Que los independientes -no los independentistas- lleguen a la política es una gran noticia. Ejemplos muy claros son dos personas a las que conozco y de las que tengo una gran opinión, Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza de la lista al Congreso del PP en Cataluña, y Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, cabeza de lista del mismo partido en Melilla, una vez superados todos los trámites administrativos. Pablo Casado fue el primer gran cambio de un PP que caminaba directo a la desaparición. Cayetana y Fernando son dos pasos más en la buena dirección del cambio, que no está siendo fácil. Que los independientes -no los independentistas- lleguen a la política es una gran noticia. Ejemplos muy claros son dos personas a las que conozco y de las que tengo una gran opinión, Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza de la lista al Congreso del PP en Cataluña, y Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, cabeza de lista del mismo partido en Melilla, una vez superados todos los trámites administrativos. Pablo Casado fue el primer gran cambio de un PP que caminaba directo a la desaparición. Cayetana y Fernando son dos pasos más en la buena dirección del cambio, que no está siendo fácil.
En Melilla los cambios en el PP son también imprescindibles y urgentes, pero el lío montado con lo de los aspirantes al Senado y la inocultable, aunque se intente ocultar, disparidad entre lo propuesto por el PP local y el nacional -los locales culpan a Teodoro García Egea, el poderoso secretario general del partido, de no haber atendido la propuesta local- no augura tiempos de calma, aunque en este caso ha ganado lo local e Imbroda y Acedo repiten como candidatos al Senado. No ha habido, pues y en lo del Senado, cambio alguno en el partido que parte con más expectativas de éxito en Melilla, a pesar de todos los pesares y lamentos repetidos desde hace ya muchos años.
Es interesante la pugna, en todos los partidos, entre si es mejor que las listas electorales las decidan los, él, mandamás local del partido o los dirigentes nacionales, pugna que está de momento inclinándose en general a favor de los segundos, con rebelión de algunos de los locales, como el PSOE andaluz, que quiere ser como el catalán, o Susana contra Pedro, por ejemplo. Mientras, los afiliados de los partidos miran, cuidadosamente apartados de toda decisión importante, convocados sólo para hacer bulto, lo que los dirigentes y sus elegidos -habitualmente dados al aplauso al líder, porque en caso contrario no son elegidos- tengan a bien decidir.
En cuanto a tácticas electorales, otros partidos políticos -Podemos y Vox, sobre todo- confían mucho en las redes sociales para lograr buenos resultados en las elecciones generales del 28 de abril, pero para que haya limpieza es necesario evitar el cobardón anonimato en las redes, empezando por Facebook. Si no, las tristemente famosas fake news, noticias falsas, seguirán reinando en la redes, ensuciando la sociedad y prostituyendo el resultado electoral.
Por cierto, con mayor limpieza en las redes y menos noticias falsas circulando quizás podríamos saber algún día lo que ocurrió de verdad y lo que produjo la catástrofe y los 190 muertos del tristemente famoso y luctuoso 11 de marzo de 1994 en Madrid, del que se acaban de cumplir 25 años y que cambió -quizás el objetivo buscado- la política nacional. Veinticinco años de noticias falsas, de explicaciones increíbles, de un drama humano y político del que España no se ha recuperado todavía -lo que está pasando en Cataluña y con el actual gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez es una prueba evidente- ni se recuperará del todo hasta que no se sepa la verdad. Aquellas lluvias trajeron estos lodos y si en España ganase las elecciones y pudiera gobernar el aspirante a republicano Pedro Sánchez, con sus indispensables apoyos comunistas y separatistas, la catástrofe económica y social, que ya se vislumbra, estaría asegurada.
Se habla insistentemente de que un centro derecha dividido puede no alcanzar el gobierno y puede perder el Senado, aunque obtenga más votos. Y, aún sabiendo que el centro, en España, sólo es una bandera de conveniencia, un sitio de paso, como escribió Ignacio Camacho el sábado en ABC y como desconoce el sabihondo Albert Rivera, parece tan conveniente como imposible que PP, Ciudadanos y Vox pacten algún tipo de acuerdo preelectoral en ciertas circunscripciones, de manera que el riesgo de la catástrofe nacional es previsible y aterroriza.
Habrá que recurrir a otro tipo de esperanzas, líricas incluidas. Por ejemplo, al hallazgo y localización del balcón de las golondrinas y de los salones en los que Gustavo Adolfo Bécquer y Julia Espín tuvieron sus famosos encuentros y desencuentros, en el número 5 de la ahora calle de Los Libreros de Madrid. Un hallazgo que proporciona consistencia física a las famosas “Rimas” becquerianas, encabezadas por la más famosa: ”volverán las oscuras golondrinas, en tu balcón los nidos a colgar”. Pues eso, confiemos en las golondrinas -o en el buen sentido del pueblo español, el sentido común- y su retorno.
Posdata.
Definición de fomento: ayuda, estímulo de la producción, promoción de las ventas, desarrollo, dar calor, excitar, proteger. Consejería de Fomento de Melilla: organismo público creado y dotado de abundante dinero público, políticos y demás personal para ayudar, estimular la producción de Melilla, contribuir al desarrollo de la ciudad, etc., etc. Justo lo contrario de lo que es hoy la Consejería de Fomento de la Ciudad Autónoma de Melilla, con su consejero, Javier Martínez, al frente y el obstruccionismo y la lentitud exasperante como norma. La Consejería de Fomento de Melilla, con Javier González, es la antítesis del fomento. El cambio, el ansiado cambio, como la llegada del nuevo Plan General de Ordenación Urbana, tantas veces postergado, es en este caso imprescindible y urgente en Fomento (también en otras áreas, pero ese es otro tema, que habrá que tocar).
