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El macrogobierno de Eduardo De Castro

Con el nombramiento de Yonaida Sel-lam para que cobre un sueldo, el Gobierno de Eduardo De Castro tiene ya 18 miembros generosamente remunerados, sólo cuatro menos que los que tenía el “macrogobierno” de Imbroda, según el tripartito. Y es verdad que era un macrogobierno. Tan macro como el de De Castro, aunque le pese que algunos se lo recuerden La coherencia en los actos es algo a tener muy en cuenta si uno no quiere que le saquen los colores. Los políticos deberían tenerlo en cuenta, pero algunos no aprenden. Los que están ahora en el Gobierno lo están demostrando estos días, porque su forma de proceder es muy distinta a la que sostenían cuando estaban en la oposición. Quizá algunos no esperaban que un día llegaran a ocupar puestos de tan alta responsabilidad como los que ocupan ahora. Por eso no pueden esperar que los ciudadanos, y mucho menos los medios de comunicación, que tenemos el deber de informar a la opinión pública de lo que dicen y hacen quienes gestionan los intereses generales, no les pidan ahora explicaciones cuando su proceder desde el sillón es tan distinto del que defendían en la bancada de enfrente.
Un caso clamoroso es el del nuevo nombramiento de Yonaida Sel-lam como nueva viceconsejera de Vivienda. No es que hiciera falta este cargo en el Gobierno de Melilla, porque de ser así, habría sido nombrada junto al resto de sus compañeros y habría tomado posesión junto a ellos el 4 de julio. Se trata, únicamente, de una maniobra política para que cobre un generoso sueldo, una vez que CpM, PSOE y C’s no consiguieron aprobar que la presidenta de EMVISMESA percibiera su retribución de esta sociedad pública. Esto no es una suposición, porque lo reconoció el propio presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo De Castro, cuando fue preguntado por ello en una rueda de prensa. Y aunque intentó escaquearse respondiendo a la gallega, con una pregunta y dando la vuelta a la cuestión que este Periódico le había planteado, después reconoció abiertamente que si la había nombrado era porque tenía que cobrar por el puesto de responsabilidad que iba a ostentar al frente de EMVISMESA.
Lo que no es de recibo es que De Castro se preguntara a qué venía tanta extrañeza por ello cuando el anterior Gobierno “hizo exactamente eso todo el tiempo”, intentando justificar la maniobra. ¿No era este el Gobierno del cambio? Por lo que vemos, nada ha cambiado, aun cuando siguen muy frescas en el recuerdo de los melillenses las críticas que el tripartito del Gobierno hacía en la oposición.
Cuando esta polémica se dio hace cuatro años, con Hassan Driss como protagonista en lugar de Yonaida Sel-lam, el entonces portavoz de CpM, Hassan Mohatar, decía: “Debería ser el consejero de Fomento, Javier González, quien presida la sociedad, porque ponerle un sueldo a un presidente que puede ser cubierto por otro es ahorrar dinero a la administración pública”.
Por su parte, el PSOE, emitió la siguiente nota de prensa, aún disponible en su página web: “El PSOE está en contra de ponerle un sueldo a Hassan Driss como Presidente de la sociedad pública de Emvismesa, habida cuenta de que ya existe un gerente, con un contrato de alta dirección, que es que el lleva la gestión de esta empresa pública, y en el que están delegadas prácticamente todas las funciones del Presidente de la sociedad”. Los socialistas denunciaban así “la creación de una Viceconsejería innecesaria sólo para darle un sueldo a Driss”.
¿Y qué decía C’s, concretamente De Castro? Lo siguiente: “La Viceconsejería de Vivienda demuestra que este nuevo organismo no era necesario y evidencia que se ha creado un puesto nuevo como justificación para que la viceconsejera de Acción Social, Francisca Conde, siga asumiendo dicho cargo con sueldo y dedicación exclusiva”. Su compañero de bancada, Luis Escobar, estaba de acuerdo: “Driss fue nombrado en ese puesto para darle por la puerta trasera el sueldo que no podía como presidente de EMVISMESA al no tener los dos tercios del Consejo de Administración”.
De Castro, quien en la oposición decía que el Gobierno de Imbroda debía tener cero viceconsejerías y el suyo ya va por 9, no puede defender lo indefendible, y es que no hay ni rastro del cambio prometido ni en este tema ni en tantos otros desde que hace mes y medio consiguieron el poder. En vez de decirle a este Periódico que se equivoca cuando le pregunta por estas diferencias entre lo que hacen ahora y lo que decían hace cuatro años, De Castro debe asumir la realidad, y es que su débil Gobierno no se podía permitir el lujo de tener descontenta a Yonaida Sel-lam al tener una mayoría cogida con alfileres. Con su nombramiento, el Gobierno de De Castro tiene ya 18 miembros generosamente remunerados, sólo cuatro menos que los que tenía el “macrogobierno” de Imbroda, según el tripartito. Y es verdad que era un macrogobierno. Tan macro como el de Eduardo de Castro, aunque le pese que algunos se lo recuerden.

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