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Carta del Editor

Sin libertad no hay vida

“Para la libertad, sangro, lucho, pervivo. Para la libertad… aún tengo la vida”. Así empieza y termina el poema de Miguel Hernández. Así pienso yo, por eso pervivo, por eso lucho. Por eso, aunque algunos pretendan lo contrario y sean incapaces de entender por qué hay que luchar para ser libre, no van a terminar conmigo, ni con nuestro periódico -El Periódico de Melilla- los liberticidas que hoy, para desgracia de Melilla, gobiernan en la ciudad sin haber sido elegidos -caso Liarte- o siendo el peor valorado de todos los políticos melillenses -caso De Castro.
La gran Elvira Roca Barea acaba de publicar, tras el espectacular éxito de su “Imperiofobia y Leyenda Negra”, un nuevo libro, “Fraseología. España y sus élites: de los afrancesados a nuestros días”, que ha ganado el Premio Espasa. En una entrevista publicada el martes en El Mundo, Elvira declaraba: “España es mucho mejor que sus élites. En España, de los cuadros medios para abajo, hay gente muy competente, que pelea con alegría y hay un aprendizaje intuitivo desde los tiempos de la guerra con Napoleón, de que no se puede fiar de las élites. Eso genera una solidez, una fortaleza, que resulta difícil de atravesar”. Efectivamente, España es mucho mejor que sus élites. Y eso, que es evidente en España en general, es aún más evidente en Melilla en particular. La élite política actual de Melilla parece surgida del Averno, el inframundo según la mitología romana, establecida en Melilla para martirizar a los melillenses. Todo -excepto lo de sus sueldos- lo hacen mal o les sale mal, todo les resulta, a los melillenses, peor que mal.

Casi al mismo tiempo que Elvira Roca, Vargas Llosa ha presentado “Tiempos recios” ¿En qué momento se jodió América Latina? Quizás empezó en 1954, cuando la CIA alentó el asesinato del líder guatemalteco Jacobo Árbenz Guzmán, tildándolo de procomunista, dice Vargas Llosa en su nuevo libro, que es parcialmente histórico y parcialmente inventado, siempre atractivo. La pregunta de en qué momento se fastidió Melilla es imprescindible, para nuestra subsistencia.

En el ámbito electoral local y como vaticiné (no era difícil), Jesús Delgado no se presenta como candidato de su partido, Vox, a las elecciones generales del próximo 10 de noviembre, a diferencia de lo que han hecho todos los demás líderes de los partidos locales y casi todos los nacionales. No solo no se presenta él, consciente, dentro de su inconsciencia política patológica, de que iba a fracasar estrepitosamente -como ocurrió en las elecciones locales- sino que ha conseguido aburrir, decepcionar y finalmente desplazar a los candidatos de su partido que se presentaron en Melilla a las últimas elecciones generales, cuyo pecado fue que obtuvieron unos resultados mucho mejores que los de Delgado Aboy en las locales, lo que les valió, paradójicamente, para ser apartados del partido, a iniciativa de Delgado. Así se destruye en Melilla, vía minimización y mala dirección constante, un partido político. Por cierto, y para variar, Ignacio Ramírez (Sogorb), candidato al Congreso sin posibilidad alguna de obtener el escaño, es, como su padre -que fue y siempre será un gran comerciante melillense y al que tengo enorme cariño- una magnífica persona).

Estoy en Madrid, donde me envían un largo video con lo que ocurrió con dos autobuses de la COA en la frontera de Beni Enzar, con numerosos menas asaltando los autobuses y estos, a cámara lenta, constantemente pitando. Fue un espectáculo triste, dantesco, permitido por los aduaneros marroquíes, más que probablemente alentado por ellos. Un espectáculo vergonzoso para los que lo permiten y alientan, marroquíes, y para los que lo soportan en silencio y sin reacción, españoles. Lo de nuestras fronteras melillenses -cada día se demuestra más que, vía nuestra entrada en la Unión Aduanera Europea, deberían ser fronteras entre Europa y Marruecos, no solo de España con Marruecos- es cada vez más insoportable, más denigrante para España, sumida en el pozo de un Gobierno eternamente en funciones y sin capacidad de reaccionar ante las agresiones externas, como está demostrando Marruecos -que rápidamente capta nuestras debilidades- una y otra vez, en Melilla y en Chafarinas, el reino de las mafias explotadoras de seres humanos necesitados.

Pese a todos los pesares, resulta que, según un informe recién publicado por la Fundación BBVA, el 86% de los españoles estamos más que satisfechos con nuestra vida. Un porcentaje de satisfacción -que todos los extranjeros que nos visitan corroboran, afirmando que en España se vive muy bien- considerablemente más alto que el de países de nuestro entorno, como Alemania, Reino Unido, Francia o Italia. Un grado de satisfacción personal que contrasta con las noticias catastrofistas habitualmente publicadas en España, dando la razón a los que defienden, con razón, que las malas noticias son noticia, pero las buenas no lo son.

Corolario
Andrés Hernández el viernes tituló su columna con dos escuetas palabras: El Periódico (con mayúsculas). Terminaba su artículo: “Deseo a MELILLA HOY que sea siempre HOY… Más allá del tiempo. Donde Melilla existe y merece existir”. Sólo el HOY existe y MELILLA HOY es, desde hace más de 34 años, El Periódico de Melilla. A pesar de las múltiples agresiones sufridas. Y, como desean Andrés y la inmensa mayoría de los melillenses, MELILLA HOY seguirá existiendo. HOY y mañana. A pesar de los gafes malignos e ignorantes como Liarte -siempre viviendo del erario público- y de los Gobiernos liberticidas, como los que tantas veces hemos padecido y superado.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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