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El Torreón del Vigía

La semana que vivimos peligrosamente

Siete días han dado para mucho en una España que ha sido testigo de cómo el pueblo pide urnas, de como la Justicia ha sentado en el banquillo a unos políticos que quieren romper la unidad, de un Congreso que ha vuelto a ser el centro de nuestra vida como nación y de un Ejecutivo que ha entendido por qué España es un sistema parlamentario donde la “moción de censura” del debate de presupuestos ha hecho caer al Gobierno. Sin resuello hemos llegado pero a otros se les ha quitado hasta el sueño. Menuda Cuaresma les espera mientras las mascaras siguen danzando. Ahora tras el anuncio del presidente de la convocatoria para Abril de elecciones generales, a algunos partidos les ha pillado con el pie cambiado y deben confeccionar sus listas de manera inmediata para llegar a tiempo a ese 28. Las caras que lo dicen todo no han podido evitar la de poema que ha exhibido Pedro Sánchez, entre la decepción, soledad y abandono no solo de sus barones que ahora quieren salvar trastos y poltrona para Mayo, sino de sus socios en esa cama redonda con extraños y peligrosos acompañantes; la de Pablo Casado, con mensaje además de imagen y lleno de satisfacción; la de Rivera que quiere centro pero sin dejar de ser comodín; la de Iglesias, ¡eh! con un rejón en lo más alto y que se pega en tablas a esa sierra, mientras la abuela reivindica al nieto como obra suya; la de Gabriel, ese chico malo que disfruta siendo Rufián; la de los peneuvistas, esa de mesa y mantel en Madrid que siempre sacan tajada; la de Abascal, seria, pero con mando en plaza. ¿A qué sabe esta semana? A cambio, a final del bipartidismo si es que queda alguien que pueda pensar que es posible, aun, en España el modelo norteamericano, a freno de independentistas golpe a golpe. Puede que todo lo que de vértigo ha pasado en estos últimos siete días sea porque estamos en el mes al que llaman el loco, en vísperas de la lucha entre la carne y la ceniza. Tiempo de reflexión, en búsqueda del ser humano nuevo, de dejar atrás, pero aprendiendo de aquellas traiciones para buscar la Vida. Esa con minúscula es la que sin duda seguirán los políticos para continuar haciendo carrera, mientras intentaran hacerse un hueco para salir en la foto primero entre los suyos y luego con los otros enemigos que les rodean. Que cuenten con el hartazgo de los españoles por seguir viendo las mismas caras de siempre, o los mismos discursos o promesas incumplidas, del no hacer porque eso es lo políticamente correcto. La eclosión de la primavera florecerá en un nuevo tiempo en todas las convocatorias electorales de Abril y Mayo. Quien no vea que hay que ceder, pactar y negociar porque ya nada es igual a lo que hemos conocido, se quedará en el camino o tendrá que irse a casa. Cambien el banquillo, renueven a su capitán, piensen en personas que aporten desde sus trabajos anteriores y que no solo hayan estado en política. La España de los balcones y al unisonó se ha abierto para que el aire corra, fresco, renovado. Tendrá un color vivo que florecerá con la nueva estación y seguro que lo venidero será mejor. Muchas curvas han jalonado esta semana que hemos vivido demasiado deprisa.

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