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Parálisis total

Ya estamos en la paralización económica absoluta, mientras seguimos sin saber cuántas personas están, de verdad, infectadas en España y, muy especialmente, en Melilla Pau Gasol y Rafa Nadal siguen dando muestras de su inmensa calidad humana, equiparable a su universalmente indiscutida calidad deportiva. Ahora lideran una campaña de deportistas para recaudar fondos para la Cruz Roja y destinados a la lucha contra el coronavirus. Pretenden lograr 11 millones de euros y atender, con ellos, a aproximadamente un millón y medio de personas. Reconocen lo que deben a los españoles, que han estado a su lado apoyándoles en sus victorias, muchas, y animándoles en sus derrotas, que han sido pocas pero que también, como en todos los deportistas, las ha habido. Rafa, mallorquín, y Pau, catalán, siempre se han mostrado orgullosos de sus orígenes, como lo han hecho de su nacionalidad española, dentro de su trascendencia deportiva universal. Su llamada ya ha sido atendida, como era de esperar, por muchos deportistas españoles de élite.
Sostenía Confucio que los que gobernaran los países, para que estos funcionaran bien, deberían ser hombres (personas) buenos y sabios. Es lo más parecido a lo contrario de lo que ahora sucede, lo que da pie a la pregunta de si no sería conveniente que a personas de la talla de Rafa Nadal y Pau Gasol, una vez que abandonen las competiciones deportivas -momento desafortunadamente ya no muy lejano, en sus dos casos- se les ofrecieran cargos deportivos públicos importantes, como ministerios deportivos, presidencias de comités olímpicos y niveles similares. Serían millones de españoles, especialmente los que aman los deportes, los que se beneficiarían de esa decisión de contar con los Nadal y los Gasol, dos buenas personas, dos deportistas sabios y exitosos, en los altos niveles de decisión deportiva del Gobierno español.
Ahora la pandemia sanitaria y sus consecuencias económicas económicas ya han llegado al deporte español, paralizado, con multitud de ERTEs, regulaciones temporales de empleo, en marcha y con una evidente falta de reacción adecuada y a tiempo por parte de las diferentes administraciones públicas. Melilla y su deporte no son una excepción a esa necesidad de personas buenas y sabias al frente de los organismos públicos.
Sobre el coronavirus y la enfermedad generada por él, la llamada COVID-19 (co, de corona; vi, de virus; d, de disease, enfermedad en inglés) publicamos ayer en nuestro periódico un didáctico artículo de Francisco Robles, médico especialista en Medicina Preventiva y ex consejero de Deportes de nuestra Ciudad, un consejero que tomaba decisiones en su área, al contrario de lo que está ocurriendo ahora.
Paco Robles concluía su artículo con una Nota en la que decía que el confinamiento absoluto -decretado por Pedro Sánchez el sábado- significa la paralización de toda la actividad productiva del país y, además, “no acabará con la pandemia, porque el contagio está ya muy extendido y el COVID podría causar millones de casos y centenares de miles de muertos, pero los daños por la crisis económica mundial, si se aplicara (el confinamiento absoluto), serían aún mayores”.
Ya se ha aplicado, ya estamos en la paralización económica absoluta, mientras seguimos, por falta de test, sin saber cuántas personas están, de verdad, infectadas en España y, muy especialmente, en Melilla.

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