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Cerco a Correos

La Delegación del Gobierno, al igual que destina policías para vigilar dentro y fuera de los colegios electorales el día de la votación, debe considerar la oficina de Correos como un colegio electoral más y destinar policías para que la custodien mientras el plazo para votar por correo esté abierto. De esa manera, supuestamente, todo el mundo debería estar tranquilo porque las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son neutrales y garantía de que no se vulnera un proceso electoral donde hay mucho en juego Increíble pero cierto. Un proceso electoral más en el que la oficina de Correos de Melilla está en el punto de mira. Desde que se abrió el plazo para votar por correo, la calle Pedro Navarro parece Manhattan. O el Banco de España, según se mire. Porque de repente, dentro y fuera de la oficina postal se han instalado, literalmente, personas que realizan labores de vigilancia para controlar quién va allí y a qué van. Pero no son policías, sino personas particulares, probablemente contratadas por alguien, para que den cuenta de los movimientos de unos y otros, observar quién va a votar por correo para después, comunicarlo a la mano que le da de comer. Auténticos mirones que recuerdan a tiempos muy pasados de persecuciones, en los que los chivatazos podían costar vidas.
Afortunadamente esos tiempos, como decimos, han pasado, pero en Melilla volvemos, en cierta medida, a rememorarlos cada vez que se celebran elecciones. Y es necesario acabar ya con esto. ¿Por qué en Melilla votar por correo tiene que ser una odisea y un motivo para que te señalen? Porque sigue siendo un voto bajo sospecha y que ya fue, recordemos, objeto de un procedimiento judicial que acabó en condena a años de prisión e inhabilitación para los líderes de dos partidos políticos de Melilla, y otras importantes penas para más dirigentes de ambas formaciones.
En las pasadas elecciones, el actual tripartito, que estaba en la oposición, pidió ante la Junta Electoral cambios en la ley para cambiar el procedimiento del voto por correo para, según ellos, dar más garantías de que no se vulnera el derecho al voto y que el elector tenga que ir personalmente también a entregar sus sobres con las papeletas y no solo a solicitar el voto por correo, como sucede ahora. Según decían, es de justicia que, si para votar en la urna hay que ir en persona, también haya que hacerlo a la hora de votar por correo. No es un planteamiento descabellado, pero curiosamente, ninguno de los tres partidos ha dado los pasos necesarios para cambiar eso donde hay que hacerlo, que es en el Parlamento, donde dos de ellos, PSOE y Cs, tienen una amplia representación en el Congreso de los Diputados. Es decir, o no les interesa de verdad que haya cambios o sus partidos esa visión en Madrid. De lo contrario, en los últimos meses se habría promovido dicha medida.
Mientras no haya cambios en las leyes, la realidad es que el voto por correo debe seguir las pautas establecidas en la norma y los poderes públicos deben garantizar que se pueda hacer con normalidad, porque estamos hablando de algo sagrado en democracia, como es el derecho a votar en libertad. Y ahora no se puede hacer sin que haya personas que espíen y señalen dentro y fuera de la oficina de Correos, generando tensiones y amenazando con su presencia con hacerla estallar como un polvorín. La Delegación del Gobierno, al igual que destina policías para vigilar dentro y fuera de los colegios electorales el día de la votación, debe considerar la oficina de Correos como un colegio electoral más y destinar policías para que la custodien mientras el plazo para votar por correo esté abierto. De esa manera, supuestamente, todo el mundo debería estar tranquilo porque las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son neutrales y garantía de que no se vulnera un proceso electoral donde hay mucho en juego.

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