La U.D. Melilla es, desde el pasado domingo, equipo de Play-Off. Los azulinos han conseguido certificar matemáticamente, a falta de tres jornadas para el final del campeonato, su presencia en la fase de ascenso a Segunda División. Logrado el objetivo principal del club, ahora se centra en atar otro aún más suculento y deseado por todos los equipos de la Segunda B, acabar en la primera posición. Y es que el premio del campeonato trae adherida una ventaja muy interesante: obtener una oportunidad ‘extra’ en dichas eliminatorias por el ascenso. Cabe recordar que los líderes finales de los cuatro Grupos se enfrentan en una eliminatoria directa que acaba con dos de los equipos en Segunda División. Los dos que pierden (ahí está la ventaja) volverán a pelear con el resto de equipos clasificados en un Play-Off tradicional. Estos se batallarán las dos plazas restantes.
Conocida la recompensa, lógico es que los azulinos pongan todos sus esfuerzos en mantener la primera posición que actualmente ostentan, pero ni Recreativo de Huelva (empatado a puntos con los melillenses) ni Cartagena van a hacer que sea fácil. Quedan 270 minutos de sufrimiento, de pasión y de ilusión en los que la U.D. Melilla, al menos, tiene dos grandes ventajas: depender de sí misma y disputar dos de los tres encuentros que quedan en casa.
El domingo que viene visita el Estadio Municipal Álvarez Claro el C.D. Badajoz, el equipo más en forma del Grupo IV, y los unionistas necesitan que su fortín sea una caldera. Los de Nafti han ganado sus últimos siete partidos (logrando colarse en puestos de Play-Off) y vendrán a Melilla a por los tres puntos. Para comenzar a preparar dicho encuentro, los azulinos completaron ayer lunes, en el Estadio Municipal, una sesión regenerativa y compensatoria nada más llegar en barco a la ciudad. El único ausente, Jordi Ortega, será operado en las próximas horas en Barcelona.
