Director: Chris Sanders. Intérpretes: Harrison Ford, Omar Sy, Dan Stevens
“La llamada de la selva”, novela de Jack London publicada en 1903 (primera edición en español 1939), es su libro más leído y se le considera la obra maestra de su “periodo de juventud”. Aunque se ha clasificado a veces como novela juvenil, debido a que el protagonista es un perro, tiene un tono oscuro y numerosas escenas de violencia y crueldad. Los nativos de Alaska llamados yeehat, descritos en la novela, son creación de London.
De esta obra se han hecho numerosas versiones. Se adaptó por primera vez al cine (mudo) en 1923. La de 1935 fue protagonizada por Clark Gable y Loretta Young, En 1972, con Charlton Herton y Michèle Merdier, rodada en Finlandia. 1976, dirigida por Jerry Jameson, con guión del poeta y novelista James Dickey. En anime, hay una adaptación en 1981 por la compañía japonesa Toei Animation, titulada “Arano no Sakebi Koe: Howl, Buck” (La llamada de la selva, aúlla Buck), y otra de 22 episodios emitida en 1982, “Anime Yasei no Sakebi”, producida por Wako en Australia. En 1992 se emitió una serie protagonizada por Rick Schroder, que narraba la historia desde la perspectiva de John Thornton, mostrando las vivencias de Buck en paralelo como argumento secundario. En 1997, la adaptación titulada “La llamada de lo salvaje: un perro en el Yukón”, fue protagonizada por Rutger Hauer, narrada por Richard Dreyfuss y adaptada por Graham Ludlow. David Fallon creó una serie de 13 episodios, emitida el año 2000 y protagonizada por Nick Mancuso. En 2009, Vivendi Entertainment distribuyó “La llamada de lo salvaje en 3D Digital Real”.
La película que ahora nos ocupa cuenta la historia de Buck, un enorme y consentido perro, cruce de San Bernardo y Scotch Collie, que lleva una confortable vida en California junto a sus amos, el juez Miller (Bradley Whitford) y su eaposa Katte (Jean Louisa Kelly), hasta que es robado y vendido. Su comprador le lleva a las salvajes tierras del Yukón canadiense durante la Fiebre del Oro, y le adiestra cruelmente para someterle a la ley del más fuerte. Buck tiene un primer encuentro con John Thornton (Harrison Ford) -narrador de la historia- pero es vendido nuevamente a Perrault (Omar Sy) y Françoise (Cara Gee), que le entrenan como perro de trineo para que les ayude en su trabajo como repartidores del correo. Poco a poco, Buck va ganándose su puesto de líder, pero le llegada del telégrafo elimina el puesto de Perrault. El equipo es vendido a Hal (Dan Stevens), que viaja con su hermana Mercedes (Caren Gillan) y Charles (Colin Woodell), el marido de ésta, en busca de fortuna fácil y rápida.
Hal trata despiadadamente a los perros, descargando en ellos la ira que le causa su propia ineptitud. Hasta que tropieza con Jhon Thorton, que se hace cargo del maltrecho Buck. Hombre y perro se embarcan en un viaje de aventura, que llevará a Buck a descubrir cuál es su lugar en el mundo y a convertirse en dueño de sí mismo.
Chris Sanders nació en Colorado Springs, en 1962, en el seno de una familia de artistas y creció dibujando y escribiendo cuentos. Sanders comenzó a trabajar para Marvel Productions, y luego para Disney Studios como artista de historia en “Los rescatadores en Cangurolandia” (1990), “La Bella y la Bestia” (1991), “Aladino” (1992) y “El Rey León” (1994), fue jefe de historia en “Mulán” (1998). Recordando una historia para niños que había intentado escribir dieciocho años antes nació “Lilo & Stitch” (2002), para la que escribió el guión, hizo el storyboard y dirigió con Dean DeBlois.
En 2006, dejó Disney Studios para unirse al equipo de cine de DreamWorks Animation para dirigir “Cómo entrenar a tu dragón”, nominada al Oscar a Mejor Película Animada, ganó diez premios Annie, incluido Mejor Película Animada . En 2015, Sanders publicó su primer libro, la novela juvenil "Rescue Sirens: The Search of the Atavist", un concepto creado por su esposa y coautora, Jessica Steele-Sanders. Además de co-escribir el libro, realizó los diseños de los personajes y las ilustraciones de la portada.
La llamada de lo salvaje es un híbrido de acción real y animación. De crear a Buck, sobre el que carga todo el arco dramático de la película, se han encargado el productor de efectos visuales Ryan Stafford yel supervisor de efectos visuales Erik Nash, nominado en tres ocasiones al Oscar. La película iba a ser realizada casi totalmente por ordenador, pero después los realizadores decidieron incorporar más rodaje real y combinarlo con perros y otros animales creados digitalmente. Este nuevo enfoque requería que Buck fuera mucho más auténtico. Para las escenas en las que participa Buck, en lugar de usar un marcador, generalmente una pelota de tenis, colocaron a una persona real a la que filmaron y sustituyeron después con animación. Terry Notary, que empezó como artista del Cirque du Soleil y se ha convertido en un gran especialista y coreógrafo de movimientos en la industria del cine, pasó muchas horas estudiando perros y aprendiendo sus costumbres, practicando sus gestos y movimientos, para llenar el espacio que ocuparía Buck.
La llamada de lo salvaje se ha rodado en localizaciones como la terminal del Fillmore & Western Railway, que representa a San Francisco con un Buck asustado metido en un cajón de madera. Santa Paula, California, donde se encuentra la casa del juez Miller. En Sable Ranch, en Canyon Country. El interior del velero Narwahl se montó en sets de los Chandler Stages, en Van Nuys.
Para recrear el pueblo minero Dawson City se construyó una manzana de la ciudad, aunque en la película salen siete más en una dirección y dos en la otra. Durante el proceso de diseño, hicieron toda la ciudad en el ordenador, luego quitaron lo que se iba a levantar físicamente. La manzana de Dawson City incluía todos los sets interactivos y físicos como el Argonaut Saloon, el puesto de la Policía Montada, la perrera y la oficina de correos. Alrededor del 60-70 por ciento de los sets son físicos, ampliados digitalmente al entorno del Yukón. Pero sin duda, lo más difícil fue crear el invierno en medio de un verano del sur de California, donde se rodó la película. El equipo de efectos especiales se empleó a fondo para conseguirlo. Más de la mitad de la película son efectos visuales. Uno de los mayores desafíos era fusionar diferentes modos de producir para formar un todo sin fisuras. A conseguir esa armonía ha ayudado en gran medida el trabajo del director de fotografía Janusz Kaminsky, premiado con el Oscar por su trabajo en “La lista de Schindler” (1993) y “Salvar al soldado Ryan” (1998), ambas de Steven Spielberg.
Película familiar, de impecable factura técnica, con la violencia y crudeza justa para tocar nuestra fibra sensible, alternando con momentos de relajada ternura y belleza paisajística.
