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Un joven inmigrante arriesga su vida al intentar subir al barco a través de uno de los amarres de tierra

Los intentos de inmigrantes sin documentación de acceder a los buques que conectan Melilla con la península como polizones siguen produciéndose. El último, hace menos de una semana en la que el joven en cuestión intentó trepar por una de las cuerdas de atraque de un buque de gran calado, pero no pudo completar su acción y regresó a tierra sin que pudiera ser detenido. Las medidas anti intrusión que activó el anterior presidente de la Autoridad Portuaria, Miguel Marín, tuvieron una destacada incidencia a la hora de reducir en casi un 95,6% las intrusiones ilegales en el recinto portuario. Se instalaron vallas coronadas por concertinas y se habilitó un nuevo punto de vigilancia en el espaldón del puerto, entre otras medidas. De hecho, en febrero de 2019, cuando ese refuerzo de la seguridad aún no había culminado, se registraron un total 244 intrusiones, frente a las 3.122 que hubo en enero de 2018.

Pero los intentos de acceso al recinto portuario se siguen dando a diario. Las escaramuzas de inmigrantes irregulares tanto adultos como menores, se siguen produciendo. Uno de los más destacados, que sorprendió a los ciudadanos que se encontraban en el puerto, se produjo hace menos de una semana. En esta ocasión, el inmigrante logró sortear las medidas de seguridad e intentó subir al buque de la compañía Trasmediterránea utilizando para ello uno de los cabos atado a un noray con los que se completa el atraque. El joven intentó escalar hasta llegar al buque, pero finalmente tuvo que desistir de su intento, por lo complicado y agotador de la operación y regresó a tierra sin más dificultades. Después, se dio a la fuga antes de que pudiera ser detenido, según aseguran algunos testigos.

En esta ocasión este intento del hombre que buscaba llegar a la península como polizón terminó sin incidentes, pero conocidos son los casos de menores extranjeros no acompañados y adultos indocumentados que han perdido la vida en la dársena melillense.

Capitanes de los buques que operan entre el puerto melillense y los peninsulares, han dejado patente a este Diario que estos intentos de intrusión “son cada vez mayores y cualquier día puede pasar una desgracia como ya ha ocurrido”. Indican que algunos de estos inmigrantes ponen en serio peligro su integridad física porque “se acercan demasiado a las hélices, que les pueden destrozar, o ser engullidos por los motores”, sin olvidar a los que suben a través de las escalas desde donde pueden caer y recibir un golpe que puede ser mortal.

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J.A.M

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