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El rincón de Aranda

De golpes de estado

He leído en un wasap de un amigo lo que alguien, refiriéndose a los golpes de estado, le ha enviado: “Yo he vivido tres golpes de estado en España: el 23.02.1981, el 11.03.2004 y el 27.10.2017. Y en los tres casos el PSOE llegó inmediatamente al Poder… y no digo más!”. ¿Y para qué?, digo yo, si todo es ojaneta. Hay personas, solo algunas, claro, al leer esto, lo primero que se le viene a la mente es por qué el PSOE ocupó el poder después de esos “golpes de estado”. Por ello creo que sería conveniente, en justicia, matizar estas reflexiones. El fallido golpe de estado del 23.02.1981, (23-F), con Tejero, pistola en mano en el Congreso, creo que es archisabido, por lo vergonzoso y chabacano que fue, que más bien parecía una de tantas intentonas golpistas decimonónicas, del XIX. Y si entonces los socialistas llegaron al poder fue, sencillamente, por los votos que los españoles depositamos en las urnas, mayormente porque ya estábamos cansados y hartos de tanta mierda de dictadura, pura y dura, durante cuarenta años.
El atentado terrorista de Al Qaeda, organización paramilitar yihadista, del 11.03.2004, en el que masacraron a 193 personas, que él refiere como “golpe de estado”, hay que recordarle que Aznar y su gobierno dijeron que lo cometieron los criminales de ETA. Cosa que al final se tuvieron que “morder” la lengua y reconocer que fueron los criminales de esa organización yihadista. Y claro, como los españoles no somos gilipollas, lógicamente nos dimos cuenta de que D. José María y su ministro Acebes, ya no podían aguantar el peso de sus narices de Pinocho, tan crecidas por sus mendaces mentiras; y otra vez ganaron los socialistas. Aunque un político melillense con voz parecida a una “aguardentosa mañanera”, sin pudor alguno, dijo en una emisora de radio que el PSOE había llegado a la Moncloa en un tren cargado de bombas: ¡qué buen demócrata!; y otro de su misma cuerda, ahora con “mando en plaza”, hace poco ha dicho que fueron dos, las bombas.

El del 27.10.2017, fue cuando el Parlamento de Cataluña, por su cuenta y riesgo declaró, durante unos segundos, su particular “República de Pandereta y Ojaneta”; como aquéllo de: “Solo la puntita y nada más, que soy doncella…”. Y fíjense que todos los actores participantes, menos Puigdemont y algunos de sus palmeros que cobardemente hicieron mutis por el foro, están sentados en los banquillos de los acusados. Eso quiere decir que hasta que no se dicte sentencia, ahí seguirán, “rumiando su patriotera desgracia”.

Y cuando finaliza: “…Y no digo más”!, yo sí que le digo que se lea las Actas del Consejo de Guerra Sumarísimo que le formaron al General Romerales, Comandante General de Melilla en julio de 1936. Ahí podrá observar, y leer los nombres de todos los que le acusaron por los delitos de “traición y sedición” (sic), cuando intentaba detener el golpe de estado que se estaba gestando en nuestra ciudad aquel fatídico día 17.07.1936, (el 17 a las 17), en el “Cuartel de Límites” de la Alcazaba. Fíjense que ese día 17 fue arrestado por los traidores y sediciosos que tenía a su mando, cuyos “honrosos” nombres estuvieron rotulados en decenas de calles en nuestra ciudad. El 13 de agosto, le formaron el consejo de guerra; el 27 lo condenan a muerte y entra en capilla; y al día siguiente, el 28 a las 8 de la mañana, previa humillante degradación, lo fusilaron en Rostro Gordo. O sea, que solo tardaron 39 días, desde su detención hasta su asesinato, que fue una de las muertes más infame, como las de cientos de miles, que ocurrieron en todo nuestro país, antes, durante y después de la guerra civil.

Pero claro que esta vez no fueron los socialistas los que ocuparon el poder, sino un “Caudillo por la Poca Gracia que tuvo Dios…y la Iglesia”, junto a sus conmilitones, que durante 40 años de dictadura pura y dura, la hicieron: “Una, Grande …y Suya”, pero no libre, donde conjugaban muy bien el terror con los negocios. Y como habrá comprobado, en la actualidad aquélla izquierda coherente y culta, donde “los Maestros eran la luz de la República”, ha desaparecido.

Y para no cansar al sufrido y amable lector, quiero que sepa lo que dice un antiguo refrán muy español, que cuando se emplea la pluma como arma, deberá recordarse la leyenda de los aceros toledanos: “No me saques sin razón, ni me envaines sin honor”. ¡…Y no digo más!.

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