En Melilla la importancia de esta jornada se pudo apreciar en dos puntos principales: el Parque Comercial Murias y en el centro de la ciudad. Pero también en la frontera, debido a la llegada de cientos de marroquíes en busca de ofertas en los comercios melillenses Es una tradición eminentemente americana, pero, al igual que en otros puntos de España, ya está asentada, desde se celebrara oficialmente en nuestro país el Black Friday desde 2012
Se trata un día muy relevante para el comercio global, tanto por volumen de ventas como por marcar el comienzo de la campaña de Navidad. Los comercios ofrecen descuentos considerables en sus productos en un intento de adelantar las ventas de Navidad.
Los orígenes de esta tradición son americanos y se remonta al viernes 24 de septiembre de 1869 cuando dos financieros de Wall Street tras un intenso trabajo por conseguir grandes beneficios, fracasaron y el mercado entró en bancarrota. Por ello, se nombró a ese día como el “viernes negro”.
Se supone que los comerciantes cambian sus cuentas de números rojos a negros, gracias a las fenomenales ganancias ese día, algo que en Melilla se pudo apreciar en dos puntos principales: el Parque Comercial Murias y en el centro de la ciudad.
Pero para el medio ambiente, el Black Friday es, literalmente, un viernes negro. Porque relanza las compras compulsivas en un planeta donde es precisamente el consumo disparatado el que nos está llevando a la crisis climática que sufrimos. Y que no para de empeorar.
Sin embargo, ello no quita importancia a la cantidad de personas que acuden a adquirir diversos productos, aprovechando las rebajas por esta jornada tan especial.
En nuestra ciudad, la llegada de marroquíes de las zonas limítrofes también se dejó notar, con colas kilométricas en la frontera de nuestra ciudad.
