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Historia

Los combates de Casabona y la gloriosa muerte del teniente del tercio Martín Penche Martínez (II)

El coronel Riquelme, con de jefes y oficiales, observa al enemigo desde la posición de Iguermán

Inicio de la Reconquista del territorio, tras el Desastre de Annual

En este año de 2020 se cumple el centenario de la creación del Tercio de Extranjeros motivo por el cual este y siguientes trabajos serán conmemorando a los heroicos legionarios que dieron su vida por la Patria. Hechos de Armas que dieron prestigio y renombre al Tercio de Extranjeros, hoy denominado La Legión
…Mientras tanto a Melilla iban llegando lentamente los refuerzos de los Batallones, y más lentamente aún el ganado y material que les era preciso, se completaba la instrucción de los bisoños y eran atendidos los servicios de aprovisionamiento de los puestos avanzados, lo que ya daba ocasión a cruzar fuegos con el enemigo, cada vez más agresivos por los éxitos alcanzados. Prontamente reaccionó el espíritu público, indignado por la felonía cometida en Monte Arruit por nuestros enemigos, y en el pueblo sano nació el sentimiento de vengar a nuestros hermanos, despertándose sus energías adormecidas y provocando ello una reacción nacional que permitía la reconquista, haciéndola popular.

La crisis provocada por estos sucesos fue larga y complicada. El Gobierno que presidía el señor Allendesalazar había presentado la dimisión el 4 de agosto y siguió en el Poder hasta el día 14, en que se solucionó aquélla, formándose un gabinete nacional en el que estaban representadas todas las fracciones políticas. La jefatura se dio a don Antonio Maura; de la cartera de Guerra se encargaba don Juan de la Cierva y Peñafiel y de la de Estado don Manuel González Hontoria. Continuaba mientras tanto la reorganización del Ejército de África y la aportación de elementos al mismo para hacer frente a los acontecimientos, que no sólo en el sector de Melilla presentaban caracteres de gravedad, pues según informes que se recibían de la zona occidental, aparecían confusos y complicados, por la propaganda que se hacía entre los indígenas por los éxitos logrados en Melilla.

Al conocer el Alto Comisario el cambio de Gobierno, se consideró en el deber de presentar al nuevo su dimisión, por entender que dados los grandes efectivos que habrían de reunirse en África correspondía su mando y dirección a un General de mayor graduación que la suya, y estando dispuesto a cooperar en el puesto subalterno que se le designara, si así lo estimaba el Gobierno. Por acuerdo del primer Consejo de Ministros, el 14, se le ratificaba en su cargo y el mismo día el Ministro de la Guerra le pedía informara sobre sus proyectos, para conocimiento y resolución de aquel Consejo.

Los últimos días de agosto continuaron las agresiones contra nuestros puestos avanzados de la Plaza, así como contra los convoyes diarios encargados del suministro de fuertes y blocaos de la línea exterior. Esta agresividad se acentuó especialmente en los del Zoco el Had de Beni Sicar y Sidi Ahmed el Hach, este último hostilizado con eficacia por la artillería enemiga emplazada en las crestas del Gurugú y en las Tetas de Nador. Destacó la tentativa de asalto de que fue objeto la posición de Tizza el 4 de dicho agosto, llevada a cabo por un contingente enemigo bien pertrechado que llegó a posesionarse de las casas inmediatas a la posición aludida, de donde tras duro combate pudo ser desalojado, dejando 12 muertos, algunos con armamento, y viéndosele retirar más bajas; teniendo por nuestra parte dos muertos de Tropa y tres oficiales (Capitán Villar Jordana, y tenientes Soler y Alférez San Román, de Infantería), 24 de Tropa europea y siete indígenas, heridos, más un oficial contuso. Asimismo los servicios de aprovisionamiento tenían muchos días que librar duros combates para realizar su cometido, sufriéndose bajas en personal y pérdidas en los convoyes, como aconteció el día 8, en que hubo que registrar dos muertos y 12 heridos de Tropa; el 18 resultaron con lesiones cuatro soldados europeos y dos indígenas; el 21 tuvimos que lamentar igualmente las bajas de seis soldados europeos, muertos; cuatro oficiales españoles (Capitán Patrirena, de Ingenieros; Tenientes Alguacil, de Infantería; Rodríguez, de Artillería, y Martínez Mata, de Ingenieros) y uno moro (Alférez Al Ben Selan), más 48 de tropa europea y seis indígenas, heridos. Durante los dos días siguientes resultaron, el 22, siete muertos de Tropa europea y otros doce heridos, y el 23, dos oficiales (Capitán Dema, del Regimiento de la Princesa y Teniente Tauler, de Infantería) y un soldado muertos; cuatro oficiales (Capitán Fernández Ortega; Tenientes Torres Ossorio y Meca Cedó, de Infantería, y Alférez de Complemento Sánchez Guerra, de Caballería) y 22 de Tropa europea, heridos; cuatro fechas después, hubo que sufrir las bajas de dos soldados del Tercio muertos, un oficial (teniente Martínez Percaz, de Ingenieros) y 13 de Tropa, heridos, y en las jornadas del 29, 30 y 31, tuvimos las de un oficial (Capitán, Latorre, de Infantería. Este Oficial falleció el día 30 de agosto a con secuencia de las heridas sufridas) y un soldado, heridos; en la fecha primera, las de un Sargento y cuatro soldados, muertos; 16 heridos de Tropa y siete desaparecidos, en la segunda, y en la última, en la que hubo necesidad de luchar al arma blanca al realizar el convoy a Casabona, tuvimos dos oficiales, (Teniente Pallarés y Alférez Ruiz Gill, de Infantería) y 24 de Tropa europea, muertos; dos oficiales (Capitán Ortega, de Infantería, y Teniente Martín Montalvo, de Caballería) y 53 de Tropa, heridos; un oficial, contuso, y un soldado, desaparecido. En este hecho de armas se distinguieron notablemente dos Compañías de la Corona, que con gran arrojo contraatacaron a cuchillo, logrando hacer huir al adversario.

La presión de los rebeldes aumentaba por el Zoco el Had, haciéndose más penoso el aprovechamiento de los puestos avanzados de aquella línea. Con objeto de descongestionarlos de enemigo y facilitar más el acceso a ellos, se procedió a realizar la operación del día 15, del mes a que venimos refiriéndonos, para colocar una posición al suroeste del Santuario de Sidi Amarán y establecer un blocao entre ella e Ixmoar.

La ejecución corrió a cargo de las Columnas mandadas por el General Sanjurjo y el Coronel Riquelme, jefe de las Tropas de la Policía, que partiendo esta última del Zoco el Had, atravesó el barranco del Rio de Oro y llegó a Sidi Amarán a la vez que desde Hidum la del General Sanjurjo alcanzaba también dicho objetivo. El enemigo que trató de oponerse fue rechazado a distancia y teniendo muchas bajas, de las que se le recogieron en el avance, 22 muertos, 12 con armamento (cuatro de ellos desertores de la Policía indígena). Por nuestra parte tuvimos un total de 29: un oficial europeo (Teniente Valero, del Tercio Extranjero. 1º oficial del Tercio enterrado en Melilla) y otro indígena (Sidi Mohamed Ben Hach Amar), y cuatro soldados europeos y tres indígenas, muertos; 13 de Tropa europea y siete indígenas, heridos. A esta operación concurrieron, además, el cañonero “Lauria” que vigiló la costa y una Columna de reserva al mando del Coronel de Caballería Fernández Pérez, que se situó en las inmediaciones del Fuerte de Camellos dispuesta a acudir a donde fuera menester.

Planes para la reocupación de la línea del Gurugú. Composición y efectivos del ejército de Melilla
El General Berenguer, reafirmado en su puesto, propuso al nuevo Gobierno, con fecha 15 de agosto, un plan de avance, consideraba factible la reconquista, como primeros objetivos, de los mismos que fueron alcanzados en las operaciones realizadas durante la campaña de 1909, introducidas las naturales modificaciones hijas del tiempo pasado y experiencia ganada y de las especiales circunstancias de esta nueva campaña. Se partiría, como base, de lo que se había logrado mantener con los primeros refuerzos llegados a la Plaza; o sea, la parte de territorio que comprendía la Península de Tres Forcas y las cabilas de Beni Sicar y Mazuza, formándose una línea que desde Izmoart pasaba por el Zoco el Had, alturas de Mariguari, Taquilmanin y Ait Aixa para después descender por Sidi Musa, Sidi Ahmed el Hach, al Atalayón.

El reproducir las operaciones referidas, exigiría consiguientemente la actuación de unas Columnas móviles que por la parte oriental de Mar Chica y partiendo desde la Restinga, ocupase Zoco el Arbáa y los pozos de Aograz, coincidiendo después hacia Tauima y Zeluán con otra Columna que operase por la parte occidental de Nador. Las dificultades que se presentaban para acumular en la Restinga material de guerra resultaban mayores que en 1909, porque abierta la bocana no se disponía de paso continuo para concentrar allí una Columna, teniendo que organizarse el paso de dicha bocana que, según el informe emitido por los técnicos, no era susceptible de salvarse por medio de un puente, como un paso de río, es decir, por medio de barcas. Concentrada la Columna en la Restinga, lo que ya se estaba haciendo por el Mando acumulando los elementos necesarios en ella, aún a costa de vencer los inconvenientes de convoyes marítimos y en disposición de esa Columna para marchar al Zoco de Arbáa de Arkemán, sería la ocasión de realizar la primera operación de la campaña, haciendo simultáneamente el avance de la Restinga a dicho Zoco y de Melilla a Nador, avance que seguramente se encontraría resistencia, sobre todo en el trayecto de estas últimas ciudades.

Conseguido ese objetivo, fortificados los puestos de los que, el de Nador, por su gran extensión, requeriría algunos días —decía el informe del Alto Comisario—, se puede organizar avances hacia Tauima y Zeluán como segunda operación, quedando ocupada esta Alcazaba, en la que quedaría como guarnición y para sostener sus comunicaciones la Columna procedente de la Restinga. Fuerzas de Nador regresarían a este punto para organizar desde allí la ocupación de todo el valle de Segangan y su posición dominante de Atlaten, operación que podría organizarse combinando la acción de las Fuerzas que marchasen por este valle con las de una Columna que partiendo del Zoco el Had y apoyada en una favorable disposición de los habitantes de Beni Sicar alto, marcharía a coincidir con la Columna del valle, a que antes nos referíamos, en el mismo Atlaten.

Resultado de esta serie de operaciones sería encerrar la zona del Gurugú en un círculo de posiciones que permitiera su ocupación ulterior y limpiarlo de enemigo, consiguiendo así una absoluta garantía para seguridad de Melilla. Consecuencia también de estas operaciones podría ser aplicar una severa sanción a la cábila de Beni Bu Ifrur, que parecía ser la que más se había distinguido por su rebeldía, hostilidad y falacia contra nuestras Tropas. Realizado este primer ciclo de operaciones, y con los mismos elementos con que se había contado para ellas, después de un prudencial descanso, se podría organizar la ocupación de Monte Arruit, objetivo que exigía la satisfacción nacional, y la de Yazanen, sobre la costa de Beni Bu Gafar, para dejar bajo nuestro dominio toda aquella parte de esta cábila y así sucesivamente, según la energía de las Tropas e intensidad de resistencia que se encontrase, podrían proseguir las operaciones hasta llegar a la línea formada por Yazanen, Ras Medua, Tauriat Zag, Tauriat Hamet, Kaddur, Harcha, aproximándose de este modo a la reconstitución de la línea del Kert, pero sin llegar a ella, porque su abordamiento nos pondría en contacto con la cábila de Beni Said, lo que aconsejaba no debía intentarse hasta haber conseguido el castigo y desarme de la provincia de Guelaya.

Alcanzados que fueron los objetivos indicados, se estimaba preferible continuar por la línea del Muluya, reocupando el Zaio, para garantizar así la cábila de Quebdana y tomar contacto con la zona francesa. El General Berenguer terminaba su informe sobre la zona oriental que hemos seguido fielmente en esta exposición, con el siguiente párrafo: “Por el momento, y para romper el cerco que nos rodea, no hay que contar con las facilidades que pudiera darnos la acción política; los elementos enemigos están dispuestos a batirse, y en todas las ocasiones y según todas las noticias así lo indican. No puede, pues, evitarse el iniciar las operaciones con dos o tres combates violentos; pero en ello no debe de verse inconveniente, sino, por el contrario, ventajas, pues si tenemos la suerte, y para ello pondremos todos los medios, de que su resultado a nuestro favor sea muy palpable, el quebranto que hayamos infligido al enemigo facilitará en grado sumo nuestra acción posterior. Para esta ocasión armada considero con suficientes elementos los que se me han ofrecido, repito, siempre que estén dotados del material que les corresponde, y que éste esté en las condiciones de eficacia indispensables”.

Este plan de campaña que en líneas generales hemos esbozado, fue elevado al Gobierno y aprobado en todas sus partes; continuó la concentración y preparación de las Fuerzas en Melilla, estimándose en principio por el Alto Comisario que todo estaría preparado y en condiciones de comenzar para los primeros días de septiembre. La realidad fue otra, puesto que no se consiguió vencer todas las dificultades, especialmente la escasez de municiones de artillería, de las que no hubo posibilidad de almacenar en cantidad hasta el 10 de dicho mes; asimismo, contribuyó no poco a retrasar el avance lo laborioso que resultó el paso de la bocana a la Columna del General Cabanellas, pues no le fue factible terminar la concentración de hombres y elementos en la Restinga, para marchar sobre Zoco el Arbáa, hasta el día 7.

Al finalizar el mes de agosto, se organizó la guarnición de Melilla y su campo exterior; también el frente defensivo del Zoco el Had y las Columnas que habían de operar a base de las unidades llegadas como refuerzo durante julio, más aquellas incorporadas en el transcurso de dicho agosto e incrementadas con restos de la guarnición de Melilla, agrupándose el efectivo total en tres Columnas de operaciones y una de reserva bajo los mandos y composiciones siguientes:
Columna del General Sanjurjo: Dos Tabores de Regulares de Ceuta. Dos Banderas del Tercio de Extranjeros, la 1ª y 2ª. Cuatro Batallones de Infantería. Un Regimiento de Caballería. Tres Baterías del 4° Ligero. Dos Baterías del 3° de Montaña. Una Batería del 1º de Montaña. Cinco Compañías de Ingenieros. Servicios.

Columna del General Berenguer (F.): Cinco Batallones de Infantería. Un Regimiento de Caballería. Tres Baterías del 2° Ligero. Dos Baterías ligeras. Dos Baterías del 2º de Montaña. Tres Compañías de Ingenieros. Servicios.

Columna del General Cabanellas: Tres Batallones de Infantería. Tres Regimientos de Caballería. Dos Baterías de Montaña. Tres Baterías a caballo. Tres Compañías de Ingenieros. Servicios.

Reserva general (General Tuero): Tres Batallones de Infantería. Una Batería ligera. Una Batería de Montaña. Servicios. Durante el mes de agosto llegaron de la Península las siguientes unidades: De Infantería: Batallones expedicionarios de los Regimientos de Zaragoza núm. 12; Almansa, núm. 18; Vergara, núm. 547; La Princesa, núm. 4; Gerona, núm. 22; Inmemorial del Rey, núm. 1; Navarra, núm. 25; Guipúzcoa, núm. 53; San Marcial, núm. 44, y Andalucía, núm. 52. De Caballería: Los Regimientos de Lusitania, Farnesio y Treviño. De Artillería: Un grupo del 11 Ligero, otro del 1º de Montaña, otro del Regimiento de Artillería de Posición, otro del 2º Regimiento Pesado, otro del 9º Regimiento Ligero, otro del Regimiento de Artillería a caballo y Parque Móvil del 15º Ligero. De Ingenieros: Compañía de alumbrado, dos compañías del 3º Regimiento de Zapadores, tres Compañías del Regimiento de Ferrocarriles, una Compañía del 1º Regimiento de Zapadores Minadores, dos Compañías del 4º Regimiento de Zapadores, Compañía de transportes y dos unidades de radio. De Intendencia: Cinco Compañías de Intendencia de Montaña y una de transportes automóvil. De Sanidad: Hospital de campaña núm. 1, 4ª ambulancia de Sanidad Militar y Compañía de evacuación.

En total llegaron en este mes 588 jefes y oficiales y 23.154 clases y tropa, que unidos a los incorporados a la comandancia General de Melilla en julio, hacían un total de ochocientos ochenta jefes y oficiales y treinta y un mil cuatrocientos cuarenta y dos clases y tropa; a estas fuerzas hay que añadir las reorganizadas de la antigua guarnición del territorio, que fueron noventa y siete jefes y oficiales y tres mil doscientos setenta y cuatro clases y tropa, contando, por tanto, el Mando, cuando el señor Ministro giró su visita de inspección, con novecientos setenta y siete jefes y oficiales y treinta y cuatro mil setecientos dieciséis de tropa. (Comandancia General de Melilla. Año 1921. Legajo 16.) (Continuará)

Bibliografía:
Un siglo de España. Tomo I
50 años de la Legión
Historia de las Campañas de Marruecos del Servicio Histórico Militar
Archivo municipal del cementerio de la Purísima Concepción de Melilla
Archivo del Tercio Gran Capitán 1º de la Legión
I Centenario Panteón de Héroes. Isabel María Migallón Aguilar y Eduardo Sar Quintas

José Antonio Cano Martín, con la inestimable colaboración de Eduardo Sar Quintas, De la Asociación de Estudios Melillenses

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