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Carta del Editor

¿Es El Confidencial el medio de comunicación más corrupto de España?

En pleno tumulto por el poder político en España, a dos semanas de las elecciones autonómicas y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que a duras penas podrán aclarar el oscuro panorama de la política española tras las elecciones del 28/A, me viene a la memoria -volviendo a la mitología griega – la guerra por el control del mundo, que duró diez años, entre Crono y los Titanes, por un lado, y Zeus y sus hermanos, por otro. Vencieron estos últimos y, por sorteo, se repartieron el mundo: a Hades le tocó el mundo subterráneo; a Poseidón, el mar; a Zeus el cielo, el rayo y el trueno, además del reconocimiento como jefe de los dioses, con predominio sobre el Universo. Como todos los dioses griegos, Zeus fue potente e imperfecto. En pleno tumulto por el poder político en España, a dos semanas de las elecciones autonómicas y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que a duras penas podrán aclarar el oscuro panorama de la política española tras las elecciones del 28/A, me viene a la memoria -volviendo a la mitología griega – la guerra por el control del mundo, que duró diez años, entre Crono y los Titanes, por un lado, y Zeus y sus hermanos, por otro. Vencieron estos últimos y, por sorteo, se repartieron el mundo: a Hades le tocó el mundo subterráneo; a Poseidón, el mar; a Zeus el cielo, el rayo y el trueno, además del reconocimiento como jefe de los dioses, con predominio sobre el Universo. Como todos los dioses griegos, Zeus fue potente e imperfecto.
¿Será Pedro Sánchez el Zeus de la política española, tras su escuálida y muy alabada, por la imperante progresía mediática, victoria, inferior a la que obtuvo Mariano Rajoy en 2015, lo que, ante la imposibilidad de gobernar, le obligó a convocar nuevas elecciones menos de un año después? ¿Lo será (el Zeus local) Juan José Imbroda en la política melillense tras el 26/M, en la que un resultado de mayoría absoluta parece más allá de lo imposible? Lo sabremos dentro de dos intensas semanas electorales.

Por cierto, pobre Melilla y pobres melillenses, tantas veces zarandeados por parte de una prensa tendenciosa e ignorante, por “investigaciones” que no descubren más que la pobreza mental e intelectual de los “investigadores”. El último episodio lamentable: una “investigación” del periódico digital elconfidencial.com, que intenta hacerse notar y conseguir ingresos a base de ser más progres y más insultantes que nadie. La “investigación” lleva a curiosas afirmaciones y falsedades de ignorantes como, por citar sólo unos cuantos ejemplos próximos, ilustrativos del resto de los capítulos: ”en Melilla para obtener un escaño en el Congreso basta con 13.000 votos” (y muchos menos también; el PP necesitó 8.082 para ganar el diputado el 28/A); “la ausencia de críticas o investigaciones (de los medios melillenses) sobre las irregularidades de la Ciudad Autónoma” (me gustaría que hubieran leído, al menos una vez, nuestro periódico y que sumaran críticas, o que “investigaran” quien quemó mi coche, burlando la vigilancia policial, en la puerta de mi casa; “los medios están controlados por Imbroda” (mismo comentario que en el punto anterior, además de volver al dicho de que cree el ladrón que todos somos de su misma condición ); “los hijos de Bohórquez trabajan en el Melilla Hoy” (ninguno de mis hijos trabaja ni cobra en/del periódico); “Bohórquez ha mostrado simpatías con Vox” (hay que ser tonto y falso para afirmar eso y, aunque tengo todo el democrático derecho de tener simpatías por quien me dé la gana, bastaría con leer uno solo de mis escritos para comprobar la falsedad de tan estúpida afirmación. Además, hay que ser miserablemente sucio para mencionar a mi hermano, que no vive ni vota en Melilla, y falsear sus opiniones políticas).

Son sólo unos pocos ejemplos, no los más importantes y dañinos, de una “investigación” -con informantes como el gafe político y eterno denunciante fracasado Julio Liarte, no se podía esperar otra cosa- básicamente huera y sucia, una excusa para llegar a la conclusión que era para ellos, en realidad, una premisa sin demostrar a la que había que atenerse: que “Melilla es la ciudad más corrupta de España” y que eso habría de publicarse, como lo ha hecho El Confidencial, pocos días antes de las elecciones locales, para que no se repita el caso, único en España en la última elección nacional, de que al PP se le pueda ocurrir volver a ganar en Melilla. La pregunta que realmente queda sin contestar es la de si es el Confidencial el medio de comunicación más corrupto de España. A la luz de lo que acaban de publicar e “investigar”, la respuesta más adecuada es un rotundo sí, lo es. Y una segunda pregunta: ¿cuánto dinero puede haber cobrado u obtenido el Confidencial por esta sucia “investigación” plagada de falsedades y tan “oportunamente” publicada?
Para compensar una publicación lamentable, una admirable: “La oclocracia que viene”, artículo de “elmanifiesto.com”. La oclocracia es el gobierno de la plebe, de la muchedumbre, como aristocracia es el gobierno de los mejores, oligocracia el de pocos, y así. A la oclocracia es a lo que se ha llegado en muchos lugares del mundo, España incluida, empujada por el buenismo -que nos fuerza a comprender a todos, concediendo carta de igualdad a conductas sumamente peligrosas que, en vez de evitar conflictos, los agravan- , el postmodernismo -que arrebata todo marchamo de calidad y valor a lo que lo tiene- y lo políticamente correcto -un igualitarismo que persigue a quien destaca o discrepa, llamándole fascista, sexista o machista-. El resultado: “una sociedad barriobajera, incívica y vaga, que elige a representantes mediocres porque cada vez somos más mediocres, más groseros, más agresivos. Una oclocracia que nos hará infelices a todos, empezando por los estúpidos que se creen que van a gozar el poder”. Ya lo decía Ortega y Gasset: “el hombre masa acepta como dado todo lo que ya tiene”. Los que tanto protestan y se indignan creen -como los independentistas de “la Cataluña intrigante, rural, quejosa y victimista que se ha hecho con el poder, llegando al paroxismo de la estupidez política” (Jorge Trías)- que toda la fuerza del sistema (español) y sus beneficios son casi naturales y utópicamente mejorables. Ejemplos como el de la Venezuela de hoy demuestran todo lo contrario, pero los innumerables progres, los oclocrácicos, seguirán erre que erre.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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