho y afirmará poco, incidiendo una vez más en el miedo y amenaza del distinto sin descuidar la competencia de quienes ocupan ya el mismo espacio programático y pensando en la posible necesidad posterior de acordar para mandar. Se hablará poco de política y sí mucho de ley, orden e identidad asociadas a la psicosis social; problemas reales y sensibles que serán fruto de la distorsión y la tergiversación, ya lo están siendo como imposición de los nuevos elementos que compiten, del nuevo tablero de juego. Baste un señuelo, el triste y peligroso espectáculo sobre lo que hasta ahora aglutinaba consenso: la lucha contra violencia machista.

Y así la cosas llegó enero y el “run run” en la confección de las listas electorales comienza a ser más que un leve silbido que aumentará en intensidad conforme las semanas vayan cayéndose del calendario. Sosiego y desasosiego van de la mano, la lucha tras la “intimidad” de las paredes partidarias ya parece haber comenzado y en “campaña” discurren con intensidad algunos y algunas litigantes a intentar repetir posición, a alcanzarla o, al menos, no salir mal parado. Padrinos y madrinas son buscados con ansia y estos y estas se dejan querer. Se aveza dureza en la carrera.

Dijo Hegel que “Los grandes hombres, como las mujeres, son quienes en su tiempo tuvieron conciencia de lo que era necesario”. Veremos. Es sólo una opinión.

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