Según la RAE, la palabra “hastío”, tiene una veintena de sinónimos, y algunos menos antónimos. Uno de los sinónimos es el “aburrimiento”, el que se refiere Juan L. Cebrián cuando decía, que siempre que le queda tiempo para aburrirse, él lo hace como una ostra, porque el aburrimiento es una forma de descanso. La verdad es que lleva más razón que un santo. Eso es lo que yo suelo hacer cada vez que veo un escrito que no me agrada, aunque siempre procuro leerlo. A veces puede ser de alguien con una sintaxis “dislocada”, desprendiendo un aroma farragoso e indescifrable, otras vomitivo por su falsa lisonja (llámese absurdo peloteo) a algún político de la diestra. Aunque dicho en fino es la que la palabra hablada o escrita para una réplica incoherente y arbitraria, por ser absurda, es denominada como plata, pero claro si guardas silencio, no replicas, y le haces un imaginario corte de manga, con dedo corazón enhiesto, es como el oro, ya que éste metal por su cotización superior es lo que, desde hace un tiempo, vengo practicando yo, sintiéndome tan bien y a veces repantigado, que me entra hasta modorra. Se lo aseguro, y jamás me arrepiento.
Yo entiendo que como nuestra cabeza, testa, mirla o chorla, no es cuadrilonga, sino redondeada, algunas con más o menos volumen, creo que nos sirve para permitir que nuestros pensamientos puedan cambiar de dirección, sin tener que encontrarse nada esquinado, ni arrinconados, de ahí llamar a la persona terca y cerril: “eres un cabeza cuadrada”, y si además de poseer la cabeza cuadrada, su interior lo emplea como “martinete”, con martillo pilón incluido, y falta el debido respeto a los que no piensan como él, entonces es para mandarlo a que borde algunas bocamangas de magistrados, o sea: A “hacer puñetas”. Aunque pienses que lo envías a donde pican las gallinas.
Clifton Fadiman, intelectual, autor, editor, y presentador de tv, americano, decía que aburrirse en el momento adecuado, era signo de inteligencia. Por eso, y repito, querido lector amigo: “yo me aburro del tó”, empleando mis quehaceres en lo que creo más reconfortantes, como son la filosofía y la poesía: lecturas que te “escamondan” el alma, y el cerebro a la vez.
P/D. Y como postdata debo decir que mi buen amigo “El Paliza”, me ha llamado disculpándose prometiendo que en lo sucesivo no me interrumpirá más mis frugales cenas. Lo que ya decía yo: es un bendito de Dios. Así que, mi buen amigo Tranquilino: haz honor a tu nombre y sosiégate.
