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Extraordinario decálogo liberal de Pablo Casado

No se trata de volver atrás ni de añorar “el PP verdadero, el de siempre”, que es un concepto difuso y tristemente manido, ya que han sido muchos los PPs, con episodios admirables a veces y con otros que, para el PP y para España, es mejor no repetir. Lo importante, en este momento y en esta situación de extrema gravedad para España -y para Melilla también- es que el nuevo líder del Partido Popular, Pablo Casado, significa un cambio y si no es eso, un cambio hacia la libertad, no serán nada, ni él, ni el PP.
La esperanza es que Pablo Casado ha hecho público, al estilo anglosajón y como un compromiso con todos los españoles, un decálogo admirable, con un fondo fundamental que es una innovación monumental: “menos poder político y menos intervencionismo estatal, -y local-, y habrá más libertad” y más progreso. Además, se ha comprometido a cumplirlo.

En nuestro número de ayer recogimos los diez puntos de ese compromiso. Del primero, el fortalecimiento institucional, es destacable la promesa de “poner en marcha de inmediato el 155, sin límite de tiempo” ni de medios, o sea, todo lo contrario de lo que hizo el último PP. Segundo, la rebaja fiscal, “porque bajar impuestos es que los políticos mandemos menos y la gente mande más”. Tercero, reforma educativa, “la libertad educativa de los padres, también de la concertada”. Cuarto, impulso a la natalidad y “a la cultura de la vida”. Quinto, reforma de la Administración, reduciendo su peso para hacerla “más eficiente y transparente” (¡atención, Melilla!). Sexto, cohesión territorial, la solidaridad entre españoles, la “igualdad entre españoles y entre territorios”. Séptimo, justicia imparcial, cambiar el modelo de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, “la ley es el precio de la libertad”, “una Justicia que juzgue imparcial y rápidamente”. Octavo, seguridad, “acabar con el buenismo hipócrita de la izquierda”. Noveno, política exterior, con el acento puesto -y esa es la gran aportación- en Hispanoamérica. Décimo, desafíos de la globalización, “dejemos de mirar al Valle de los Caídos y compitamos con Silicon Valley”.
¿Puede ser creíble que el PP ahora llevará a cabo y aplicará ese decálogo-compromiso liberal de Casado? Si es por él y su nuevo equipo, habría que apostar por el sí. Pero si no consigue imponerse a los restos populares de dirigentes de una vieja política que han llevado al PP a una enorme pérdida de votos, Casado, y con él el PP, desaparecerá de la política, sustituido por otros partidos y porque el voto liberal es mucho menos cautivo que el de las izquierdas, algo que ya ha ocurrido con tantos otros partidos, como Alianza Popular, antecedente del PP, por ejemplo. En cualquier caso, su decálogo es una luz sobre esta España en tinieblas y al borde de la ruptura, presidida por una combinación letal del socialista Pedro Sánchez, separatistas antiespañoles, comunistas pro independentistas y terroristas.

Posdata. El decálogo de cambio liberal de Pablo Casado es perfectamente aplicable y absolutamente necesario para Melilla, también.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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