La Ciudad Autónoma de Melilla confía en tener terminada en un mes o mes y medio la obra que está ejecutando en la desembocadura del Río de Oro para solucionar de manera definitiva el problema de estancamiento de agua, que favorece las plagas de mosquitos. El presidente del Gobierno local, Juan José Imbroda, y el consejero de Coordinación y Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, visitaron ayer la desembocadura del Río de Oro para comprobar el desarrollo de las obras y observar sus primeros resultados, ya visibles, con la pavimentación del cauce con un color albero y el cambio de los muros. En declaraciones a los periodistas, Imbroda destacó la “diferencia abismal” que empieza a darse en el tramo final del Río de Oro respecto a lo que había hace unos meses, algo que destacó especialmente debido a la zona en la que se encuentra, muy cerca del centro y en un entorno que ha tenido un gran desarrollo urbanístico en los últimos años.
“El final del río se había convertido en una especie de alcantarilla, dándose de guantadas completamente con el desarrollo de la zona, que ha cambiado como de la noche al día”, afirmó Imbroda, que además del embellecimiento, destacó el incremento de la altura de los muros para evitar el riesgo de desbordamiento.
Imbroda recordó la complejidad que esta actuación ha tenido desde el punto de vista administrativo debido a que el cauce del Río de Oro depende de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), organismo con el que ha habido que trabajar para obtener los permisos necesarios.
Precisamente por ello, Imbroda apuntó que la Ciudad Autónoma contactará con la CHG para pedirle autorización para poder destinar esta zona, de 10.200 metros cuadrados, para uso deportivo o cultural en época de verano, cuando no haya peligro de riadas, si bien recordó que este organismo estatal “siempre poner grandes restricciones al uso de los cauces”.
Esta actuación supone una inversión de 653.747 euros por parte de la Consejería de Coordinación y Medio Ambiente, que ha incluido en el proyecto la creación de un estanque de 720 metros cuadrados, que captará el agua se queda embalsada en el cauce, y se oxigenará mediante una fuente con chorros verticales y parabólicos con capacidad para renovar el contenido completo, acabando así con el problema de aguas estancadas que atraen plagas de mosquitos.
La Ciudad Autónoma confía en tener lista esta obra para el mes de marzo, aunque tras observar los resultados, Imbroda cree que sería conveniente continuar con el resto del cauce.
Vertido
Quevedo informó de que se ha abierto un expediente informativo, que culminará en otro sancionador, a la empresa que está ejecutando la obra por un vertido de hormigón en la arena de la playa debido a “una mala praxis” en la limpieza de la canaleta de la hormigonera.
