Paradójicamente, el Gobierno tripartito ha quitado de nuestra vía pública al ex seleccionador nacional de baloncesto antes que la estatua de Franco, cuya retirada se hartó de exigir estando en la oposición. Para que luego diga que no hay un tinte partidista en esta medida, que no es más que una cortina de humo y una trampa en la que los melillenses no deberían caer Una cosa es estar en la oposición, donde CpM, PSOE y C’s han permanecido durante años dedicándose a criticar la gestión del PP, y otra es estar en el Gobierno, una posición con bastantes privilegios, pero mucho menos cómoda que la anterior, porque deja a la vista si de verdad hay capacidad y responsabilidad para llevar una ciudad adelante. Ni una cosa ni la otra porque el tripartito, a punto de cumplir su primer año en el Gobierno, aprovecha cada día la oportunidad para demostrar que está muy verde. Consciente de ello, intenta a todas luces que no se note que no sabe afrontar los problemas de la ciudad, ni tampoco la debilidad de su acuerdo, cuyo único elemento de cohesión es el revanchismo contra el PP. Por eso, se dedica ahora a lanzar cortinas de humo como la de cambiar el nombre del Pabellón de Deportes Javier Imbroda, un asunto que en absoluto es un clamor popular ni afecta en nada a la vida de los ciudadanos. El objetivo no es otro que tener a los melillenses entretenidos y distraer la atención de lo que de verdad importa, que es la resolución de los graves problemas que sufre Melilla, y la cada vez mayor incertidumbre que genera el país vecino sobre nuestro futuro.
El Gobierno tripartito se encuentra ante un difícil panorama, y es que Melilla podría verse dentro de poco sin comercio atípico, una de las actividades de las que depende la economía de nuestra ciudad y una importante fuente de ingresos para la Ciudad Autónoma en forma de impuestos. Sin aduana comercial y sin comercio atípico, Melilla se convertirá en una isla desde el punto de vista comercial, algo grave si tenemos en cuenta que el comercio ha sido durante décadas, y sigue siendo a día de hoy, el principal sostén de la economía local.
Es, sin duda, un asunto que debería preocupar a nuestros gobernantes por el varapalo que sufrirán cientos o incluso miles de familias, pero lejos de ello, PSOE, CpM y C’s no reaccionan y se limitan a echar las culpas al PP, en vez de coger el toro por los cuernos, como ha hecho el Gobierno de Ceuta planteando una serie de medidas que aquí ni están ni se le esperan. El Gobierno de Melilla ni siquiera ha sido capaz de comparecer con los responsables de los tres partidos, como la ocasión requiere, para anunciar qué pasos se van a seguir o, al menos, llevar a la Asamblea, de manera inmediata, el debate de la entrada en la Unión Aduanera.
No hay tiempo que perder porque de ello depende nuestro futuro, pero en vez de eso, el Gobierno de Aberchán, Rojas y De Castro se afana en una caza de brujas contra Javier Imbroda, uno de los mejores deportistas de nuestra historia, con una trayectoria indiscutible que ha recibido también grandes reconocimientos en otros puntos de nuestro país. Paradójicamente, el Gobierno tripartito ha quitado de nuestra vía pública al ex seleccionador nacional de baloncesto antes que la estatua de Franco, cuya retirada se hartó de exigir estando en la oposición. Para que luego diga que no hay un tinte partidista en esta medida, que no es más que una cortina de humo y una trampa en la que los melillenses no deberían caer, sino exigir al Gobierno que trabaje en lo realmente importante, que es evitar que Melilla se muera.
