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Melilla vive una estampa insólita con sus pasos fronterizos con Marruecos cerrados a cal y canto

El goteo de melillenses que pasaban con sus coches para ver la escena era incesante, atraídos por la curiosidad de ver las fronteras vacías y cerradas

Melilla empezó a vivir ayer una estampa insólita, con los cuatro pasos fronterizos que la conectan con su entorno marroquí cerrados a cal y canto por decisión del país vecino ante la situación del coronavirus.
A las seis de la mañana, tal y como anunció el jueves por la noche Marruecos, los agentes fronterizos de dicho país cerraron la puerta del paso fronterizo de Beni-Enzar, el más importante de los cuatro y el único que está abierto de forma permanente, simbolizando así una decisión prácticamente sin precedentes en la ciudad autónoma.
Solamente ocurrió algo parecido en 1970, por la alarma generada por el cólera, y tras el incidente del islote del Perejil, dos momentos históricos en los que, como sucedió ayer, las fronteras terrestres entre España y Marruecos en Melilla también quedaron cerradas durante un tiempo.
La medida sorprendió a 200 marroquíes cuando intentaban regresar a su país utilizando las líneas marítimas de Melilla, aunque al desembarcar en la ciudad a primera hora de la mañana, se encontraron el paso fronterizo de Beni-Enzar cerrado.
Según fuentes consultadas por MELILLA HOY, algunos de estos viajeros, que iban tanto a pie como en vehículo, esperaron en un primer momento en el entorno de la frontera a poder pasar a Marruecos, si bien después, cuando el calor empezó a apretar, decidieron abandonar la zona y seguir con la espera de forma más cómoda.
Algunos viajeros marroquíes, con sus maletas y no poca resignación, se asentaron en algunas zonas de sombra frente a la frontera de Beni-Enzar, fundamentalmente mujeres.
Otros, por su parte, regresaron al puerto para esperar en la estación marítima y decidir si volvían a la península o se quedaban en Melilla por si se reabría la frontera para que pudieran pasar los viajeros que se encontraban atrapados a uno y otro lado. Finalmente, todos ellos retornaron a lo largo del viernes a la península, más de la mitad en el barco de Almería de primera hora de la tarde, y el resto en el de Málaga, ya por la noche.

Curiosidad
Varios agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional, la Policía Local y Agentes de Movilidad custodiaban las inmediaciones de la entrada al recinto aduanero, donde reinaba la tranquilidad, a diferencia de otros días, en los que el bullicio marca la actividad de este paso fronterizo, por el que pasan diariamente miles de personas y vehículos.
Sin embargo, como señaló uno de los guardias civiles que vigilaban en la puerta de la frontera, el goteo de melillenses que pasaban con sus coches para ver la escena era incesante, atraídos por la curiosidad de ver el principal paso fronterizo vacío y con sus puertas cerradas.

Lado marroquí
También en el lado marroquí de esta frontera había mucha calma y un buen número de agentes, algunos apostados en la misma verja que su propio país había cerrado a las seis de la mañana, apenas cuatro horas después de conocerse oficialmente los dos primeros casos positivos por coronavirus en Melilla.
El resto de los puestos fronterizos, Farhana, Barrio Chino y Mariguari, con un horario establecido y un menor tránsito, no han vuelto a abrir sus puertas desde que el jueves a última hora les llegó la hora de cierre.
Los tres presentaban un entorno idéntico, prácticamente desierto, a la espera de que la situación por el coronavirus mejore y Marruecos decida reabrir sus fronteras terrestres con España en Melilla.

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Redacción

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