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Carta del Editor

Polarización política y desesperanza

La semana pasada estuve en casa, sin salir, varios días, afectado por un catarro, gripe o lo que fuera. Un buen amigo me visitó y me regaló un libro: “Crisis”, del profesor estadounidense Jared Diamond. Le hacía ilusión que comentara el libro, tras leerlo, en una de mis Cartas. Lo hago en esta.

El libro es la historia de los problemas de siete países -en los que el autor del libro vivió- que fueron marcados por una sola crisis que estalló abruptamente, como la llegada del estadounidense comodoro Perry a un puerto japonés en 1853, el ataque soviético sobre Finlandia en 1939, el golpe de Estado de Pinochet en Chile en 1973, el intento de golpe en Indonesia en 1965, la derrota y ruptura de Alemania tras la II Guerra Mundial, el abandono de la dependencia de Australia de Inglaterra y su cambio de visión hacia Asia, también tras la II Guerra Mundial y la creciente polarización política en Estados Unidos (“el problema más peligroso al que nos enfrentamos hoy los estadounidenses”, según Diamond). La semana pasada estuve en casa, sin salir, varios días, afectado por un catarro, gripe o lo que fuera. Un buen amigo me visitó y me regaló un libro: “Crisis”, del profesor estadounidense Jared Diamond. Le hacía ilusión que comentara el libro, tras leerlo, en una de mis Cartas. Lo hago en esta.

El libro es la historia de los problemas de siete países -en los que el autor del libro vivió- que fueron marcados por una sola crisis que estalló abruptamente, como la llegada del estadounidense comodoro Perry a un puerto japonés en 1853, el ataque soviético sobre Finlandia en 1939, el golpe de Estado de Pinochet en Chile en 1973, el intento de golpe en Indonesia en 1965, la derrota y ruptura de Alemania tras la II Guerra Mundial, el abandono de la dependencia de Australia de Inglaterra y su cambio de visión hacia Asia, también tras la II Guerra Mundial y la creciente polarización política en Estados Unidos (“el problema más peligroso al que nos enfrentamos hoy los estadounidenses”, según Diamond).
¿Qué le espera al mundo en el futuro?, se pregunta Jared Diamond. Y contesta, entre otras cosas: “Seguimos prometiendo a los países en vías de desarrollo que, si adoptan buenas políticas, con gobiernos honestos y economías de libre mercado, podrían llegar a ser como el primer mundo. Esta promesa es absolutamente imposible de cumplir. Ya tenemos dificultades para sostener el estilo de vida del primer mundo tal como está, y eso que solo lo disfrutan 1.000 millones de personas de los 7.500 millones que hay en el mundo”.
“Esta es la primera vez en la historia en la que nos enfrentamos a retos verdaderamente globales…Indudablemente, el establecimiento de un acuerdo entre dos o varios países está lejos de incluir a los 216 países que constituyen el mundo entero, pero supone un gran paso hacia un acuerdo mundial, porque solo unos pocos países suponen la mayor parte de la población y de la economía mundial. Tan solo dos naciones, China e India, albergan un tercio de la población mundial; otro par, Estados Unidos y China, son responsables del 41% de las emisiones de CO2 y de la producción mundial; y cinco naciones o entidades (China, India, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea) representan el 60% de las emisiones y de la producción económica mundial”.

Insisto sobre una de las frases de Jared Diamond que me parecen de más actualidad y más aplicables a la España, y a la Melilla, de hoy: “La polarización política, el deterioro de la cultura política de la negociación y el acuerdo, es hoy el problema más peligroso al que nos enfrentamos”. La capacidad de negociación y de acuerdo brillan por su ausencia, en España y aquí, en Melilla, esta pequeña parte de España que parece resignada a la desesperanza derivada de tener que soportar la catástrofe, durante tres años y medio más, de un gobierno que hasta ahora ha demostrado ser manifiestamente incapaz de gobernar, y que ahora amenaza con seguir siéndolo, con De Castro como presidente y a pesar de los cambios que, por obligación, han tenido que realizar, cuya consecuencia positiva ha sido la de librarse del gafe monumental, con el cual no había ni presente ni futuro y al que pretende colocar en otro ligar público para que gane más dinero público y para que destruya el lugar. Por cierto, ¿qué pintaba Mustafa Moh, Aberchán, en la foto del nuevo Ejecutivo?, ¿tiene algún cargo ejecutivo gubernamental que ignoramos?

Posdata
Un político, cualquier político que no admite las críticas y que reacciona contra los que le critican atacándoles utilizando los recursos públicos, que no son suyos, es un político que no debiera permitirse en ningún país mínimamente democrático, un político al que se le debe echar del sistema, un político al que no se le debe votar, aunque sí botar, con b. Si, además, se critica a ese político desde un medio de comunicación, cuyo esencial papel en la democracia es la crítica al poder establecido, el utilizar contra él los recursos públicos es especial, social y constitucionalmente nefasto. Algunos políticos nacionales y melillenses no lo entienden, no saben nada de democracia, ni de respeto a la Constitución, ni de nada que no sea aprovecharse de una situación económica y social que, por cierto, no merecen.

Es muy aconsejable, además, evaluar realistamente las opciones que se tienen antes de empezar una guerra, por muchos recursos públicos que el político pueda manejar. Para que no les pase lo que les ocurrió a los líderes políticos de los antiguos melios, según cuenta Tucídides en su “Guerra del Peloponeso”. Los melios no aceptaron los pactos que les propusieron los atenienses y después, tras no poder soportar el asedio y rendirse, lo perdieron todo. O lo que les ocurrió a los Gregorio Hernández, Enrique Palacios, …. y les va a pasar a otros políticos melillenses actuales, si perseveran en sus actitudes ilegales y antidemocráticas.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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