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Cine en Melilla

Identidad borrada

Director: Joel Edgerton. Intérpretes: Lucas Hedges, Nicole Kidman, Russell Crowe
Identidad borrada cuenta la historia real de Jared Eamons (Lucas Hedges), hijo de un pastor baptista de un pueblo de Estados Unidos que, a los 19 años, confesó a sus padres, Nancy y Marshall Eamons (Nicole Kidman y Russell Crowe), que era gay. Temiendo perder a su familia, amigos y traicionar su fe, Jared acepta ingresar en un programa de terapia de conversión para gais. En el centro se enfrenta con el terapeuta jefe Sykes (Joel Edgerton) y decide seguir el camino que le llevará a encontrar su propia voz y aceptarse tal como es. El reparto lo completan Xavier Dolan, como Jon; Troye Sivan, es Gary; David Joseph Craig en el papel de Michael (también es productor del film); “Flea” Balzary es Brandon; Joe Alwyn, Henry; Théodore Pellerin, como Xavier, y Cherry Jones es la Dra. Muldoon.
El verdadero Jared, Garrad Conley, confiesa: “Han transcurrido catorce años desde que seguí una terapia de conversión en el centro “Love in Action” (Amor en acción); sin embargo, las imágenes, los sonidos y las texturas siguen tan nítidas como si hubiera sido ayer… Catorce años no han podido borrar el dolor de mi trauma, pero me han enseñado mucho. Mi padre ya no es el malo de la historia y yo tampoco soy la víctima. Mi madre no es solo la mujer del pastor atrapada entre dos extremos irreconciliables. Con el tiempo, nuestras historias, como todas las historias cuando se estudian, se han convertido en algo muy humano”.

Pasaron casi diez años hasta que Garrad Conley superó sus temores y comenzó a escribir sobre lo que había vivido en una terapia de conversión. Conley, como suele suceder a muchos supervivientes de una experiencia tan traumática, no se quitaba de encima la sensación de culpabilidad, vergüenza y remordimiento por algo que de ningún modo podía controlar. Gracias a las redes sociales, empezó a leer multitud de relatos de otras personas sometidas a la terapia de conversión. Entonces comprendió que compartir su historia no era una opción, sino una necesidad.

Escribió “Boy Erased: A Memoir of Identity, Faith and Family”. El libro se publicó en mayo de 2016 y la respuesta positiva de la comunidad LGBTQ fue inmediata. Conley hizo lo que nadie antes: poner cara, nombre y voz a las atrocidades de la terapia de conversión, lanzando -al mismo tiempo- un salvavidas a otros jóvenes y adultos que habían pasado por lo mismo que él.El director Joel Edgerton conoció a Garrard Conley en febrero de 2017. Hizo Identidad borrada para dar a conocer la terapia de conversión, para que la gente se de cuenta de sus nocivos efectos
Se enteró de la historia de Conley a través de la productora Kerry Kohansky-Roberts, que fue quien le sugirió que leyera el libro: “Era como mirar dentro de una habitación prohibida y descubrir cosas de las que solo se habla en voz baja”. Como muchas otras personas, Joel Edgerton no conocía la terapia de conversión personalmente. Envuelta en un aura de espacio seguro y de experiencia religiosa iluminadora, no suele decirse que la terapia de conversión es algo más cercano a un centro de detención, un lugar donde se intenta convencer a niños y adultos de que algo muy malo les pasa y que es factible “curarles” de sus tendencias pecaminosas.

Lo primero que atrajo a Edgerton fue el miedo a perder la libertad. Confiesa: “Todo estaba ahí, pero había algo más, y fue ese algo más lo que me empujó a querer plasmar la historia de Garrard en la pantalla. Es una historia de injusticia, unas memorias en las que narra la pérdida de libertad y la forma en que fue enjuiciado. Su lucha por ser aceptado se basaba en un amor profundo, en el dolor que nace del amor más grande, y de una enorme confusión.

El drama real surgió cuando varias personas expresaron ideas totalmente opuestas. Y en medio de todo esto apareció otro dilema: ninguno de los que privaron a Garrad de ser él mismo, era una mala persona. Todos estaban convencidos de hacer lo que debían”.El guión de Identidad borrada es de Joel Edgerton, escrito a partir de la historia real de Garrard Conley contada en su libro “Boy Erased: A Memoir of Identity, Faith, and Family”, publicado en 2016 por Penguin Random House. Desde el principio, Edgerton sabía la dificultad que entrañaba el papel del personaje del terapeuta Sykes para no convertirlo en un malvado. Decidió interpretarlo él, pero antes se documentó a fondo reuniéndose con John Smid, el exdirector de “Love in Action” (LIA), el programa en que ingresó Garrard Conley. John Smid entró allí como paciente y fue subiendo por el escalafón hasta llegar a dirigir el centro durante años y convertirse en gran defensor de la terapia de conversión. Joel Edgerton no iba a dejar pasar algo tan irónico como que un exgay fuese quien controlase sesiones de terapia para miembros de la comunidad LGBTQ, dice: “Me fascinó que gran parte del personal se considerase exgay. El círculo del abuso se cerraba”. Los productores y el cineasta barajaron muchas opciones antes de decidir que Edgerton interpretara a Sykes, ya que no es fácil actuar y dirigir a la vez. En el papel de Sykes, Edgerton encarna a alguien capaz de hacer cosas horribles a pesar de haber sido víctima de lo mismo, mostrando lo que representa la terapia de conversión.

El director-guionista-productor-actor Joel Edgerton nació en Blacktown, Nuevas Gales del Sur, Australia, en 1974. Estudió en la Escuela de Arte Dramático Nepean en Sídney. Como actor, se le vio por primera vez en la serie de televisión “Spellbinder” (1995), medio en el que ha trabajado hasta 2009.

En el cine, comenzó en “Race the Sun” (1996). Quizá sea más conocido por su aparición en la película “”Star Wars: Episodio II, El ataque de los clones” (2002), donde interpretaba al joven Owen Lars. En 2005 volvió a interpretar a Owen en “Star Wars: Episodio III – La venganza de los Sith”.

En 2010 trabajó en el drama australiano “Animal Kingdom”, ganador del Premio del Jurado de la sección World Cinema del Festival de Sundance, por el que fue galardonado con el Premio AFI (Instituto Americano de Cine) al Mejor Actor de Reparto. También le hemos visto en “La noche más oscura” (2012), de Kathryn Bigelow; “El gran Gatsby” (2013), de Baz Luhrmann; “Exodus: Dioses y reyes” (2014), de Ridley Scott; este mismo año, escribió y produjo “El rastro del delito”, dirigido por Matthew Saville; “Black Mass: Estrictamente criminal” (2015), de Scott Cooper, por la que ganó el Premio Virtuoso del Festival Internacional de Cine de Santa Bárbara. “Loving” (2016), de Jeff Nichols, fue nominado al Globo de Oro al Mejor Actor; el western “La venganza de Jane” (2016), de Gavin O’Connor; “Gorrión rojo” (2018), de France Lawrence; “Gringo: Se busca vivo o muerto” (2018), dirigida por su hermano Nash Edgerton. Después de dirigir varios cortometrajes, debutó en el largo con “El regalo” (2015).

Entre otras muchas obras de teatro en las que ha actuado cito “Un tranvía llamado deseo” en el papel de , Stanley , con Cate Blanchett. Todos los que han participado en Identidad robada reconocen que contar la historia se convirtió en una necesidad, no solo en una elección. Los miembros del reparto y del equipo técnico eran conscientes de formar parte de algo mucho más grande que una simple película. Todos somos dueños de nuestro destino y, como seres humanos, tenemos el deber de corregir los errores que nos rodean. Escogemos a quién amamos, cuándo y cómo llevamos nuestras vidas, pero no podemos elegir el destino de los demás.

El protagonista real de la historia, Garrard Conley, nos dice: “Espero que la película Identidad borrada sea la continuación de mis memorias. Nuestra intención, al contar mi historia, es ofrecer palabras de solidaridad a todos los que han pasado por la terapia de conversión. Pero también nos preguntamos cómo puede imponerse semejante intolerancia a seres queridos. Queremos ofrecer algún tipo de contexto para que el espectador entienda que este tipo de injusticia social no siempre parte de monstruos, sino de personas cercanas a nosotros, figuras trágicas cuya decencia se ve superada a menudo por sus acciones. ‘Quiero que tu padre se convenza de que no debía hacer lo que hizo, que estaba mal’, me dijo Joel camino del aeropuerto. ‘Y quiero hacerlo en un idioma que sea comprensible para él y para otros como él”.

En la actualidad, en Estados Unidos, hay leyes contra la terapia de conversión en treinta y seis estados, en otros catorce, incluido el distrito de Washington DC, se han aprobado leyes para proteger a los jóvenes de la comunidad LGBTQ de dichas prácticas. En España, solamente la Comunidad de Madrid dispone de leyes en contra de la práctica de esta clase de terapia. Según la Campaña de Derechos Humanos, los jóvenes LGTBI que se sienten rechazados tienen ocho veces más probabilidades de suicidarse, seis veces más de deprimirse, al menos tres veces más probabilidades de drogarse, padecer sida y enfermedades de transmisión sexual.

La Asociación Psiquiátrica Americana estima que los riesgos potenciales de las “terapias reparadoras” son muy grandes e incluyen depresión, ansiedad y un comportamiento autodestructivo, dado que el terapeuta se posiciona con los prejuicios contra la comunidad LGBTQ y, por lo tanto, fomenta el autodesprecio por parte del paciente. Identidad Robada se ha hecho en un proceso muy rápido. Solamente pasaron nueve meses desde que la productora Kerry Kohansky-Roberts leyó las memorias de Garrad Conley, la compañia compró los derechos, Joel Edgerton escribió el guion y se hizo la selección de los actores, hasta que terminó el rodaje en Atlanta, Georgia.

Dicho con la mayor modestia, esta película quiere ayudar a cambiar ciertas mentes, a abrir corazones e incluso a salvar vidas. Identidad robada es una historia de amor para todos los que decidan ser cariñosos y amables, a pesar de sus diferencias.

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