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Carta del Editor

Menos diálogos inútiles y más acción político-económica

Con el “apoliticismo” los empresarios en Melilla solo hemos llegado al desastre en el que nos encontramos, en el que toda Melilla se encuentra Ayer la Plataforma de Empresarios realizó otra concentración frente a la Delegación del Gobierno, “para reivindicar el futuro económico de Melilla”. Las principales reivindicaciones que hacen los empresarios son: una frontera fluida, la reapertura de la aduana comercial y una inversión del Ejecutivo nacional en la ciudad”, resumía ayer nuestro periódico.

Enrique Alcoba, el actual presidente de la Plataforma -aunque el que la dirige y orienta es, sobre todo, José Luis Martínez Lázaro- señaló anteayer, de manera sorprendente, que, tras la manifestación, se esperará un tiempo -indeterminado, por él calificado como “prudencial”- para que el Gobierno local y nacional atienda las diez medidas que la Plataforma plantea y “se pongan soluciones”. “Vamos a mantener un tiempo de diálogo, dar confianza al Gobierno y esperaremos unos meses”, añadió Alcoba.

La candidez, la calidad de ser cándido, esto es, sencillo, sin malicia, tiene un doble significado, el de ser simple, poco advertido. De la bondad se puede caer en la simpleza y eso es lo que, en mi opinión, ha lastrado la acción de los empresarios melillenses. Esa su excesiva dependencia, su sumisión ante el poder político partidista.

Dar, de nuevo y van ya miles de veces, más “confianza” al Gobierno, empezando por el actual Gobierno local y pasando por el nacional, es convertir al paciente y santo Job en un alocado impaciente. ¿Qué puede cambiar, económicamente hablando, de lo que no ha cambiado en Melilla el Gobierno que desde mayo se presentó con el único proyecto de conseguir el cambio necesario? ¿Qué ha cambiado para mejorar? Nada, absolutamente nada. Todo lo contrario, todo está peor que ayer y, previsiblemente, mejor que mañana, porque cada día que este Gobierno tripartito y absurdo se mantiene en el poder es un día más para aumentar el sufrimiento de nuestra ciudad.

La economía de Melilla jamás mejorará si se desprecia a los empresarios de la ciudad. A los grandes, que son desgraciadamente casi inexistentes, a los medianos y a los pequeños, que son la inmensa mayoría. Para que nos respeten, nos tenemos que hacer respetar. Para conseguirlo tenemos que terminar con ese “nosotros, los empresarios, somos apolíticos”, porque todos, empresarios incluidos, vivimos en la “polis” en la ciudad y somos seres políticos, queramos o no. Y también porque, con el “apoliticismo”, los empresarios en Melilla solo hemos llegado al desastre en el que nos encontramos, en el que toda Melilla se encuentra. O tenemos peso en los partidos políticos, vía directa o indirecta -creando un partido local apoyado por los empresarios, en vez de pedir tanto a los partidos existentes- o, me parece, jamás saldremos del drama económico en el que nos hallamos y se halla nuestra ciudad. No más meses de diálogos inútiles y más acción político-económica. Eso es lo que, creo, hay que hacer.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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