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Carta del Editor

Pasquines de imbéciles

Ya próxima la catarata de elecciones, es conveniente recordar algo del pasado próximo de nuestra ciudad. Conviene recordar, por ejemplo, que Melilla, como Ceuta, son españolas desde hace cientos de años pero son Ciudades Autónomas sólo desde el 13 de marzo de 1995, tras solicitarlo sus ayuntamientos en 1981 y aprobarlo las Cortes casi catorce años después. Las dos ciudades son nuestra “última frontera”, el título de un libro de Javier Valenzuela y Alberto Masegosa publicado en 1996, que resume que “España y Marruecos marcan el comienzo y el final de dos mundos: al norte quedan la democracia, la prosperidad, la libertad de costumbres y la Unión Europea. También el individualismo y la angustia. Al sur, el autoritarismo, la lucha por la supervivencia y la separación de sexos. También la solidaridad y la paciencia. Ya próxima la catarata de elecciones, es conveniente recordar algo del pasado próximo de nuestra ciudad. Conviene recordar, por ejemplo, que Melilla, como Ceuta, son españolas desde hace cientos de años pero son Ciudades Autónomas sólo desde el 13 de marzo de 1995, tras solicitarlo sus ayuntamientos en 1981 y aprobarlo las Cortes casi catorce años después. Las dos ciudades son nuestra “última frontera”, el título de un libro de Javier Valenzuela y Alberto Masegosa publicado en 1996, que resume que “España y Marruecos marcan el comienzo y el final de dos mundos: al norte quedan la democracia, la prosperidad, la libertad de costumbres y la Unión Europea. También el individualismo y la angustia. Al sur, el autoritarismo, la lucha por la supervivencia y la separación de sexos. También la solidaridad y la paciencia. Sin embargo, la similitud entre cuanto puede verse de uno y otro lado de Gibraltar confirma su pertenencia a una cierta familia natural. Y es que los habitantes de las dos puntas de Europa y África son parientes no demasiado lejanos.” Muy importante tenerlo en cuenta en estos cruciales momentos electorales en los que nos jugamos el futuro de España y el de Melilla también y muy especialmente.

Como es importante recordar que MELILLA HOY, el periódico de Melilla que nació en abril de 1985 cuando Nuestra ciudad se había quedado sin periódico, tenía diez años cuando aquello de la batalla melillense por la integración en la España autonómica concluyó y fue el periódico el que también contribuyó decisivamente para que eso se produjera. Por entonces Ignacio Velázquez era amigo mío y, por eso, fue primero alcalde de Melilla y más tarde el primer presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla. Por aquel entonces empezó el conflicto derivado de la aplicación de la Ley de Extranjería, los disturbios que tanto llamaron la atención nacional, el salto a los claro oscuros de la fama de otro amigo, Aomar Duddú, que en enero de 1987 se pasó o le pasaron a Marruecos. En fin, historia de Melilla que ya hoy muchos desconocen, pero que fueron pilares sobre los que se constituyó la Melilla actual y que si se ignoran, como es el caso de algunos de los advenedizos de la política actual que quieren figurar y no saben de la misa la mitad y de Melilla casi nada, no se podrá construir la Melilla del futuro.

El actual presidente de la Ciudad de Melilla, Juan José Imbroda -que sí conoce bien la historia reciente de Melilla, de la que también ha sido parte, con diferentes ropajes políticos- se ha reunido estos últimos días con los “agentes sociales”, los sindicatos de clase y patronales. Los “agentes sociales” con los que Imbroda habla -que evidentemente no son los únicos ”agentes sociales”, una denominación muy poco apropiada en los tiempos modernos, por cierto- han pedido apoyo económico a la Ciudad para “hacer un estudio de futuro” y reconocen la necesidad de “evolucionar”, o sea, de cambiar, como este periódico viene diciendo desde hace años, para que “Melilla tenga futuro”.

Estudios sobre el futuro de Melilla se han hecho muchos. Algunos pagados muy bien por la propia Ciudad Autónoma. Otros, como los realizados por Sodemel y el Foro Melilla, regalados a la Ciudad. Y me parece que ya lo prioritario es poner en práctica al menos algunas de las recomendaciones de esos estudios, en vez de seguir dilatando la acción, escudándose en la realización de más estudios.

Uno de esos estudios de Sodemel y el Foro Melilla concluyó con una serie de recomendaciones que son muy de utilidad de cara a las próximas elecciones locales, en las que votar al menos malo va a ser muy triste y nada esperanzador. Entre esas recomendaciones a todos los partidos políticos que conviene recordar: 1/La defensa efectiva -no sólo de palabra- de la españolidad de Melilla y sus fronteras. 2/Un cambio total del modelo económico local, cambio basado en el apoyo a los empresarios.3/ Atraer inversión privada para convertir a Melilla en un centro de provisión de servicios especializados orientado a su entorno. 4/ Eliminación del IPSI y simplificación de la estructura administrativa local. 5/Construcción de nuevas estructuras sanitarias, de ocio y de deportes. 6/ Lucha efectiva a favor del mérito y en contra del clientelismo, el enchufe y el inmovilismo.

Al partido político que se comprometa a seguir esos pasos es al que, propongo, habría que votar en mayo. Siempre recordando -algo muy útil frente a Pedro Sánchez, por ejemplo- que, como dijo Lincoln y tanto se está repitiendo en estos días preelectorales, “puedes engañar a todo el mundo algún tiempo; puedes engañar a algunos todo el tiempo; pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”

Posdata. En Melilla, como en todas partes, hay más de un imbécil (el que necesita báculo y cuando no lo tiene se tambalea, en su sentido original latino), pero hay uno que, además de particularmente imbécil (en el sentido que da al término la Real Academia Española de la Lengua) y fatuo, un repartidor de “guantazos” por internet, es un gafe cósmico. No hace falta que dé más datos. Ya se sabe, hasta él lo sabe con esta descripción, a quién me refiero. ¿Y qué es lo que hace un imbécil? Imbecilidades, cosas faltas de sentido, naturalmente.

Imbecilidades como las protagonizadas por los que idearon, imprimieron y repartieron por Melilla el viernes, ensuciando coches y fachadas, esos pasquines y carteles tan estúpidos de “Voxhórquez”. Espero que, tras nuestra denuncia, pronto sean identificados los imbéciles que ensucian nuestra ciudad y hasta las elecciones. Tampoco se puede soportar a tanto imbécil pasquinero.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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