Muy tristes tienen que estar Luís Enrique, su esposa y resto de familia, como triste estarán todos los que lo conocían y toda persona con sentimientos, estas cosas duelen. Una pequeña de 9 años ha dejado de existir por una terrible enfermedad cancerígena que afecta a los huesos, por desgracia, he conocido a diversas personas que lo han padecido y se puede decir que es de los cánceres más malignos y mortíferos según expertos.
XANA, se llamaba la criatura, una muy triste y dolorosa pérdida. Ha sido una situación la de este caso. La enfermedad de la niña se ha llevado muy en secreto, siempre que se leía algo al respecto sobre la ausencia de Luís Enrique de los entrenamientos, de su abandono el 26 de marzo durante la concentración previa al partido contra Malta clasificatorio la Eurocopa del 2020, se decía: por motivos familiares y nada más, supongo que sus más allegados y algunos medios de comunicación, sabrían algo más, pero han mantenido un respetuoso silencio, supongo que a petición del mismo Lucho.
Él mismo, con todo detalle ha dado cuenta de ese doloroso fallecimiento de su hija en la tarde de ayer día 29.
Todo esto me hace pensar sobre lo que luchan y hemos luchado siempre los padres por la salud y bienestar de nuestros hijos, eso es lo normal, nuestra ley de vida de mirar siempre por ellos, incluso más que por nosotros mismos y más, si son criaturas pequeñas de corta edad. Lo que no es normal, ni decente o más bien son crímenes absolutamente despreciables, cuando nos dan noticias de esos sátrapas asesinos y violadores de todo ser humano y si son pequeños indefensos mucha más rabia e incomprensión. Aún mucho peor, que esos abusos y crímenes los cometan los propios padres de las criaturas. Eso es terrible y todo el peso de la justicia debería caer sobre ellos, pero al mismo tiempo te enteras también ayer de la puesta en libertad de ese tal “El Vaca” (8 años de condena solo) que mató a una niña salvajemente. Los residentes del pueblo donde vivía están ya temblando. No hay derecho.
No me quiero extender más, porque esto me pone malo y de los nervios, al haber criado y sacado adelante a cuatro hijos, y ahora con cinco nietos luchando y peleando a diario por ellos. Me pongo en el lugar de Luís Enrique y de su esposa, me imagino el dolor que deben tener y al mismo tiempo, la fortaleza que están demostrando por la situación. Me quedo con la frase de unos padres vertida a los medios de comunicación ayer mismo: <
Sí, descanse en paz esta criatura fallecida tras una desgraciada enfermedad. Mi más sincero y doloroso pésame.
