Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El Debate del Estado de la Ciudad se torna en un escaparate electoral de cara al 26M

El debate empezó sobre las 9.30 horas y acabó cerca de las dos de la tarde. CPM pidió 5 minutos extra para todos los grupos, pero se lo denegaron
(Autor: Guerrero)

La Asamblea vivió ayer, probablemente, el debate político más intenso de esta legislatura con la celebración del Debate sobre el Estado de la Ciudad. Y aunque fue muy largo, más de tres horas y media de intervenciones y casi otra más entre el receso y el retraso provocado por un fallo técnico de sonido, la expectación por la cercanía de las próximas elecciones autonómicas del 26 de mayo mantuvo animada la caldera todo el tiempo tanto en los escaños como en los bancos del público, donde no había hueco alguno, obligando a algunos a seguir de pie la sesión plenaria. Y es que el Debate del Estado de la Ciudad, el segundo y último de esta legislatura, sirvió para ir calentando los motores para la campaña electoral con un debate cara a cara entre los mismos líderes políticos que volverán a verse las caras en las urnas dentro de 113 días. Algunos, de hecho, aprovecharon el Debate del Estado de la Ciudad como un auténtico escaparate con la vista puesta en el 26M. El presidente del Gobierno local, Juan José Imbroda, fue quien recurrió con más descaro a esta estrategia cuando cerró su última intervención en el pleno con un mensaje claro y contundente que podría convertirse en el lema de su partido para la campaña electoral: “En este grupo está el futuro de Melilla, por mensajes y por discurso. Porque construimos y no destruimos. El mensaje de futuro está aquí”.
“Apúntense con nosotros, joroba”, agregó lanzando otro mensaje al resto de partidos, quizá admitiendo que podría necesitar apoyos por no tener garantizada la holgada mayoría absoluta que sí logró el PP en las tres legislaturas anteriores.
También aprovechó Imbroda para justificar su repetición como candidato del PP por quinta vez consecutiva después de 19 años gobernando: “Si tuviera vanidad, la tengo resuelta porque nadie ha estado aquí de presidente tanto tiempo en la historia de Melilla como yo. Pero creo que debo prestarme otra vez más a intentar entre todos los melillenses sacar adelante la ciudad. Creo que tenemos los argumentos y tengo, quizá, los conocimientos y experiencia suficiente para poder tirar una vez más”, dijo.

Ilusión
Y siguió en esa línea al afirmar que tiene “muchísima ilusión en seguir trabajando por Melilla”. Afirmó, de hecho, que si no la tuviera, “sería imposible aguantar lo que dice Aberchán 20 años”, un comentario que arrancó algunas risas en el Salón de Plenos y que sirvió para lanzar una indirecta a la líder socialista, que en su primera intervención había dicho que empezó la legislatura en 2015 con ilusión, pero que la había perdido al finalizarla tras comprobar que con el Gobierno del PP era difícil encontrar un espacio de participación y diálogo.
“Se me ha ido [la ilusión]”, apuntó Rojas, un comentario que Imbroda le afeó después como “un error garrafal” en política. “Pues a mí no –le respondió el presidente-, y llevo 19 años. Estoy con más ilusión que nunca. Si usted no tiene ilusión, váyase a la calle, está anulada. Aquí hace falta mucha ilusión, muchas ideas y muchas ganas”.
Asimismo, Imbroda dejó claro que él cree en el futuro de la ciudad, pero también insistió en que es necesario “echar la vista atrás y no perder ni un ápice de la historia”, después de que en la oposición le reprocharan que estuviera mirando constantemente a épocas pasadas.
Además de hacer un extenso repaso a la gestión realizada durante la legislatura, poniendo en valor las mejoras que se han dado en Melilla desde 2015 en los índices de paro, pobreza, fracaso escolar, turismo y macroeconomía, Imbroda se mostró orgulloso de ser “un presidente barato para Melilla” al decidir que su sueldo lo pagara el Senado y no la Ciudad Autónoma, una opción que también ahorra a las arcas melillenses los gastos de sus desplazamientos.

“Es hora de cambiar”
Sin embargo, Ciudadanos (Cs), el otro partido que ayer aprovechó el debate como escaparate electoral, mostró muy a las claras que “es hora de cambiar y de abrir las ventanas” en la Ciudad Autónoma para que se produzca una regeneración democrática que considera muy necesaria después de que el PP lleve “dos décadas imponiendo su voluntad”.
Una regeneración “prometida”, como recordó el portavoz de Cs, Eduardo de Castro, por Imbroda en su discurso de investidura después de haber firmado su acuerdo de gobernabilidad con PPL. Un pacto que al PP “le salió barato”, según el líder naranja, porque el precio fue que Paz Velázquez “lograra una consejería y colocar a su gente después de ponerles a parir en vídeos entre insultos y amenazas”. “La regeneración la pagará en mayo, supongo, porque la gente tiene memoria”, agregó.
Imbroda, que terminó el pleno afónico, aprovechó un minuto de su último turno para recomendar a Cs que “no vaya tanto de Torquemada”, pidiendo el cese de responsables públicos que tienen algún problema con la Justicia. Y en este punto, señaló que si hubiera hecho caso a Cs, habría cesado a sus consejeros de Bienestar Social y Seguridad Ciudadana, y el presidente del Puerto, cuyos casos después quedaron en nada. “¿Esa es la regeneración, ir persiguiendo personalmente a los demás y en erigirse en juez de jueces, por encima de todos? Esa regeneración yo no la quiero, eso no es leal. De regeneración, ustedes, muy poca”, espetó el presidente melillense a Cs.

Loading

Redacción

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€