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El Papa afirma que el uso de concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla “es algo muy duro”

El Papa Francisco, que se encuentra desde ayer de visita en Marruecos, en una conversación con periodistas en el vuelo entre Italia y Rabat, le preguntaron por la alambrada y el pontífice agachó la cabeza y afirmó que el uso de concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla “es algo muy duro, muy duro”. En ese trayecto, una periodista española entregó al Papa un modelo de barquito de madera construido dentro de una botella de plástico de un refresco de limón. Junto con un chiste y una carta firmada por todos, era un regalo de los presos y presas de Castellón, quienes le piden que venga a España. Francisco se limitó a comentar que “a mí me gustaría” y, a preguntas de otra periodista respecto a la fecha, respondió “cuando haya paz”. Los periodistas le pidieron que concretara sus palabras y, en tono de broma, dijo que él habla "de manera críptica".
Por otro lado, el Papa ha rechazado las expulsiones "colectivas" de migrantes, durante su visita a Marruecos, centrada en el diálogo con el islam y en el fenómeno de la migración, dos prioridades de su Pontificado. Además, ha pedido que la regulación de menores y familias de migrantes se simplifiquen.
"Las formas de expulsión colectiva, que no permiten un manejo correcto de los casos particulares, no pueden ser aceptadas. Por otro lado, los caminos extraordinarios de regularización, especialmente en el caso de las familias y de los menores, han de ser alentados y simplificados", ha reclamado Francisco durante su visita a un grupo de migrantes en un local de Cáritas, que gestiona centros de acogida destinados a ayudar a quienes intentan llegar a Europa.

La ruta a través de Marruecos rumbo a España se ha convertido en los últimos años en la principal vía de los migrantes procedentes del África subsahariana para llegar a Europa, debido sobre todo al cierre de la vía Libia. Un día antes de reunirse con la pequeña comunidad católica de Marruecos, el 0,7% de la población de 35 millones de habitantes del país africano, el Papa ha invitado a tomar conciencia de que "no se trata solo de migrantes" como si sus vidas fueran una "realidad extraña o marginal" que no tuviera nada que ver con el resto de la sociedad, como si su condición de personas con derechos permaneciera "suspendida".

El Papa ha destacado que lo que está en juego con la respuesta ante el flujo de la migración es "el rostro" que se da "como sociedad" y "el valor de cada vida". Así, ha señalado que, aunque se han dado muchos "pasos positivos" en diferentes ámbitos, especialmente en las sociedades desarrolladas, "el progreso" de los pueblos debe medirse sobre todo por "la capacidad de dejarse conmover por quien llama a la puerta".

Sobre los migrantes ha dicho que con su mirada "estigmatiza y depone a todos los falsos ídolos que hipotecan y esclavizan la vida, ídolos que prometen una aparente y fugaz felicidad, construida al margen de la realidad y del sufrimiento de los demás". "¡Qué desierta e inhóspita se vuelve una ciudad cuando pierde la capacidad de compasión! Una sociedad sin corazón… una madre estéril", ha añadido. "Vosotros no estáis marginados, estáis en el centro del corazón de la Iglesia", ha defendido. Así, ha invitado a "acoger, proteger, promover e integrar" para "involucrarse con sabiduría en vez de permanecer en silencio, ayudar en lugar de aislar, construir en vez de abandonar".

En la misma línea, ha pedido comprometerse a toda la sociedad ante el reto de la inmigración y porque, según ha señalado, le gusta pensar "que el primer voluntario, asistente, socorrista y amigo de un migrante es otro migrante que conoce en primera persona el sufrimiento del camino". "No se puede pensar en estrategias a gran escala, capaces de dar dignidad, limitándose solo a acciones de asistencia al migrante", ha manifestado. "Son indispensables, pero insuficientes. Es necesario que vosotros, migrantes, os sintáis como los primeros protagonistas y ejecutores en todo este proceso", ha concluido.

El Pontífice, que fue recibido por Mohamed VI en el aeropuerto y mantuvo un encuentro con la familia real marroquí, concluyó su visita con la mayor misa católica jamás celebrada en Marruecos, con la asistencia de 10.000 personas, en el Complejo Deportivo Príncipe Moulay Abdella.

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Redacción

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