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El Ministerio Fiscal reclama al acusado una pena de dos años y tres meses de prisión por un presunto delito de estafa

El dueño de un local denuncia a un trabajador por “apropiarse” de 1.700 euros de la organización de una boda

Los hechos ocurrieron en el año 2015 en un local del Puerto Noray

El Ministerio Fiscal reclama una pena de dos años y tres meses de prisión a un trabajador por un delito de estafa después de que el dueño de un local le denunciase por presuntamente haberse quedado con 1.700 euros de la organización de una boda. El acusado aseguró que recibió el dinero por parte de los novios, pero que lo empleó para pagar deudas y comprar bebidas porque la empresa “vivía el día a día”. El denunciante expuso que se enteró de que los novios ya habían entregado el dinero a su trabajador cuando el cáterin lo reclamó un mes antes. Los hechos ocurrieron el 21 de septiembre de 2015, el acusado explicó que trabajaba como socio de uno de los dueños de un local en el Puerto Noray. A preguntas de la fiscal, detalló que su trabajo consistía en abrir y cerrar el local, contratación de personal y organización de eventos.

Declaraciones
En ese mes, confirmó que se reunió con unos novios para organizar una boda quienes le entregaron 1.789 euros y les dio un recibo. “Esa cantidad la utilicé para el fin de semana siguiente porque había que pagar a dos empleados y comprar bebidas para la fiesta”, sostuvo.

Sobre si era consciente del prejuicio a los novios, respondió que sabía que la empresa estaba en una “mala situación”.

A preguntas de la defensa, remarcó que el diez de octubre quiso reparar “los daños” y subcontratar la boda en otro local para que los novios pudieran celebrarla. “Al día siguiente me llamó el dueño y los novios, pero yo ya le había informado de lo del dinero”, contó.

Por último, expuso que de un día a otro cerró el negocio y le quitó las llaves del local.

El denunciante aseguró que llegó un acuerdo con el acusado porque él se iba a quedar el local, por ello, le dejaba gestionar las contrataciones y la organización de eventos.

Además, expresó que habló con los novios para decirles que sería su trabajador quien llevaría a cabo la boda, pero desconocía que le hubiesen entregado el dinero. “Fue cuando el del restaurante me dijo que dónde estaba el dinero, no tenía conocimiento de nada”, dijo.

El propietario reclama la cantidad que tuvo que poner “de su bolsillo” para que los novios pudiesen celebrar su boda.

También, aseguró que él era el que pagaba a los provedores por medio de transferencia, que no había deudas “graves” y que el despido se produjo cuando se enteró que quería quedarse el local sin hacer ningún pago.
“Todos los datos estaban en el ordenador, pero lo que hacía él era cobrar el dinero en mano para quedárselo”, concluyó.

Uno de los testigos contó que el trabajador se presentó como socio y le dieron en mano 1.789 euros para la organización de la boda. “Me sorprendió cuando me llamó el dueño para que ingresara el dinero, cuando yo ya lo había entregado”, sostuvo.

El encargado del cáterin de la boda, afirmó que se reunió con el dueño del local y con los novios para hablar sobre la boda, pero “me dijeron que ya habían entregado el dinero”.
“Tuvo que ser el dueño el que puso el dinero para que la boda se celebrase”, concluyó.

En la última palabra, el acusado dejó claro que el dueño tiene deudas con la Autoridad Portuaria, “ha tenido más juicios con trabajadores y aquí el perjudicado soy yo”.

Conclusiones de Fiscalía y defensa
El Ministerio Fiscal solicita una pena de dos años y tres meses de prisión por un delito de estafa ya que expuso que quedó acreditado como legalmente el acusado no tenía competencias y cómo recibió los 1.789 euros para la boda. Además, apuntó que el dueño ha dejado claro que el local carecía de deudas graves y se desconoce el dinero del dinero, por lo que, cree que hubo ánimo de lucro.

La defensa, por su parte, pidió la absolución de su representado porque era el gerente y tuvo que utilizar el dinero para pagar unas deudas, la contratación de dos camareros y la compra de unas bebidas para una fiesta ese fin de semana debido a que la empresa vivía “al día”. También, remarcó que el dueño le despidió disciplinariamente una semana antes “por un hecho que supuestamente desconocía”.

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Redacción

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