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El Torreón del Vigía

Verde entrega

El Casino Militar acoge hasta hoy la Exposición que conmemora los 175 años de la Guardia Civil y los 125 de la Benemérita en Melilla. El espacio se hace insuficiente para condensar vivencias, humanismo, deber, servicio, heroísmo y entrega de unos hombres y mujeres que a diario desarrollan su responsabilidad con el honor por divisa. Ser Guardia Civil es una escuela practica las veinticuatro horas del día, imprime carácter y llega a ser una filosofía de vida. La propia configuración de sus instalaciones que aúnan trabajo y hogar es una clara señal de la gran familia que este cuerpo Policial de naturaleza militar ha ido formando. Aun recuerdo a mi primo Juan cuando en la década de los ochenta y con la pericia Verde de la experiencia malogró la escapada de un adulto con una menor en un barco con destino a Baleares. Aquello era un caso aislado que no era recogido como ahora por los medios de comunicación y que como desgraciadamente vemos demasiado a menudo llega a tener consecuencias mortales. Como las que han tenido tantos de sus miembros a manos del terrorismo y de las que han sido victimas cuatro melillenses, Juan Antonio Díaz Román, Juan José Lago, Antonio Molina y Juan Manuel Piñuel. A ellos nuestro recuerdo permanentemente agradecido porque su trabajo fue también garante de seguridad y libertad para todos. En las vitrinas de la Exposición podemos admirar escudos, guiones, uniformes (de diario, gala o de matronas), armas y fotos, entre otros, del devenir de este centenario cuerpo y que tuve la suerte de disfrutar su recorrido gracias a las explicaciones detalladas tanto de Adrián como de Pablo. Parejas que con capa y tricornio recorrían los polvorientos caminos rurales, especialistas que se sumergen o que velan por la protección de especies, por la seguridad en las carreteras, custodias de vías de comunicación terrestre, costas, fronteras, puertos y aeropuertos, centros e instalaciones, resguardo fiscal del Estado, conducción interurbana de presos y detenidos, y todas aquellas que tenga a bien encomendarles. Los incrementos en plantilla que, en la inauguración de la Muestra, solicitó el Jefe de la Comandancia de Melilla, Coronel Antonio Sierras, solo pretenden cubrir la demanda que una Ciudad como la nuestra precisa. A esto unió la aun escasa presencia aquí de la mujer en sus filas, un tres por ciento, más aún cuando se cumplen treinta años de la incorporación al Instituto. Y como dice unos de los artículos de su Cartilla de 1.845…“El guardia civil no debe ser temido sino de los malhechores, ni temible, sino de los enemigos del orden. Procurara ser siempre un pronostico feliz para el afligido, y a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que veía a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado, y por último siempre

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