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EL RINCÓN DE ARANDA

In memoriam por los que cayeron aquél Azaña decía que si los españoles hablásemos solo de lo que sabemos, se generaría un inquietante silencio, que podríamos aprovechar para estudiar, o como dice F. González: “iríamos al rincón de pensar”. Lo digo por el lamentable y bochornoso espectáculo que todos los partidos nos están proporcionando con desvergüenza y deshonestidad a los españolitos que los hemos votado.En estos días se han cumplido 83 años del Levantamiento contra la II República, que Franco

Azaña decía que si los españoles hablásemos solo de lo que sabemos, se generaría un inquietante silencio, que podríamos aprovechar para estudiar, o como dice F. González: “iríamos al rincón de pensar”. Lo digo por el lamentable y bochornoso espectáculo que todos los partidos nos están proporcionando con desvergüenza y deshonestidad a los españolitos que los hemos votado. En estos días se han cumplido 83 años del Levantamiento contra la II República, que Franco con sus traidores conmilitones comenzaron en nuestra ciudad; y creo que para escribir sobre ello, previa consulta de documentos y la lectura de historiadores, con o sin diplomas, de ojana u ojaneta, hay que procurar siempre poner en limpio nuestro borrador mental, frente a las páginas que escribimos; porque no vaya a ser que te tomen, como decía Husley, que la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia, o que un imbécil-mascabrevas, brille solo con su barato oropel
Los que padecimos la dictadura, que ahora algunos dicen que fue muy “blandita”, habría que recordarles una de las aberrantes consignas que durante la guerra los fascistas, habían instado al ciudadano de retaguardia, cómo apretarse el cinturón, cosa que en los 40 y 50, se convirtieron en dos palabras: “restricción y racionamiento”. Aquéllos años, nuestros padres y abuelos lo padecieron, y los que nacimos después lo sufrimos de “soslayo”, y algunos de “sopetón”, en plan cruel guantazo. También recordarles que la dictadura franquista fue algo así como un sistema de gobierno en el que lo que no estaba prohibido era obligatorio; donde la Iglesia marcaba las fiestas en el calendario, pero no para que los trabajadores descansaran, sino para que pudieran acudir a misas, vigilias, procesiones y rogativas con rezos y golpes de pechos varios. Y luego vino la famosa “Paz de Franco”, una paz vengadora, una paz construida sobre la liquidación del enemigo, un enemigo que era la República, votada por el pueblo español. Pero claro, como habían ganado los “buenos”, y la guerra había terminado, estaba prohibido mirar hacia atrás, censurando cualquier manifestación de su huella, que de por sí era tan evidente en tantas familias destrozadas, tantos suburbios miserables, pueblos arrasados, prisioneros políticos abarrotando las cárceles, exilios, represalias, y sobre todo con la economía maltrecha. Pero la retórica mesiánica y triunfalista, se empeñaba en minimizar las secuelas de aquella catástrofe, donde en los colegios nos obligaban, formados de tres en fondo, bien “prietas las filas”, subiendo y bajando “montañas nevadas”, y aunque nos quemase, debíamos estar muy seriecitos con la “cara al sol”, y siempre cantando himnos al provenir. España entonces era: “Una, Grande, …y Suya, (de Franco)”, pero jamás libre.
Existe un libro muy clarificador sobre el tema: “Las Heridas de la Historia”, de Vicente Moga, que yo recomiendo su lectura, donde relata, paso a paso, los acontecimientos ocurridos en nuestra ciudad en aquéllos fatídicos días. En él se puede leer, entre otros datos, la “…relación en tres folios fechado el 13.03.1937, con los nombres de las 200 personas muertas por armas de fuego en Melilla, entre el 19.07.1936 a 11.03.1937…”. En la que figuran hombres, que por sus altos cargos político y militar, como Antonio Díez, alcalde electo de Melilla y Manuel Romerales, Comandante General de la ciudad, fueron fusilados a los pocos días del Alzamiento, que Dios debió confundir aquélla tarde. Por otra parte habría que saber si la anterior corporación municipal, anuló el Decreto 462/1962 de 1.03.1962, por la que se concedió a Melilla el infame e ignominioso titulo: “Adelantada del Movimiento Nacional, con derecho a su incorporación en el escudo heráldico municipal”.
También desde éstas líneas, le digo a la Sra. Gloria Rojas que su intención de proponer la retirada de la estatua del dictador de la entrada del Puerto, así como los restos de símbolos y nombres de calles con nombres fascistas en la ciudad, es muy loable y sería aplaudida por los demócratas, pero ¡hágalo, ya!, por favor, y así de una vez por todas Melilla cumplirá con la Ley de la Memoria Histórica. Porque debe saber que Franco fue el representante repulsivo de los eternos vencedores, vencedores que aún siguen funcionando en las urnas: Leer el artículo que el periodista Mariano Sánchez Soler: “La Herencia Franquista”, (Dios no existe pero está al alcance de la mano) que publicó el 20.11.2015, que creo que Pablo Casado no ha leído, cuando se refiere a la Guerra Civil como “La Guerra del Abuelo”, en la que unos perdieron, y muchos de los abuelos de los que militan en su partido fueron los vencedores, saliéndo hinchados hasta las trancas.

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