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De actualidad

Saber perder

Es más fácil recomendar elegancia, "fair play", a la hora de asumir la derrota que practicarlo. El estoicismo frente a la adversidad no se adquiere de la noche a la mañana. Alquilar autobuses para traer gente hasta Sevilla para escrachar la primera de las sesiones del pleno de investidura de Juan Moreno Bonilla, candidato del PP a la presidencia de la Junta, fue un ejemplo de mala práctica política. El PSOE se equivocó. Saber perder, al igual que saber ganar sin humillar al vencido, es una exigencia que debería formar parte del código de todo demócrata. Pero los políticos, salvo excepciones, no suelen ver más que una parte de la realidad. La que les beneficia. Susana Díaz no se ha hecho todavía a la idea de que pese a que encabezó la lista más votada, tiene que pasar a la oposición. No se lo ha tomado con estoicismo como hizo Felipe González en el 96 cuando el PP de Aznar ganó las elecciones y habló de la "dulce derrota". Saber perder es un arte. Una concepción de la vida que en este caso vale también para la política. Asumir un fiasco prepara para rehacerse del fracaso e intentar remediar todos los errores que ha podido conducir a la derrota. A veces la sobreactuación de quienes no han alcanzado sus expectativas -sería también el caso de Adelante Andalucía, la marca regional de Podemos- tiene como objetivo disimular el fracaso. Crear una cortina de humo para eludir la autocrítica capaz de señalar los propios errores ¡Qué viene Vox¡ Convocar una manifestación contra los recién llegados (solo tienen 12 diputados) para tratar de desviar la atención sobre las causas que llevaron a abstenerse a una parte de los votantes de Podemos forma parte de una táctica vieja en política. Vieja y de la escuela de aquél lebrel ateniense llamado Alcibíades.

A Susana Díaz, la gran perdedora del 2 de diciembre que ya lo había sido antes en ocasión de su enfrentamiento con Pedro Sánchez cuando se disputaban la secretaria general del PSOE, la esperan días de prueba. De creciente soledad no exenta de amargura. Días en los que si quiere seguir en la política le vendría bien evocar a Kipling: "Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor la pierden y te culpan a ti. Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti pero también aceptas que tengan dudas…". Claro que el paso previo para remontar la derrota es saber perder. Ya digo que no es fácil. Y en política menos porque el fuego amigo está a la orden del día.

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