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Un día triste para nuestra ciudad

Los datos del paro pesan y fue una de las malas noticias que nos dejó la jornada de ayer. La otra, la segunda muerte por coronavirus en Melilla que, además, era un rostro conocido: Rosendo Quero. Pero ya llevamos varios días malos ante la constatación del desastre por parte de quienes llevan el timón en mitad de esta tempestad Los melillenses asistimos atónitos, un día tras otro, a la gestión que nuestros gobernantes hacen del coronavirus, una crisis sanitaria que ya se ha convertido, de todas todas, en una de las peores crisis económicas, sino la peor, que vamos a tener que afrontar. Una crisis que no ha hecho más que empezar y que ya llevan notando millones de personas en España, miles de ellas en Melilla, confinadas y con la incertidumbre de si, cuando acabe todo esto, seguirán teniendo trabajo y sus empresas podrán mantenerse en pie.
Un sufrimiento que cada uno llevaba soportando de forma individual entre las cuatro paredes de sus casas durante los últimos 15 días y cuyo impacto se pudo ver ayer con las cifras del paro: la crisis del coronavirus ha destruido 833.979 empleos en marzo y ha dejado en suspenso a otros 620.000 trabajadores afectados por un ERTE en sus empresas. Datos demoledores que también llegarán a Melilla, donde se han registrado 654 peticiones de ERTE, y que, si no se han reflejado ya en nuestras estadísticas del desempleo, como ha sucedido en otras regiones, es porque la gran mayoría aún se están valorando por parte del SEPE, dada la avalancha de solicitudes que ha recibido en tan poco tiempo.
Y ante estas consecuencias, que todos sabíamos que llegarían, cabe preguntarse a qué se debe la lentitud con la que actúan las administraciones para ayudar a las empresas y autónomos a detener la hemorragia que está sufriendo el mercado laboral. Quizá cuando vengan las medidas, ya sea demasiado tarde.
Los datos del paro pesan y fue una de las malas noticias que nos dejó la jornada de ayer. La otra, la segunda muerte por coronavirus en Melilla que, además, era un rostro conocido: Rosendo Quero, dirigente sindical durante muchos años y ex coordinador territorial de Izquierda Unida en nuestra ciudad. Su lucha durante días en la UCI no ha impedido que pierda la vida, como ya le sucedió a la primera víctima una semana antes.
Por todas estas cosas, ayer, sin lugar a dudas, fue uno de los peores días desde que el coronavirus apareció en nuestra puerta. Pero ya llevamos varios días malos ante la constatación del desastre por parte de quienes llevan el timón en mitad de esta tempestad. Uno de ellos, quien debería capitanear la embarcación, es el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo De Castro. Pero la triste realidad nos lleva a desear que, cuanto menos intervenga, mejor, porque da la impresión de que se entera poco de la realidad. Así lo demuestran sus evasivas a las preguntas que se le formulan y sus afirmaciones, posteriormente desmentidas por algunos de sus propios compañeros de Gobierno.
Una de las más recientes ha tenido lugar esta semana, cuando dijo que hay material sanitario “de sobra” en Melilla. El consejero de Salud Pública lo negó horas después, al igual que ya habían hecho en las redes, cargados de indignación, profesionales que están en primera línea en el hospital, la residencia y nuestras calles, y no escondidos en un despacho como él. Trabajadores que denuncian que no se les hacen las pruebas del COVID-19 y que han sufrido carencias de mascarillas y otros elementos para protegerse de una más que posible infección.
Posiblemente muchos estén pensando que nunca un escaño costó tan caro. Y no por los 79.598,46 euros anuales más trienios de su sueldo, sino por las terribles consecuencias de una nefasta/nula gestión ante el coronavirus, que podría llegar a ser catastrófica para Melilla si no se le empieza a poner pronto remedio.

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