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BALONCESTO - FINAL FOUR DE ASCENSO

El decano planta cara pero no puede sorprender al anfitrión

Josep Franch intentando desbordar a Kevin Larsen
(Autor: FEB)

La temporada 2018-2019 llegaba ayer a su final para el Melilla Baloncesto, tras caer derrotado ante el RETAbet Bilbao por el resultado de 75-68, en la segunda semifinal de la Final Four de Ascenso a la Liga Endesa. Los anfitriones, pese a que lo pasaron muy mal durante más de tres cuartos, acabaron cumpliendo con su papel de favoritos ante un decano que presentó batalla, pero al que las pérdidas de balón que cometieron en el último y decisivo cuarto le costaron muy caro. La temporada 2018-2019 llegaba ayer a su final para el Melilla Baloncesto, tras caer derrotado ante el RETAbet Bilbao por el resultado de 75-68, en la segunda semifinal de la Final Four de Ascenso a la Liga Endesa. Los anfitriones, pese a que lo pasaron muy mal durante más de tres cuartos, acabaron cumpliendo con su papel de favoritos ante un decano que presentó batalla, pero al que las pérdidas de balón que cometieron en el último y decisivo cuarto le costaron muy caro.
Sin duda, las gradas de ‘Miribilla’ pudieron disfrutar de uno de los mejores encuentros del presente curso, que terminó por decantarse del lado de los bilbaínos que se jugarán hoy su retorno a la ACB ante el Iberojet Palma, que vencía al Rio Ourense con comodidad (77-61).
Prometía ser un gran partido y, ya desde el comienzo, no defraudó. Una tarde que comenzó con el RETAbet Bilbao sumando el primer parcial de la noche, gracias al impulso de una afición entregada (5-0) y en el que el Melilla Baloncesto no tardó en contestar desde la defensa para presentar así su candidatura a todo (5-9).
El choque, con los locales generando a través del pick&roll y los visitantes aprovechando los centímetros de Felipe Dos Anjos en posiciones cercanas al aro, empezó a ser vistoso en ataque y agradecido en defensa, con ambos equipos esforzándose para tratar de generar así algunas ventajas a lo largo de un primer cuarto en el que ni el empuje exterior de Jaylon Brown ni la lucha de Dos Anjos fueron suficientes para poder romper con la igualdad en el marcador (18-18).
Con el encuentro totalmente incontrolable, bilbaínos y melillenses trataron de hacerse con el mando de todas las maneras posibles tras el primer entreacto, pero ni uno ni otro llegaron a conseguirlo, sobre todo por la igualdad reinante también en los guarismos con aspectos claves como los porcentajes de tiro o el rebote muy parejos, lo que hacía complicado que las rentas se pudieran ir mucho más allá de los cuatro puntos de los que llegaron a gozar ambos en un par de momentos.
Y eso que el conjunto de Alejandro Alcoba intentó romper la contienda en los últimos minutos de un segundo asalto en el que de nuevo la consistencia interior llevó a los visitantes a colocarse por delante en el luminoso (34-38), pero el tiempo muerto de Álex Mumbrú unido a un tapón ilegal sobre la bocina permitieron a los bilbaínos poder llegar de nuevo al descanso con tablas en el luminoso (38-38).
Se había sentido cómodo el Melilla Baloncesto anticipándose a las líneas de pase para poder correr y así volvió a hacerlo los en el tramo inicial de un tercer periodo que no tardó en tomar color blanco. Todo ello gracias al buen trabajo desde la dirección de Josep Franch y a la capacidad atlética de un Caleb Agada que comenzaba a hacer de los suyas para poder poner tierra de por medio (45-51). Seis puntos que parecían todo un mundo a tenor de la igualdad existente y que aportaron oxígeno y frescura a un decano que pasaba a jugar con una mayor tranquilidad. Llegando a gozar de hasta un +7, los de Alejandro Alcoba lograron llegar al último cuarto por delante y eso, tal y como estaba la noche, comenzaba a ser sinónimo de buenos presagios (55-58).
Así, parecía que los visitantes podían darle un zarpazo al encuentro, pero esa confianza terminó por convertirse en su peor aliado, ya que, en poco más de un minuto, vieron como las tornas se invertían. Los hombres de negro lo consiguieron con un triple de Rafa Huertas desde la esquina primero y un 2+1 de Lammers después, que supusieron un duro 6-0 para los intereses de los visitantes.
Alcoba paró el partido, pero una nueva imprecisión en este momento, a modo de falta en ataque, terminaba por hacer mucho daño a los suyos cuando Lammers machacó su aro tras la asistencia sin mirar de Javi Salgado (63-58).
Quedaba poco por jugarse pero el marcador apenas registró un gran crecimiento (68-63). La renta, a falta de dos minutos, era de +5, pero, para entonces, el RETAbet Bilbao había ganado ya lo más importante, confianza de cara al tramo final (75-68).

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Carlos R.Busto

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