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Carta del Editor

Los hechos existen, las utopías no

Portada del MELILLA HOY del pasado miércoles: “La tasa de desempleo de 2019 en Melilla se sitúa en el 26,7%, casi tres puntos más que en 2018, según la última Encuesta de Población Activa (EPA)”, que elabora el público Instituto Nacional de Estadística (INE).

Se ampliaba la información en página interior, con un dato terrorífico: “El desempleo de los jóvenes menores de 25 años en la ciudad es del 63,16%, según la misma EPA”, con un aumento del 1,55% con respecto al año 2018. Portada del MELILLA HOY del pasado miércoles: “La tasa de desempleo de 2019 en Melilla se sitúa en el 26,7%, casi tres puntos más que en 2018, según la última Encuesta de Población Activa (EPA)”, que elabora el público Instituto Nacional de Estadística (INE).

Se ampliaba la información en página interior, con un dato terrorífico: “El desempleo de los jóvenes menores de 25 años en la ciudad es del 63,16%, según la misma EPA”, con un aumento del 1,55% con respecto al año 2018.

Comentaba el diario El Mundo ese mismo miércoles que fue el último trimestre del año pasado el que salvó, aunque con crecimiento inferior al de años anteriores, los datos de empleo de 2019 y que fue la Comunidad de Madrid la que creó el 85% del total de los empleos en ese cuarto trimestre (92.000 en toda España), mientras que Melilla fue la que peor comportamiento tuvo en ese trimestre. La comunidad peor parada ha sido Extremadura, cuyos agricultores -ahora ya en abierta protesta- han sufrido la factura de la fuerte subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) decretada por el Gobierno español social-comunista bolivariano, y recibido la repulsa del socialista y presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que ayer aplaudía la medida y hoy le causa enorme indignación.

Conclusiones evidentes a las que se llega (excepto para los políticos en ejercicio del poder, que llegarán a cualquier disparatada conclusión, sin ninguna conexión con la realidad): 1/ Subir los impuestos crea más paro, mientras que bajarlos -como es el caso de Madrid- crea más empleo y 2/ Subir, por decreto, los salarios, crea más paro y más pobreza, con Extremadura como último y llamativo ejemplo. Eso con respecto al conjunto de España. En lo que se refiere a esta cuidad laboratorio que es Melilla, a la cola de todas las malas estadísticas económicas de nuestro país, la conclusión evidente es que una ciudad en la que casi todo es público, en la que hay más jefes que indios, más gobernadores que gobernados, más pasivos que activos, solo puede estar, como está, a la cabeza del paro y de la pobreza nacionales.

El gran pensador francés Jean-Francois Revel, en su libro “La gran mascarada. Ensayo sobre la supervivencia de la utopía socialista”, decía que la realidad ha demostrado que el socialismo es un desastre y que “es falso eso del valor del comunismo como instrumento de lucha contra la injusticia”. George Orwell, que luchó en España integrado en las Brigadas Internacionales, escribió, en 1943, en plena II Guerra Mundial, un prólogo sobre “la libertad de expresión” en su famoso y corto libro “Rebelión en la granja”, y dijo: “En este país -Gran Bretaña, nada menos- la cobardía de los intelectuales es el peor enemigo al que han de hacer frente periodistas y escritores en general”. Y concluía: “Al apoyar los métodos totalitarios, llegará un momento en el que estos métodos serán utilizados contra ellos y no por ellos”. Eric Hobsbawm, pensador marxista, añadió, en su “Historia del siglo XX”, “Roma venció a Cartago, no al revés, o, para que la manipulación sea imposible, hay que estar convencido de que los hechos existen”.

Los hechos existen, las utopías no. Callarnos ante la manipulación de los hechos, apoyar los métodos totalitarios, coartar la libertad de expresión, adorar lo público y denigrar lo privado -donde radica la libertad individual- es dar carnaza a los que malutilizan el poder y lo emplean contra nosotros, no por y para nosotros.

El instrumento fundamental que tienen los gobiernos para gobernar es el Presupuesto. El Gobierno local presentó ¡el 30 de enero! el proyecto de Presupuesto para este año. El Gobierno lleva ya 8 meses supuestamente gobernando, sin duda alguna cobrando, muchos y mucho. Ahora, dicen, “inician la senda del cambio”. Muy tarde, pero ya veremos qué tipo de cambio -algo que necesitamos mucho en Melilla- puede producir un Gobierno que es, básicamente, una pugna cada vez más desatada entre dos partidos, CpM y PSM-PSOE, que compiten por el mismo electorado local, con un presidente dominado por un inmenso gafe como fondo de la tragedia.

Y para rematar, otro tránsfuga, este de derecho, que se suma al otro trásfuga, de hecho, que es Eduardo de Castro, en la Asamblea de la Ciudad. Jesús Delgado ha sido formalmente expulsado de Vox vía una durísima carta de los dirigentes nacionales del partido, que han puesto de manifiesto las mentiras del tránsfuga, entre ellas sus ofrecimientos de pactos no consentidos por su partido -con CpM, posiblemente- y el de no cumplir con su promesa de dejar el escaño de diputado local, algo que era evidente, conociéndole como le conozco, que no iba a cumplir. Más madera para la comedia trágica que padecemos. Y, por cierto, se equivoca el portavoz del PP local, Miguel Marín, al calificar la desaparición del grupo parlamentario de Vox en la Asamblea como “una cuestión interna de Vox”. No lo es y puede tener más importancia -aparte de que ahora Vox se va a tener que repartir el dinero del grupo mixto con De Castro- de lo que a primera vista parece.

Posdata
Adelante Melilla, el partido que preside Amín Azmani, ha denunciado el estado “lamentable” de las instalaciones deportivas melillenses, a pesar de que “el Gobierno de Melilla se anuncie como Capital Mundial del Deporte en Fitur”. El Campo de Golf que, repito, sería un orgullo y un atractivo deportivo y turístico de primer orden para cualquier ciudad española -o marroquí, por citar solo otro ejemplo próximo- es un ejemplo más de ese lamentable estado, que proviene de antes y que este Gobierno, en vez de intentar arreglarlo y apuntarse un tanto, está empeorando, además de causar un daño irreparable a personas que han trabajado mucho, durante muchos años y muy bien en ese Campo de Golf público.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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