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Con el acto del desagravio, el Humillado realizó su salida procesional arropado de cientos de melillenses en el Martes Santo

Federico de la Puente pidió al Humillado que “nos ayude a vencer las tentaciones para poder corregir nuestras faltas de humildad”

El anterior comandante naval de Melilla y cofrade de honor de la Cofradía Castrense, Federico de la Puente, condució el acto de desagravio en este Martes Santo

Federico de la Puente, cofrade de honor de la Cofradía Castrense y anterior comandante naval de Melilla, fue el encargado de conducir este año el acto de desagravio al Cristo Humillado en la noche del Martes Santo melillense. En su discurso, habló del motivo del por qué Cristo es Humillado, de la petición de perdón que hizo públicamente porque “todos somos responsables de la Pasión”, y el pregonero pidió al Señor que “nos ayude a vencer las mentiras y las tentaciones para poder corregir nuestras faltas de amor y de humildad”. Tras su discurso, se inició la salida procesional de Nuestro Padre Jesús Humillado que salió a la calle bajo la mirada de cientos de melillenses sobre un monte de claveles rojos. Fue a las ocho y media de la tarde de ayer cuando las puertas de la Parroquia Castrense de la Inmaculada Concepción se abrieron para dejar salir al trono de Nuestro Padre Jesús Humillado, titular de la cofradía más joven de Melilla. Hombres y mujeres de trono, con el rostro cubierto, avanzaron con los brazos flexionados para no tocar el dintel de la puerta y sin rozar las potencias del bonito rostro del Jesús abatido.

La imagen de Cristo ensangrentado y coronado con espinas, totalmente en silencio, se descubrió ante cientos de devotos y penitentes, que un año más vivieron uno de los momentos más emocionantes de la Semana Santa local: el acto de desagravio.

Desagravio
Melilla se quiso sumar para pedir perdón en el acto de desagravio. El anterior comandante naval de Melilla y cofrade de honor de la Castrense, Federico de la Puente, fue el encargado de dirigirse al Humillado en nombre de todas las personas allí presentes.
“Se cumplen 30 años desde que unos militares, por primera vez, sacaron en procesión la imagen de Nuestro Padre Jesús Humillado, por las calles de Melilla en señal de penitencia por haberle ofendido y como manifestación pública de su fe”, expuso.

Asimismo, señaló que “te humillamos constantemente, Señor, con nuestras faltas y pecados, de la misma forma en la que tu fuiste humillado en tu pasión y muerte, negándote la mínima consideración y dignidad”.
“En tu Pasión sufriste humillación, cuando fuiste azotado, abofeteado e insultado, cuando te torturaron y te pusieron una corona de espinas, cuando te clavaron en la cruz para dejarte morir. De la misma forma, te humillamos hoy con nuestros pecados”, sostuvo.

Por ello, pidió perdón públicamente “por todas nuestras faltas, por la ceguera de nuestro egoísmo que nos impide comprender la grandeza de tu amor”.

Dirigiéndose al Cristo, volvió a pedir perdón por “nuestros continuos pecados, por nuestra falta de diligencia y preocupación de hacer el bien a nuestro prójimo”.
“Haznos, Señor, comprender el verdadero mensaje de tu muerte en la cruz. Tú que nos enseñaste a devolver bien por mal, amor por odio, a poner la otra mejilla cuando nos ofendan, no permitas que ese sentimiento de vergüenza nos aparte de ti”, dijo.

En este sentido, apuntó que es el momento de “hacer ese cambio en lo profundo del corazón, postrarnos a los pies de Jesús para obtener su perdón, y lanzarnos a la nueva vida de la alabanza divina, todos los días, en todos los sitios que estemos”.

Por ello, pidió al Humillado que “nos ayude a vencer las mentiras del mundo y las tentaciones del Diablo, a corregir nuestras faltas de amor y de humildad”. A María Santísima de la Piedad también le dirigió unas palabras para que “nunca aparte su mirada amorosa de nosotros y que nos ayude a cumplir los mandatos de su Hijo, que con humillación sufrió la muerte en la cruz para redimirnos del pecado”.

Tras sus palabras el hermano mayor de la cofradía del Humillado le hizo entrega de un diploma que le acredita como pregonero del acto de desagravio, al tiempo que le regaló una reproducción en cristal del Cristo Humillado.

Cristo Humillado
Cerca de las nueve de la noche dio comienzo la procesión. Los penitentes, vestidos con capa, cinto y manguitos de color rojo y túnica negra, estrenaron escudos nuevos con el nombre de la Cofradía Castrense de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad que este año celebra su 30 aniversario.

Por su parte, el trono de Nuestro Padre Jesús Humillado, una elaborada y bella talla confeccionada por los imagineros malagueños José María Jiménez Guerrero y Diego Fernández Rodríguez, que procesionó por primera vez en 1999 y que forma parte de la Cofradía más joven de Melilla.

Las calles sirvieron de acompañamiento al vaivén del trono en su lento avance, acompañado con el ritmo de algunas marchas de la Banda de Música Ciudad de Melilla como ‘Nuestro Padre Jesús’, ‘Jesús Preso’, ‘La Saeta’ o ‘Hombres de Trono’.

Delante, la Cruz de Guía desnuda, los nazarenos y las mujeres ataviadas con mantilla y peineta como marca el protocolo para el luto real. Detrás, los Hermanos Mayores Honorarios y Melilla en las calles. Una gran afluencia de público quiso seguir al Humillado en su camino a tribuna para no dejarle solo en ningún momento de la noche.

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Lorena Japon

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