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No hay policías suficientes

El quid de la cuestión es que Melilla apenas tiene policías en sus calles. Lo dicen los propios agentes, como acaba de reconocer la Plataforma Sindical de Policía Local, que es plural al estar constituida por diferentes sindicatos. Pero la urgencia en la solución del problema no se ve por ningún sitio y quienes lo sufrirán serán los mismos de siempre: los policías, porque no pueden llegar a todo el trabajo que tienen, y los melillenses, porque no se pueden quitar de encima esa sensación de inseguridad que, más que una sensación, es una realidad, como se ve en las estadísticas oficiales de delitos Lo apuntamos hace unos días en estas líneas y volvemos a reiterarlo: Melilla no atraviesa su mejor momento en cuanto a seguridad. El índice de infracciones penales no ha hecho más que aumentar en lo que llevamos de año, batiendo récords de delincuencia. Tanto la delegada del Gobierno como el presidente de la Ciudad Autónoma, la socialista Sabrina Moh y el ciudadano Eduardo de Castro, respectivamente, justificaban días atrás que este incremento se debía a los hurtos, aunque si uno observa detenidamente la estadística oficial del Ministerio del Interior, podrá comprobar que los hurtos, precisamente, es de las pocas infracciones penales que han bajado en esta ciudad.
El quid de la cuestión es que Melilla apenas tiene policías en sus calles. Lo dicen los propios agentes, como acaba de reconocer la Plataforma Sindical de Policía Local, que es plural al estar constituida por diferentes sindicatos. No es, por lo tanto, una opinión sesgada ni politizada, sino que los profesionales, los propios policías, relacionan el aumento de los delitos en Melilla con la falta de agentes patrullando en las calles. Y así es como hemos llegado a la situación actual, que ya viene de atrás, puesto que el año pasado, nuestra ciudad terminó como la segunda región española con un mayor índice de delitos cometidos, con una tasa de 30,7 delitos por cada mil habitantes, solo por detrás de Ceuta, que registró un índice de 33,2. Además, Melilla encabeza el ranking nacional de condenados, siguiendo a la ciudad caballa.
Por eso llama la atención que, quienes hoy tienen responsabilidades al frente de las instituciones ahora justifiquen lo que sucede y escurran el bulto, cuando antaño, desde la oposición, se echaban las manos a la cabeza y pedían más agentes. Todos recordamos a Sabrina Moh exigiendo desde el atril del PSOE 300 policías nacionales y 300 guardias civiles más para Melilla. Pues ni una cosa ni la otra, aunque no es la única que peca de esa incoherencia. Eduardo de Castro también cuando, siendo responsable directo de la Policía Local al haber asumido sus competencias, reconoce que hay una merma de 62 efectivos en este cuerpo de seguridad y no prevé ampliar la plantilla con nuevas plazas en la Oferta Pública de Empleo de 2020.
En lugar de ello, De Castro se conforma con las plazas que ya sacó el anterior Gobierno al que tanto critica en las dos oposiciones que se convocaron este año antes de que empezara esta legislatura. Es decir, las 10 plazas cuya oposición ya ha terminado y que, por cierto, ha sufrido un enorme retraso provocado por el Ejecutivo tripartito tras su llegada en junio; y las 32 plazas que ya fueron convocadas, reservando un 10% para los militares que deben abandonar las Fuerzas Armadas a los 45 años, de las que ya han sido publicadas las listas de admitidos en el BOME. Sin embargo, pese a que son tan necesarios, las oposiciones no empezarán hasta el primer trimestre. La urgencia en la solución del problema no se ve por ningún sitio y quienes lo sufrirán serán los mismos de siempre: los policías, porque no pueden llegar a todo el trabajo que tienen, y los melillenses, porque no se pueden quitar de encima esa sensación de inseguridad que, más que una sensación, es una realidad, como se ve en las estadísticas oficiales.

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