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Los melillenses interesados aún podrán degustar hasta el mes de junio los diferentes vinos a granel en este negocio familiar

El cierre de la bodega ‘El Gallo’, el fin de una tradición en Melilla

Joaquín López Rodríguez cerrará la bodega ‘El Gallo’ para jubilarse y disfrutar de sus hijos tras una vida dedicada a este negocio lleno de recuerdos

Tras más de 80 años como bodega, ‘El Gallo’ cerrará sus bocoyes. Al ser la última que quedaba en la ciudad supondrá el fin de una tradición en Melilla. Su dueño, Joaquín López Rodríguez, se jubilará después de dedicar toda una vida a este negocio familiar lleno de vivencias, recuerdos y muchas anécdotas. Los melillenses interesados aún podrán degustar hasta el mes de junio los diferentes vinos a granel: desde el Jumilla hasta el Pintado pasando por el Valdepeñas. Con más de 80 años al servicio de los melillenses, el dueño de la bodega ‘El Gallo’, Joaquín López Rodríguez, explicó a este Diario que es una “pérdida muy grande” ya que se ha perdido una tradición cuando antes había unos siete u ocho bodegueros en la ciudad.

Sobre estos años, resaltó que fueron muchos de trabajo, empezando por sus padres y los tíos de sus padres que fundaron la bodega en el año 1936. “Llevo toda al vida con mi padre, pero aquí en la calle Goya (cerca de la plaza de toros) llevamos 68 años, en el año 60-70 estuvo en la calle Margallo y anteriormente estuvo en el Industrial”, destacó.

El dueño afirmó que se trata de un negocio familiar y no va a seguir adelante porque se jubila y también porque “tengo ganas de disfrutar de mis hijos que están fuera y de lo que no he podido hacer durante todos años”. Además, aclaró que sus hijos tampoco quieren seguir con el negocio porque tienen sus trabajos.

El contrato del local terminará este 31 de junio, López expuso que aún quedan unos meses y los melillenses pueden ir a la bodega a realizar las últimas compras además de algunas ofertas en licores u otros productos.

En cuanto a sus recuerdos, López aseguró que son “muchísimos” pero lo que más recuerda es “el trabajar con estos bocoyes que empecé de 600 litros, que siguen actualmente, lo que pasa que antes los traíamos con una pala a través de la agencia Guma”.

El bodeguero indicó que “era impresionante porque los manejaba muy bien y son anécdotas muy bonitas que con el tiempo se han modificado porque últimamente se traían más pequeños y ahora son bidones de 27 litros porque el peso y los años no son los mismos”.
“Para mi padre la bodega era lo suyo, su vida, se jubiló y quiso seguir porque tenía la tradición”, contó.

Respecto al consumo de los melillenses, remarcó que “antes venían más, han entrado muchas superficies en Melilla que han hecho mucho daño, lógicamente a granel nadie vende pero en productos de alimentación o licorería ha bajado mucho”. “Esto es lo que ha pasado en los comercios pequeños, tanto en el mío como en el vecino o cualquiera”, dijo.

En la bodega ‘El Gallo’, expresó que se puede encontrar el Jumilla viejo que es un reserva de 10 años a granel, Jumilla seco, Jumilla semiseco “con un punto de dulzor que está muy rico”, vino dulce, vino fino de Montilla, vermut casero y Valdepeñas blanco.
“Pero ha bajado la producción porque ya no traemos tantos barriles, se han quitado algunas marcas”, subrayó.

Sobre el vino preferido de los melillenses, respondió que a granel el que más se vende es el Jumilla seco o los vinos dulces, pero también el Pintado: una mezcla de dulce con blanco.
“Hay melillenses que vienen a la tienda a comprar su vino de toda la vida, las nuevas generaciones no son bebedores de vino, se hacen con los años y los jóvenes con 18 no lo consumen, sino que empiezan a beber vino o conocerlo a partir de los 30 años”, concluyó.

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Lorena Japon

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