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Melilla, la segunda ciudad “más sedentaria del país” y alcanzando índices que muestran que un 60% de los ciudadanos tiene sobrepeso

En la imagen, el endocrino David Palao en su consulta en una clínica sanitaria melillense

El endocrino de una clínica melillense, David Palao, trata diversos aspectos que favorecen la aparición de sobrepeso u obesidad en la población melillense y en la estatal. De acuerdo a esto, detalla que “en Melilla los índices de exceso de peso están en un más de un 60% de la población y muestran a la ciudad como la segunda más sedentaria del país”. Además, detalla que “debe de haber más políticas que vayan en contra de favorecer estos estados de forma”.

Cada vez más, el sobrepeso o la obesidad se va haciendo más visible entre los ciudadanos, tanto a nivel estatal como a nivel nacional.
El sobrepeso es un estado de forma que consiste en tener un Índice de Masa Corporal (IMC) por encima de lo recomendado, que se encuentra en un 25. La obesidad, al igual que lo anterior, es un estado de forma que supera el valor de 29,9 en el IMC.
Pero, ¿Qué es un IMC? Según explica el endocrino, David Palao, “el IMC es la división entre tu masa corporal en kilogramos y tu medida en metros al cuadrado, es decir, una fórmula que a veces se complementa con los datos obtenidos mediante instrumentos de medición por bioimpedancia”.

Índices de alerta
El sobrepeso o la obesidad no entiende de edades o de sexo, sino de cuidarse o no y de tomar medidas para evitar este estado de forma, que llevándolo al extremo se le puede considerar como enfermedad.
Según el doctor Palao, en España, como indican las estadísticas, un 54,5% de la población adulta sufre de sobrepeso, es decir, más de la mitad de los habitantes nacionales. Pero no solo las cifras para mayores de 18 años son alarmantes, sino que señala que un 28.56% de la población infantil también lo padece; por lo tanto, 3 de cada 10 niños poseen un IMC elevado para la edad, peso y estatura que debería tener.
Pero no solo en España las cifras pueden causar cierta alarma entre los facultativos sanitarios, sino que en Melilla también se puede observar cómo los datos aspiran alto.
En cuanto a la población adulta melillense, un 60,26% sufre sobrepeso; estos datos posicionan a la localidad en el quinto puesto de las comunidades con mayores índices, ya que el primer puesto se lo lleva la ciudad hermana, Ceuta, con un 65.54%.
Por otro lado, los datos de la población infantil de Melilla apuntan que existe un 36.01%, ocupando un sexto puesto, el primero sería, nuevamente, para la localidad caballa, con un 37,09%.

Posibles causas
El sobrepeso es la antesala de la obesidad, pero ambos pueden contar con factores modificables o inmodificables. “El sobrepeso o la obesidad puede estar determinados por diversas causas; las modificables son aquellas en las que el usuario toma cartas en el asunto y decide cambiar su estado de forma, a través de ayuda profesional y adecuando la alimentación y realizando ejercicio. Sin embargo, hay causas que provocan este estado que son inmodificables, como son los trastornos hormonales, por ejemplo”, explica el endocrino.
De este modo, el profesional sanitario detalla una palabra que, aunque no lo parezca, resumen en sus letras los distintos factores que pueden incidir o influir en la posibilidad de tener sobrepeso u obesidad. “Recuerdo como mi profesor de facultad, Julio Basulto, nos enseñó la palabra ‘Saltar’ y tiene sentido”, así pues comienza desgranar cada letra.
 “S” de sedentarismo;” hay que intentar moverse, hacer ejercicio y no tener una vida de horas sentados o cogiendo el coche para todo”.
“A” de alcohol; “la población española tiene la errónea creencia de que una copa de vino o un vaso de cerveza no es alcohol, cuando lo es y puede provocar, además de sobrepeso u obesidad, otras enfermedades, como las cardiovasculares, por lo que lo primero que se retira es esto”.
“L” de lactancia materna; “muchos pensarán qué tiene que ver una cosa con la otra y hay relación, el hecho de un tipo de leche u otra incide en que el niño en un futuro sea más proclive a tener este estado de forma”.
“T” de tabaquismo; “está comprobado cómo el tabaco influye de manera directa en el aumento de peso, ya que está creado para propiciar ansiedad, que a su vez hace que se aumente la ingesta de comida”.
“A” de alimentación; “factor importantísimo, ya que todo lo que comamos va a incidir de una manera u otra, y viendo los índices se comprueba, una vez más, que la dieta no es sana”.
Por último, “R” de relaciones sociales; “la gente que rodea a un usuario con sobrepeso u obesidad determina, en cierta medida, su estado; es decir, si un paciente está rodeado de personas con obesidad le costará más cambiar este estado físico”, explica el doctor Palao.

Melilla, ciudad sedentaria
Pero el profesional de la endocrinología destaca que “en Melilla uno de los factores que más se puede destacar es el sedentarismo”. “Solo hay que verlo cuando se sale a las calles, toda la ciudad está llena de coches, siendo una de las comunidades con más vehículos por metro cuadrado, por lo tanto se demuestra que el ciudadano melillense no opta por ir andando a los lugares, sino que prefiere coger el coche, arriesgando su salud a posibles factores”, explica.
No solo el facultativo destaca este aspecto, sino que según muestran las estadísticas del INE, la Ciudad de Melilla ocupa el segundo puesto en sedentarismo en tiempo de ocio, es decir, que cerca de un 60% de la población lo es.
Algo que llama la atención porque la ciudad melillense destaca, entre otros aspectos, por la multitud de deportes. “No solo es el deporte en sí, debe de haber políticas que favorezcan que el uso del coche sea minoritario, que se haga más ejercicio; puede que haya muchos deportes, pero no toda la población los práctica, quizás ahí es donde hay que poner la mira”, apunta el doctor David Palao.

Políticas para el bienestar
Pero no solo en Melilla las autoridades deberían ponerse manos a la obra para crear o estudiar ciertas políticas que no favorezcan el sobrepeso o la obesidad, sino que a nivel estatal, según apunta el endocrino, también.
“Lo mismo que hay políticas para el tabaco, lo debería de haber para el alcohol, ya que es la primera causa de mortalidad, o incluso en la parte de lactancia materna, propiciando la creación de más grupos de apoyo para todas las madres que quieran dar este tipo lactancia. Hay mucho trabajo por hacer, tanto por la población como por las autoridades, y lo preocupante es que el sobrepeso o la obesidad está siendo una realidad”, señala.

“La alimentación se está americanizando”

David Palao, endocrino de una clínica melillense, explica que la alimentación que tienen los melillenses, y los españoles en general, se está “americanizando”. Según explica, los ciudadanos son “más amigos” de comida ultraprocesadas, asumiendo el riesgo que conllevan para la salud, puesto que cada vez más los restaurantes de “comida basura” comienzan a adentrarse en la sociedad española. “Hay que saber comer, qué es lo que hay que evitar y demás, porque la alimentación es uno de los pilares más importantes y hay que cuidarla”, detalla Palao. En este sentido, indica un dato que “llama la atención” y es que 2 de cada 10 niños menores de 10 años consumen cualquier tipo de bebida energética, “un producto que no está para nada recomendado para ellos, y casi para nadie”. Asimismo, incide en que debe de haber políticas que favorezcan que en la enseñanza se incluyan asignaturas de nutrición.

“Hay que saber interpretar las etiquetas nutricionales de los productos para saber qué es lo que comemos”

El endocrino, David Palao, pone el acento en que “la mayoría de los usuarios no saben interpretar una etiqueta nutricional de un producto del supermercado”. Según cuenta, el gesto de girar un producto y mirar sus valores nutricionales, indicados en una tabla pegada en el reverso del mismo, puede suponer una gran diferencia a la hora de comer.
El profesional incide en que “siempre es preferible comprar productos frescos no envasados e incido en lo de los envases porque siempre llevan algún ‘añadido’, por lo tanto, a mis pacientes, les insisto en que adquieran productos naturales, frescos, como el pescado de una pescadería o fruta del mercado, ya que se aseguran que esos productos están ‘limpios’ de añadidos”. Pero, si por el contrario, el ciudadano no tiene la posibilidad de acceder a ellos, el endocrino remarca que “dentro de lo malo hay que buscar lo menos malo, por ello es necesario saber interpretar esta tabla, para conocer lo que comemos”.

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Luisa Maria Sanchez Ballesteros

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