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Columna abierta

Carta a los Magos y Magas de Guelaya

Queridxs Magxs; Desde Guelaya queremos pedir en primer lugar un gobierno a ser posible decente, que nos traiga una Ley de cambio climático justa social y ambientalmente, un decreto sobre reciclaje de materia orgánica, que estamos muy necesitados de ello y dinerito para cumplir la disposición de la ley de residuos y poder enviar a la península con cargo a las arcas del Estado lo que no podemos reciclar ni reutilizar en Melilla, especialmente si son residuos de la incineradora.
Queremos vivir 2020 con salud y nos gustaría si no fuera demasiado pedir saber que aire respiramos. Por eso nos pedimos un equipo de medición de calidad del aire fijo para la ciudad y otro para el puerto, porque no solo huele Endesa, los barcos también huelen y echan por esas chimeneas lo que nadie mide ni regulación internacional ni nacional alguna exige, hasta que por fin se aplique la zona de bajas emisiones del Mediterráneo.

Y si los melillenses no hemos sido suficientemente buenos en 2019 para poder saber qué respiramos, pedimos un equipo móvil que registre partículas grandes y pequeñas, ozono troposférico, óxidos de nitrógeno y azufre, lo más cancerígeno, menos de una tercera parte de los gases sobre los que la Unión Europea establece valores máximos para respirar com saludable, aunque la OMS diga que tienen que ser más bajos.

Total, para que discutir sobre cual es el nivel máxino saludable de calidad del aire si en Melilla no se mide nada. Lo que si pedimos es que por favor no tengamos que acabar defendiendo nuestros derechos en Fiscalía, como hemos tenido que hacer en años precedentes.

Si supieramos lo que se respira podríamos saber como nos afecta el tráfico rodado, una central térmica diésel en el corazón de la ciudad, y una incineradora a 36 metros del núcleo urtbano más próximo, que es el barrio de Mª Cristina. ¿Se puede denunciar la mala calidad del aire si no se mide? Esperamos grandes avances en 2020 en esta materia de nuestras autoridades locales y autonómicas, porque si supieran lo que respiramos, podrían conseguir grandes avances en la lucha contra el cambio climático.

Vivimos en una isla energética, donde toda la electricidad que necesitamos proviene de la tecnología más sucia y denunciada en nuestro entorno europeo, los motores diésel. Pensar que una multinacional italiana que saquea a ENDESA desde hace tiempo creando dificultades laborales va a invertir en reducción de emisiones de efecto invernadero por el bien de la humanidad es no saber donde se vive.

Por eso las autorizaciones ambientales integrales de las principales industrias contaminates de la ciudad deberían ser más rigurosas y eso lo esperamos de nuestras autoridades ambientales porque si no tienen abogados dispuestos a asesorarlos en materia de calidad del aire al menos han firmado una declaración de emergencia climática por unanimidad de todos los grupos políticos así que no solo tienen el apoyo de las personas que salimos a la calle a recordar que las generaciones jóvenes no tienen futuro sino que no tienen oposición política posible si de lo que se trata es de establecer objetivos medibles y cuantificables anuales para disminuir las emisiones en el 2030, porue en el 2040 y 2050 ya nos va a obligar la nueva ley de cambio climático y la Unión Europea. El aumento de las enrgías renovables y la disminuión del uso de energías fósiles comienza este año de forma inexcusable.

Y para reducir las emisiones de la incineradora no quedará otra que poner en marcha los planes de reducción y reutilización, ahora que se empieza a reciclar por obligación legal, así que esperamos que en 2020 la cantidad de basura que se incinera en Melilla disminuya al menos un 10% y se comience a preparar el reciclaje de la materia orgánica. Lo que sí pedimos es reducir lo más posible los vertidos de escombros en cauces y periferia urbana de Melilla. Queremos ver en 2020 cómo se comienzan a instalar cámaras en los puntos negros y se ponen multas porque tras año y medio informando de los vertidos en Melilla porque ninguna de las medidas que se ha tomado hasta el presente ha servido de nada salvo una, impedir el acceso físico con grandes piedras o vallas donde se vierten los escombros a los vehículos, que a tenor de las sacas que se están empezando a ver tambien son camiones.

2020 será un año en el que entidades sociales y personas seguiremos trabajando juntas en la Alianza por el Clima. Personas voluntarias seguiremos limpiando nuestras costas de la basuras marinas y de nuestro pasado cuando vertimos todo tipo de basuras a los fondos próximos a Horcas Coloradas. Lo que pediremos es que para comenzar a controlar el problema se comience a prevenir la causa de las basuras marinas, que es el uso de plásticos en tierra. El 80% de las basuras marinas tienen su origen en tierra y el 87% de esas basuras en Melilla son plásticos. Este año debe ser el primero en el que se aprueban medidas para reducir el uso de plásticos en la ciudad y el gesto del año pasado por una Feria sin plástico se generalice no solo al uso de vasos reutilizables.

La situación de emergencia climática no solo afectará al aire que respiramos y a la crisis climática porque tambien afectará al aumento del ritmo de extinción de especies y por tanto pediremos que el esfuerzo en conservación de la biodiversidad se manifieste con unos buenos presupuestos que permitan ver en 2020 los primeros planes de conservación y recuperación de especies de especies migradoras como la gaviota de audouin y sedentarias en peligro de extinción como la Patella ferruginea.

Los espacios protegidos de la Red Natura 2000 tras casi una década de planes de gestión metidos en un cajón deberán plantearse si están sirviendo realmente para proteger y conservar especies que están más presentes fuera que dentro de los espacios protegidos por lo que nos pediremos una ampliación de los estudios sobre especies protegidas como el Helianthemum caput-felis, que es más abundante fuera de la Red Natura 2000 que dentro. Una ampliación de la Red Natura 2000 puede justificarse por ese motivo, al igual que nuevas figuras de protección y por ello pedimos una Zona de Especial Protección de Aves ZEPA en los acantilados marinos de la ciudad, además de ampliar las Zonas de Especial Conservación ZEC.

Finalmente, y no por ello menos importante, nos pedimos que llueva para que las reforestaciones que hagamos tengan las mínimas pérdidas posibles, porque en el Río de Oro se van a plantar en 2020 entre 5000 y 10000 árboles. Guelaya pone lo sárboles, el ministerio el dinero, la CHG la dirección de obras y Tragsa ejecuta el proyecto de renaturalización del Río de Oro, el más importante en materia de conservación que se ha visto en Melilla desde la creación de la Red Natura 2000 a comienzos de siglo.

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