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Carta a Casado, que pasa por aquí

El Gobierno actual de Melilla es un peligro mortal para Melilla, es el fracaso monumental y sin solución de un cambio añorado y deseable” Hoy llega a Melilla el presidente del PP nacional, Pablo Casado (que me debe una comida). Creo que conviene que lea esta Carta.

La incidencia de la repetición de las elecciones generales del 10 de noviembre ha tenido ya un efecto maligno en nuestra ciudad: Ha proporcionado unos días más de vida moribunda a un Gobierno local presidido por un esperpento apoyado en un gafe. Un Gobierno que murió nada más nacer, que padece una enfermedad terminal, mantenido artificialmente por el interés crematístico de algunos, con una muerte anunciada e inevitable, como pasó con Franco en noviembre de 1975.

De Emilio Guerra, al que conozco desde hace ya muchos años (el baloncesto) y al que tengo afecto personal, publicamos un artículo el miércoles con un título muy acertado, “Noventa días y noventa noches”, que son las que pasarán mañana, 4 de octubre, desde que el actual Gobierno de Melilla tomó posesión. El artículo, muy bien escrito, sostiene unas tesis con las que estoy en total desacuerdo. No porque yo defienda el inmovilismo, que no me gusta nada tal y como escribo una y otra vez; no porque yo esté a favor del bipartidismo eterno, que no lo estoy; no porque no me guste lo nuevo, que me gusta; sino porque los hechos de estos últimos noventa días y noventa noches han demostrado que el actual Gobierno presidido por De Castro y el super gafe maligno Liarte es un esperpento paralizante (aunque CpM tenga una mayoría que no ejerce, como demuestra con los hechos), un Gobierno incapaz de hacer nada y muy capaz de impedir hacer algo a los demás, coaligados o no. El Gobierno actual de Melilla es un peligro mortal para Melilla, es el fracaso monumental y sin solución de un cambio añorado y deseable.

Democráticamente solo hay un camino para terminar con este esperpento gubernamental actual: una moción de censura. Puede ser que, tras las elecciones generales del 10 de noviembre, se pudiera lograr en Melilla un pacto PP-PSOE, pero lo veo altamente improbable, en cuyo caso lo único posible será un acuerdo PP-CpM, un compromiso para ocho años que significaría estabilidad y un futuro para Melilla basado en la auténtica realidad de su situación poblacional y geográfica. El nuevo PP, presidido por Pablo Casado y con el cambio como lema, tiene un papel importante para lograr el cambio melillense, la salvación de Melilla como ciudad española. Aberchán, líder absoluto de la actual CpM, tiene que liderar la conversión de ese partido en un verdadero partido local, sacrificando, si es preciso (que lo es) sus deseos e intereses personales y apoyando una moción de censura, porque no hay otra solución.

Y termino repitiendo lo que dije en mi Carta del domingo pasado: Sería conveniente que, de cara a la repetición de las elecciones generales del 10 de noviembre, Melilla tuviera en el Parlamento español un representante de un partido político genuinamente local. Pablo Casado tiene mucho que decir en este tema y en lo anterior de la moción de censura y de terminar con este Gobierno local absurdo.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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