El sindicato melillense de Comisiones Obreras (CCOO) concede esta tarde el Premio Ángel Gutiérrez ‘A la trayectoria sindical’ a Ramón Gutiérrez López, docente del IES Rusadir en las asignaturas de Geografía e Historia y miembro de la entidad desde hace décadas. El galardonado afirma que “seguiré en CCOO hasta mi extinción biológica” y manifiesta, en una entrevista concedida a este medio, que “siento una satisfacción que comparte mi familia conmigo y mucha alegría”. Además, explica los motivos de su fidelidad a la entidad, los cambios que ha percibido a lo largo de todos sus años como miembro y opina sobre diferentes aspectos de la educación. – ¿Qué se siente al conocer que va a recibir un galardón por su fidelidad a CCOO?
– En estos tiempos, de extrañas fidelidades debo de ser una persona friki, pero bueno, al margen de esto, siento una satisfacción. Al igual que mi madre y mis hermanos, que comparten el mismo sentimiento que el mío.
También, otro aspecto, bajo mi parecer es un poco morboso, es que el nombre del premio es de una persona que he conocido y que hemos sido compañeros de trabajo y que está vivo, porque siempre que se le pone el nombre a un reconocimiento suele ser de una persona que no está con nosotros, pues puede adquirir este sentido. Pero al fin y al cabo alegría.
-¿Cree que es necesario este galardón?
– Este galardón también es por cronología, por llevar cierto tiempo al lado del sindicato. Pero si las instituciones lo crean es también para hacer cantera; porque hoy en día encontrar eso, que no sea fútbol, en cualquier ámbito social es bastante difícil.
– Desde CCOO alegan que se le concede porque lleva décadas afiliado al sindicato y mostrando disposición siempre ¿Cuál es el motivo por el que muestra un apoyo tan importante al sindicato?
– Yo ingresé porque en aquel momento no tenía trabajo y podía ser una fuente de información para encontrar un puesto laboral, y así fue, aunque a veces fuese trabajo sumergido. Luego, porque como todos estos problemas laborales la forma de solucionarlo se ha convertido a través de un despacho de un letrado, pues el sindicato tiene una potente base jurídica, con profesionales de reconocido prestigio, que me ha aportado ayuda en un par de ocasiones para que la Administración me abonase una serie de cosas que si hubiese sido de calle hubiese ganado, pero no hubiera recuperado mucho económicamente hablando.
En cuanto al sindicato, en una ocasión con CCOO fui ayudante del secretario general de organización y también participé en huelgas generales de la ciudad de donde soy, en la época de cierre de muchas fábricas, y aquí he sido miembro de la ejecutiva cuando me lo han pedido. Aunque en la actualidad soy afiliado de base, pero si me vuelve a requerir, acepto encantado, ellos saben que cuentan conmigo.
-¿Prevé continuar al lado de CCOO por muchos años más?
– Yo espero que hasta mi extinción biológica. Las personas pueden pasar mucho tiempo en un organización y llevarse bien o mal, pero es un organismo vivo y como tal tendrá sus momentos y sus dirigentes, también pasa en la Administración, yo soy funcionario y nos afecta un gobierno y otro, pero ahí estoy. Yo he aceptado esas normas y ya está, no quiero separarme, si no las acepto, pues me marcharía. Aunque bueno, yo espero estar con el sindicato hasta final de mi existencia.
– Usted es profesor de Geografía e Historia en el IES Rusadir, por lo que, bajo su opinión ¿Cuál cree que son las carencias de la educación en Melilla?
– Bueno, los problemas de Melilla son los que ocurren en cualquier lugar de la península, Fundamentalmente, entre la problemática a resaltar, destacaría las ratios, ya que no es lo mismo estar con 30 que estar con 15, porque la masa si hace que peligra la Educación. ¿El motivo? Seguro que una aula de 30 tiene 10 que no va a hacer nada durante el curso y afecta en general al grupo; si estos estuvieran en un grupo con la mitad de alumnado, quizás no darían problemas o incluso casi todos se volverían a enganchar a la enseñanza.
Luego hay otro problema que afecta también a la Educación que son las nuevas tecnologías y los jóvenes. Los chicos van con móviles que pueden costar 1.000 euros en el bolsillo al instituto y qué se les va a decir, si a ellos les sale gratis el teléfono y la recarga. Ellos han triunfado, y tú si es tu móvil te lo tienes que pagar. Eso sí que es una ‘enfermedad’ muy costosa para los críos y, en debida cuenta, para el sistema educativo y sociedad.
– ¿Cómo se podría mejorar la enseñanza pública?
– Pues primero reduciendo las ratios como he indicado. Después, cambiando algunos aspectos de las leyes. Porque ahora, por ejemplo, un alumno de 4º de ESO puede promocionar a Bachiller o FP con dos asignaturas pendientes. Entonces claro, uno se encuentra con ese dilema, de que por ley pasa. Por lo tanto, los jóvenes no se van a esforzar o hacen matemáticas para que les salga las cuentas. Eso se va arrastrando hasta los momentos profesionales.
Luego, otro problema que creo que se debería mejorar es que como hay numerosos sistemas educativos y hay personas, como padres, que necesitan trasladarse de un punto a otro por motivos económicos, para los alumnos esto supone un caos. Fundamentalmente, habría que soluciones algunas leyes educativas que puede perjudicar a la sociedad en un futuro en el aspecto económico, como por ejemplo tener un médico que ha pasado de 4º de ESO a Bachiller con asignaturas pendientes, luego tampoco se le podría exigir.
Todo esto bajo mi punto de vista, luego hay compañeros que se quejan de otros aspectos donde ya se mete la política, pero la educación hay que verla desde el ángulo económico y si somos una sociedad de información pues tenemos que tener a gente que en este sentido, en lo monetario, vaya a rendir. Economía y educación van de la mano.
– Lleva ejerciendo como docente décadas también ¿Cuál es el mayor cambio, bajo su punto de vista, que ha sufrido la educación en la Ciudad?
– Llevo 10 años y he visto los cambios. También, porque he pasado por varios centros escolares durante 9 años, incluyendo el de Adultos, por lo que he visto los cambios de las escuelas y los alumnos a lo largo de estos años. Debo confesar que no ha sido para subir o mejorar, hoy en día se puede decir que hay un estancamiento a nivel de rendimiento o aprendizaje del cuerpo discente.
“He sido testigo de un proceso histórico”
– ¿Qué destacaría de todos sus años como afiliado al sindicato?
– Fundamentalmente, que hay un proceso histórico que he sido testigo. He pasado de un sindicalismo de la época de la Transición a uno de ahora que se puede calificar como terciario o de despacho, ya que ya no hay confrontaciones, o manifestaciones en las calles, ni huelgas generales. Eso se nota en la evolución económica del país que ha ido pasando de un potente sector industrial, que ahora está casi marginalizado o es muy pequeño, a un sector terciario muy diverso. Entonces, esa evolución que casi no se refleja en los libros o tampoco se percibe en los medios de comunicación, he podido ser testigo de ella. He estado en un momento bisagra, por lo que para mí, al menos, sí me parece importante.
