El Club Melilla Baloncesto consiguió en la tarde de ayer un gran triunfo a orillas del Pisuerga, en la exigente cancha del Carramimbre Valladolid por el resultado de 70-76. El decano recuperó las sensaciones perdidas la pasada jornada con una justa victoria de mérito en la siempre cancha del Pisuerga, en un choque en el que estuvo muy correcto en todas las facetas, pero sobre todo se supo aprovechar de la pésima defensa vallisoletana y la falta de acierto desde la línea de tres (4/24) para sumar un nuevo triunfo que le permite mantenerse arriba. El entrenador de los melillenses, Alejandro Alcoba, sorprendió con un cinco poco habitual (cosas de la jornada entre semana) y una defensa en zona desde el principio. Los primeros minutos fueron cosa de Vucetic, el mejor jugador de la pasada jornada, que demostró seguir acertado y anotó los siete primeros puntos de un primer cuarto igualado.
Sorprendió el buen papel de Agada en ataque con cuatro sorprendentes rebotes que permitieron dobles jugadas, superando a los locales en acciones importantes en la pintura. Sin embargo, locales y visitantes se repartían pocos aciertos y más errores para terminar con un pobre 13-14.
El Melilla Baloncesto siguió apostando por la zona y en el arranque del segundo cuarto le dio más resultado. Gilling tomó protagonismo y permitió una renta de siete puntos (15-22 minuto 13) que Paco García intentó cortar con un tiempo muerto. Posteriormente se vivieron minutos de locura por parte de los dos bandos, con muchas precipitaciones, errores en lanzamientos fáciles y contragolpes sin cabezas.
Sin embargo, en este desbarajuste colectivo, los melillenses mantuvieron los siete puntos (21-28 minuto 17), gracias a la renta del tiro libre y a un Vucetic que cada vez está más asentado en su nuevo rol, pese a que sumó tres faltas. Al final, la ventaja se fue hasta los diez puntos (27-37) en un primer tiempo en el que el desacierto local puso las cosas fáciles. Interesante renta para los visitantes.
La segunda mitad arrancó de manera diferente. Paco García cambió a una defensa 1-3-1 y eso le dio vida a su equipo. Además, con el cinco habitual en pista, comenzó a anotar y diferenciarse del errático primer tiempo. En ese momento, Alcoba decidió meter ritmo al partido con mucha velocidad en sus ataques. El Carramimbre era otro en ataque, pero no en defensa, ya que el Melilla Baloncesto daba muy buenas sensaciones y lo tenía todo controlado hasta el punto de registrar la diferencia hasta los 13 puntos (36-49, minuto 25).
El último cuarto llevó el nombre de Balaban. El serbio, crecido de moral, se encargó de echarse al equipo a las espaldas, pese a los intentos vallisoletanos de recuperar terreno a base de casta. Darko Balaban acabó con un interesante 17 de valoración tras unos minutos on fire.
Pero la ansiedad local chocó con los colegiados, que no dudaron en señalar varias técnicas al Carramimbre. Eso provocó que el decano tuviera casi ocho minutos de bonus y sumó de uno en uno desde el tiro libre. Hasta treinta veces fueron los jugadores visitantes a la línea de 4,60 metros, con un total de 23 aciertos, mientras los locales apenas lanzaron 17 tiros libres. El conjunto de Alejandro Alcoba se escapaba con una renta suficiente para soñar con la victoria, un botín bien administrado hasta el final pese al inquietante 68-74 a falta de un minuto. Al final se culminó el gran trabajo con una victoria lejos de casa que asienta al conjunto de Alcoba en la zona noble.
