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El rincón de Aranda

Oración en la posguerra a “Doña Patata Nutritiva”

Durante varios días he estado buscando, entre mis viejos papeles, la jocosa oración a “Doña Patata Nutritiva” que le escuchaba, y me hizo copiarla, a un anciano en los años de mi niñez, conservándola como oro en paño; cosa que al encontrarla me alegré por el entrañable recuerdo de entonces. Está escrita en las décadas de los 40-50 del siglo pasado. Aparentemente escrita en algo parecido a una esquela mortuoria, con el clásico D.O.M. (“Deo Óptimo Máximo”) y una cruz en su encabezamiento, con la leyenda: “Rogad a Dios en caridad, por el alma de la muy sabrosa: Dª Patata Nutritiva, que falleció en España, hace algún tiempo por sentencia de la Fiscalía de Tasas.
Su desconsolado, Esposo, D. Arroz (ausente); Hermanos: D. Pan (de riguroso luto); D. Aceite (desaparecido en el extranjero), y D. Garbanzo. Tíos: Dª Alubia y Dª Lenteja (Religiosas de clausura); Dª Harina (separada de su esposo D. Pan) y Dª Carne (que al enterarse del luctuoso suceso llega de Argentina, congelada por el dolor). Sobrinos: D. Azúcar y D. Bacalao (desaparecidos del País); sobrinos políticos: D. Jabón y D. Tabaco (racionados con pesar).

Ruegan comuniquen a sus amistades tan sensible pérdida, y se sirvan asistir a los funerales que se celebrarán en la Fiscalía de Precios, por lo que les quedarán muy agradecidos.

El Excmo. Sr. Comisario de Abastos y Transportes, se ha dignado conceder 365 días de ayuno en la forma acostumbrada, desde que terminó la Gloriosa Cruzada en nuestra Patria. También se ruega un Padre Nuestro por el descanso de su alma:
Padre Nuestro que estás en El Pardo/ santificado sea tu nombre/ si nos das pan blanco y tengamos/ el aceite que se nos están llevando./ Hágase tu voluntad y no la de Abastos/. El pan nuestro de cada día/ dánosle 500 gramos/ y perdónanos nuestras deudas/ que cada día van aumentando./ Así como nosotros perdonamos/ a los que nos están robando/ el arroz, el azúcar y los garbanzos./ Y no nos dejes caer en la desesperación,/ más líbranos de tantísimo ladrón. Amén”.

Entonces la propaganda oficial del Régimen, en serio, era la encargada de hacer acatar las normas de conducta que el Gobierno, y la Iglesia, dictaminaban. Dicen que el “Centinela de Occidente” luchó por España, por Dios y por la familia, pero que se sentaba cada mañana, ya fueran frías o calurosas, a firmar sentencias de muerte, entre sorbos de chocolate templado y ricos picatostes de monjas del Cister. Y otros pedían, casi sin saberlo, un mundo en el que no hubiera paredones, barrotes ni cavernas, y ni siquiera picatostes de esas religiosas de clausura.

Y ya que estamos de jocosas oraciones, fíjense en el epitafio que Mariano J. de Larra le dedicó a la Santa Inquisición, abolida por las Cortes de Cádiz el 28.02.1813: “Aquí yace la Santa Inquisición, hija de la fe y el fanatismo. Murió de vejez”. Y yo digo que igual que Franco.

Quieran los dioses del Olimpo que jamás tengamos que volver a implorar un “obituario alimenticio” semejante en nuestro país.

Y para terminar les deseo que lo pasen bien y, ahora en verano, cuidadito con el sol que la piel, muy cuca ella, tiene muy buena memoria, y cuando estás más confiado, te enseña unos manchurrones muy chungos. Eso dicen los dermatólogos, que han estudiado, sobre las cosas del pellejo.

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